Juana de Arco es conocida por ser una heroína nacional de Francia. Nació en Domrémy alrededor del año 1412, hija de dos campesinos. A los 17 años, Juana ayudó al ejército francés a lograr una victoria contra sus enemigos. A los 19 fue quemada en la hoguera por herejía.

Juana de Arco en la hoguera (Imagen: Wikicommons)

¿Quién fue Juana de Arco?

Desde los 13 años, Juana de Arco afirmaba escuchar voces divinas. Alegaba que Dios le dijo que su misión de vida era expulsar a los ingleses de Francia y ayudar a coronar al legítimo rey, Carlos VII.

En ese entonces, Francia estaba en guerra civil. Dos facciones luchaban por el trono, los Armagnac y los Burguignon. Además, se enfrentaba a los ingleses en la guerra de los Cien Años (1337-1453). Los franceses necesitaban motivación, y fue justo eso lo que Juana se propuso a darles.

Tras presentarse con el futuro rey, vestida de hombre y con cabello corto, Juana se propuso a cumplir su destino. Ella aseguraba que desde los 13 años escuchaba las voces de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, y en el primer mes que pasó con el delfín, fue examinada por un grupo de teólogos con el fin de determinar si verdaderamente era una enviada de Dios.

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Después del primer mes, Juana comenzó a recibir entrenamiento básico para poder unirse a la batalla. Esto incluía en aquel entonces montar a caballo y usar armas, las cuales nunca tuvo que usar.

Cargando el estandarte del ejército, se puso camino a Orleans. Mientras el ejército pasaba pequeños pueblos, Juana logró inspirar a los hombres en el momento en el que más se necesitaba. “La fe, el propósito y la profunda convicción de que si ella dirigía a las tropas contra los ingleses en Orleans, Dios estaría de su lado y ganarían la batalla,” explicó la historiadora Helen Castor para BBC Mundo. Por ello, Juana cargaba el estandarte del ejército.

En mayo de 1429, el ejército logró levantar el asedio de seis meses a la ciudad. En julio de ese mismo año, Carlos VII fue coronado.

Sin embargo, un mes después, Juana fue capturada por las tropas opositoras en Francia y entregada a los ingleses, quienes la acusaron de herejía. Pensaban que esto los ayudaría a desacreditar a Carlos VII y a su movimiento. Los jueces de la Inquisición la sentenciaron a morir en la hoguera, pero Juana no se retractó, y al contrario, afirmó ser enviada de Dios.

El 30 de mayo de 1431, Juana murió en la hoguera en una plaza del Mercado Viejo de Ruan y sus cenizas fueron arrojadas al Sena. Se dice que Carlos VII no hizo nada para detener lo que pasó.

En 1920, fue declarada santa por el Papa Benedicto XV.

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Acerca de las voces divinas

Varios historiadores sugieren que Juana pudo sufrir esquizofrenia, epilepsia o tuberculosis bovina, según explica la BBC.

Helen Castor argumenta que, sin embargo, Juana no mostraba ningún otro padecimiento que pudiera indicar que esto fuera cierto. “Era física y psicológicamente fuerte, no parecía tener mala salud, ni haber sufrido ataques o momentos de confusión”, explica.

La profesora emérita del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Chicago, Linda Seidel, argumenta que “si bien era excepcional escuchar voces, era ciertamente una parte aceptada de la espiritualidad".

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Por lo tanto, en ese tiempo no se trataba de sobre si Juana escuchaba voces o no. La preocupación era sobre si las voces realmente tenían un origen divino, o más bien, uno más oscuro.

"Hubo grandes líderes espirituales mujeres como Santa Teresa de Ávila en Italia, Santa Hildegarda de Bingen (en Alemania), y un número de místicas mujeres que escucharon voces que las llevaron a triunfar y a ganar la admiración (de la gente)", añade Seidel.