Los agresores sexuales no están en lotes baldíos o tienen cara de enfermos mentales, están en la casa y en su mayoría son los padres, abuelos, tíos o primos quienes ejercen esta violencia tan confusa, dice en entrevista María del Rosario Alfaro Martínez, directora de Guardianes, una asociación civil enfocada en el bienestar de niñas, niños y adolescentes.

“En la mayoría de las ocasiones a los niños les caen muy bien sus agresores, los quieren, los aprecian y cuando son muy cercanos a veces está haciendo estos tipos de acciones. Al otro día te dan tu medicina, te llevan a la escuela, te cuidan, juegan contigo, te ayudan a hacer tu tarea y eso muy confuso para cualquier niño”, explica Alfaro.

El 60% de los casos de abuso pasan al interior de la familia,  20% de los agresores son aquellos que representan la figura paterna, donde entra el papá o padrastro; 12% hermanos mayores, 16% vecinos, 18% tíos y abuelos.

Es complicado distinguir la violencia sexual ya que no hay una reacción biológica que nos alerte estar en peligro.

“Todos tenemos adaptaciones filogenéticas, si ves a una persona que está enojada, es un bebé chiquito, se pone nervioso y llora, (es una forma de expresar) no me gusta cómo siento que siente esta persona, nuestro cerebro sabe reconocer esto. Cuando un bebé te ve sonreír, sonríe, tienen que ver con nuestra información del ADN, cuando estás en una situación de peligro, no tienen cara miedo ni de agresión”, apunta la maestra en psicoterapia.

La dificultad de expresar cómo nos sentimos provoca que los abusos se vuelvan a repetir, para denunciar las autoridades piden pruebas de inocencia. “El abuso sexual no es así, muy pocas veces deja marcas, pocas veces deja desgarres”, señala Alfaro.

TIPOS DE AGRESORES

El acariciar o tocar a los menores de una forma erótica a un niño o niña no hay diferencia para el agresor. Algunos llegan a ser enfermos mentales, otros tienen una parafilia o son pedófilos. No en todas las ocasiones se repite este patrón señala la directora de Guardianes, “muchos son varones casados, heterosexuales, con hijos y familia y  quienes más abusan son los más cercanos”, dice.

De acuerdo con María del Rosario Alfaro Martínez, maestra en psicoterapia de adultos y de parejas, existen tres grupos de agresores:

1, Pedófilos, la pedofilia es un tipo de filia. Los pedófilos, o paidófilos según algunos helenistas, son aquellos que gustan anímicamente de jóvenes; aquellos que se sienten atraídos por personas de mucha menos edad. Algunos lingüistas afirman que aquellas personas que sienten atracción sexual hacia niños y niñas podrían calificarse como ‘paidionófilos’, que serían aquellos que aman anímicamente a los niños.

2, Los pederastas son personas heterosexuales, según con Alfaro, no han tenido situaciones de violencia, tienen situaciones de depresión y ansiedad que los llevan en algunos momentos de su vida suelen tocar a niños como una forma de canalizar la ansiedad.

3, Los adolescentes que comenten práctica abusivas,  para Rosario Alfaro los adolescentes son todavía niños. “La mayoría de estos,  90% ha sufrido un tipo de violencia, en la adolescencia repiten estas prácticas para replicar esta problemática y es probable que este fenómeno se repita en la vida pública”, señala. De acuerdo con la experta, las personas que se someten a tratamiento, el 90 por ciento de ellos no han vuelto a tocar a otro niño.

JUEGO ENTRE NIÑOS

Rosario Alfaro cuenta que existe otra situación a abordar, la diferencia entre el juego entre niños y las conducta sexuales.

“Cuando dos niños están teniendo una actividad erótica, hay que pensar que es un juego sexual, es consensuado. Los niños no están sometiendo al otro, es de común acuerdo están jugando, sobre todo si es el juego del ‘doctor’ es un juego sexual, son normales, son sanos y permiten un desarrollo del descubrimiento de su cuerpo”.

“Cuando en el luego hay sexo explícito, sexo oral, eso no se llama juego sexual si no conducta sexual inapropiada, le menor  ha sido víctima de abuso y se ha topado con algo que no ha sido adecuado, puede haber un abuso, no entre estos niños, si no de alguno de los, alguien que vio de algún lugar, puede ser síntoma de otra parte,”, explica Alfaro.

SÍNTOMAS DEL ABUSO SEXUAL

Los síntomas del abuso son amnesia y disociación, eso refleja que la persona está tratando de cuidarse y trata de olvidar el dolor.

