Él ya la había elegido, ni si quiera se conocían. Ella quería estudiar pero su familia se rehusaba porque no tenían dinero para apoyarle. A sus 14 años, Mayra Lineth Pop Maquin se fue su casa.

Mayra Lineth salió de su comunidad, la aldea China Cadenas en el departamento guatemalteco de Izabal, en el noreste del país. 

Ella recuerda que el chico, siete años mayor que ella, llegó a pedirle a su padre que se quería casar con ella. Mi papá me dijo: ‘No tenemos plata’ y ahí me quedé sin saber qué hacer. Intenté varias veces decir no, pero él no me entendió”, recuerda.

 “Ya era la segunda vez que la habían ido a pedir y ella estaba sumamente preocupada porque creía que a la tercera vez que fueran por ella sus papás la iban a entregar. Los integrantes de su familia, dando continuidad a su conocimiento ancestral, estaban decididos a entregarla”, dijo Karen DuBois, directora del programa dedicado a las niñas de Fundaeco, el grupo que ayudó a la adolescente con su demanda.

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Ella no se resignó

Mayra logró salir de su comunidad por una organización no gubernamental que tenía un programa de educación de niñas en su comunidad, llevó el caso ante la justicia.

El caso de Pop llegó a un juzgado de primera instancia de la niñez, que determinó que no podían obligarla a casarse. El juez consideró que eso vulneraba sus derechos y le dio la custodia a su abuelo paterno. 

La sentencia obligó a la joven a continuar con sus estudios a recibir ayuda psicológicay a sus padres a ir a una escuela de adultos. “Yo estaba sorprendida porque no sabía que iban a hacer algo por mí. Mi papá se enojó un poco porque no le había hecho caso, pero solo por eso estoy aquí y sigo estudiando (...) Me sentía libre y me sentía muy feliz porque me salvé”, dice al teléfono la joven quien estudia Ingeniería Forestal.

En ese entonces, el matrimonio infantil no era ilegal en Guatemala, se había normalizado en algunas zonas rurales y puebles indígenas como al que pertenece Pop.

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Matrimonio infantil

El matrimonio infantil se prohibió a finales del 2017, pero no se ha acabado del todo, este sigue en las aldeas indígenas del país.

DuBois cree que es menos  vez habitual. Sin embargo, sospecha que la pandemia puede haber provocado un aumento en la entrega de niñas a hombres, pero no hay manera de verificarlo porque la crisis de salud ha reducido la presencia institucional en esas zonas remotas.

Save the Children que la pandemia por covid-19 provoco el aumento de matrimonio infantiles forzados. La organización calculo que para finales de 2020 unos 12 millones de niñas en todo el mundo habrán sido obligadas a casarse, en su mayoría, con hombres de edad avanzada, lo que tendrá una repercusión en el “aumento de los embarazos de adolescentes y del abandono escolar”. 

“Este incremento supone revertir 25 años de progreso, en los que se había conseguido reducir las tasas de matrimonio forzoso en niñas”, advirtió la organización.

Un ejemplo para otras niñas

La comunidad de Pop la criticó por salirse de la norma. “Me dijeron bastantes cosas, que yo nunca iba a graduarme, que solo fui a buscar hombres y a buscar embarazarme y yo me puse a llorar, pero me dijo mi mamá: ‘No te preocupes por eso. Tú decidiste no casarte y estás libre de hacer las cosas como quieras’”, recuerda. 

Ahora, su historia es una motivación para otras niñas que vieron cómo Pop consiguió convertirse en la primera de su aldea en acabar la secundaria y llegar a la universidad, un logro que pudo celebrar junto a sus padres.

Con información de El País