Instagram ha estado bajo la mira de la comediante Celeste Barber después de que ella decidiera publicar una foto imitando a una modelo de Victoria’s Secret con un cuerpo “perfecto”, pero otorgando una versión mucho más cercana a la vida real. 

La foto de la comediante y actriz australiana fue censurada por Instagram bajo la leyenda: “las normas de la comunidad sobre desnudez o actividad sexual”, mientras que la publicación de la modelo Candice Swanepoel no tuvo ninguna repercusión.

Como respuesta a esto, Barber publicó un post diciendo: 

Hola Instagram, resuelve tus problemas de body shaming. Estamos en 2020. Vas tarde.

Y la plataforma respondió rápidamente que fue un error que el equipo de técnicos ya estaba reparando para que no volviera a suceder en el futuro. Desde entonces, Barber se encuentra colaborando con Instagram para actualizar las normas de censura. 

Ésta no es la primera vez que un caso similar sucede. En Junio de 2020, le sucedió lo mismo a la modelo de talla grande Nyome Nicholas-Williams, cuando publicó una imagen con el torso descubierto. Instagram censuró su publicación aunque el pecho de la modelo estuviera cubierto con su brazo. 

La explicación, según señala Lacey-Jade Christie en The Guardian, puede ser que los mecanismos con los que opera el algoritmo de Instagram no sean los más óptimos aún, pues las imágenes que violan las normas de la comunidad son señaladas a través de una combinación de reportes manuales y tecnología de inteligencia artificial, por lo que es difícil entender cómo, con toda esta tecnología y tantos trabajadores, los prejuicios todavía siguen definiendo el algoritmo.

En respuesta al incidente, el CEO de Instagram, Adam Mosseri, expuso públicamente la necesidad de considerar el “sesgo algorítmico”. Aseguró, que su enfoque comenzará con la comunidad negra, pero que también verán cómo servir mejor a otros grupos infrarrepresentados.

Sin embargo, como presentan los episodios de Barber y otros tantos que siguieron al caso de Nicholas-Williams, la plataforma aún parece censurar todos aquellos cuerpos que no sigan los “estándares de belleza” que sólo contemplan a las mujeres blancas, delgadas y cisgénero. 

La censura de las personas negras y de diferentes etnias; la censura de las personas gordas y con cuerpos marginalizados; y la censura de las mujeres y de sus cuerpos, son todavía un problema. Es tiempo de que las grandes empresas mejoren sus plataformas y garanticen un espacio para la diversidad.