“La persona está luchando con una mente traumática que está hecha un rompecabezas, por la disociación no confía en lo que siente, piensa ‘qué tal si estoy haciendo un escándalo y tienen a minimizar su dolor, no me dolió, soy una exagerada’”.

Incluso existen diversos mitos respecto a las víctimas, se cree que no les gusta la escuela. Cuando hay niños que tienen más recursos propios, se vuelven más estudiosos.

Rosario Alfaro cuenta su experiencia en algunas escuelas, como organización, cuando señalan a la niña con mejores calificaciones como víctima de abuso no se cree.

“Se cree que esa niña no vivió abuso porque es la abanderada de la escuela, les decimos ‘sí esa niña está sufriendo’, puede ser la mejor en la parte cognitiva. Hay que quitarnos muchos mitos porque hay muchos niños que invisibilizamos. No todas las personas que tienen una situación o experiencia traumática van a caer en las drogas o volverse promiscuos o se vuelven los más castos y se vuelven súper estudiantes. Hay que estar listos para escuchar a las víctimas, todos tenemos que estar formados en primeros auxilios. Hay personas que hablan después de 30 a 40 años después. Hay muchos que preguntan ‘¿por qué hablaste apenas?’, revictimzando”, apunta.

Los abusos sexuales infantiles pasan en la primera infancia, suele pasar más en niños que en niñas, esto pasa porque se tiende a cuidar menos a ellos, comenta la directora de Guardianes.

La organización realizó una  investigación en ocho ciudades del país, en 47 escuelas primarias, registraron a 5,678 niños y niñas y se encontró que el 14% de la población había tocado sus partes privadas, el 60% eran niños y el 40% niñas.

Este hallazgo también fue comentado por Martha Santos en la ONU, los abusos en niños pequeños son varones, es un tema que todos tenemos que revisar. La edad promedio en el que empiezan los abusos son 5.7 años.

CÓMO ACTUAR ANTE EL ABUSO

Rosario Alfaro, maestra en psicoterapia de adultos y de parejas, recomienda cuatro estrategias para evitar abusos:

1, Dar una crianza positiva y con ternura, cancelar golpes de nuestra forma de crianza porque la piel y el cerebro están profundamente conectados, los maltratos generan desconfianza.

2, Decirle a las partes del cuerpo por su nombre, pene y vulva, la parte interna vagina, vulva, nalgas, las partes privadas, incluyendo nuestra boca es una parte picada y nadie la puede tocar.

3, Todos necesitamos caricias, pero hay que identificar las de ternura y las eróticas. Aquí no se recomienda decirle a los niños la palabra “erótica” porque aún no la entienden si no que existen caricias de ternura e incómodas. Las caricias de ternura se dan en público y se pude replicar. La sensación es de sentirte bien.

Por otro lado, las caricias incómodas se dan a escondidas. Hay que señalar que “nadie te puede acariciar a escondidas”. Esta es un forma de lenguaje que se puede usar con las niños, la persona que te pide que lo hagas a escondidas te va a pedir que sólo lo hagas con él. Las caricias incómodas, no hacen sentir mal. También se puede sentir esta incomodidad en público, cuando lo hacen y nos hacen sentir mal, hay que decirlo.

4, En cuanto a los secretos, hay dos tipos de secreto, hay que explicar que los secretos buenos tienen una fecha de caducidad y con estos secretos la gente se va  poner feliz y los otros hay que decirlos.

5, Respetar los "no", los niños tienen que aprender a decir no asertivamente. Un caso es cuando los niños dicen “no”, los padres siguen haciendo cosquillas, hay que respetar el no.

En caso de que el niño no cuenta con un padre o madre que la pueda proteger, puede buscar un "guardián protector", será una persona que tiene injerencia moral el el cuidador del menor que pueda influir en su bienestar.

"Tienen que buscar un guardián protector, una persona que te pueda proteger, puede ser la abuela o el abuelo que pueda poner un alto. Una maestra o maestro en la escuela, tiene autoridad moral sobre el padre o madre, puede mandarla traer, o puede ser las personas religiosas, sacerdote o pastor que tenga autoridad moral sobre esa persona. Un guardián protector es cualquier adulto que puede estar fuera de la familia. Tenemos que hacer conciencia que meternos en la vida privada no sólo corresponde una familia, lo que pasa en las partes privadas afecta en la salud pública", apunta Alfaro.