Introducir la violencia mediática en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), salda una deuda histórica, afirmó Aimée Vega Montiel, del Laboratorio Feminista de Derechos Digitales, en la conferencia “Violencia Mediática vs Violencia Digital”. 

En la conferencia organizada por Nosotras Tenemos Otros Datos, las ponentes hablaron sobre el dictamen aprobado por el Senado de la República, dirigido a incluir la violencia mediática y la violencia digital en la LGAMVLV

Aimée Vega Montiel, quien también es investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), de la UNAM, explicó que el dictamen aprobado por el Senado es un acierto, ya que se corrigió el dictamen proveniente de la Cámara de Diputados, que encuadraba a la violencia digital como un tipo de violencia contra las mujeres. La insistencia de expertas en el tema logró que se tipificara como modalidad. 

Incluir la violencia mediática como modalidad salda una deuda de décadas

“Incluir la violencia mediática dentro de la LGAMVLV  salda una deuda de varias décadas. Aunque parece nueva, la demanda de marcos normativos que involucran la responsabilidad de los medios de comunicación es de muy larga data”, afirmó la investigadora.

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Marcos internacionales respaldan la decisión de reformar la ley respecto a la violencia mediática, como las recomendaciones 19 a 23 y 35 de CEDAW, los artículos 6 y 8 de la convención Belém do Pará, la sección J de la Plataforma de Acción de Beijing, así como la Commission on the Status of Women, en sus sesiones 47 y 62.

¿Qué es la violencia mediática? 

De acuerdo con el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación, la violencia mediática es un tipo de violencia simbólica que utiliza los soportes mediáticos. Específicamente puede definirse como la publicación y/o difusión de mensajes, íconos o signos estereotipados a través de cualquier medio de comunicación, que reproducen domunación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, y que normalizan la subordinación de las mujeres en la sociedad. 

Con la violencia mediática contra las mujeres, se refuerzan estereotipos y roles de género, se cosifica sexualmente a las mujeres y se le niega a las mujeres la posibilidad de ser representadas como protagonistas, entre otras formas de violencia. 

Medios de comunicación y violencia contra las mujeres 

La consideración de la violencia mediática como una modalidad de violencia es importante en contextos donde los medios de comunicación reproducen y ejercen violencia. De acuerdo con los datos presentados por Aimée Vega Montiel, se ha documentado académicamente que los medios de comunicación reproducen la violencia contra las mujeres. En una semana, son reproducidos 10 mil veces los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres en los medios de mayor audiencia.

“Lo que observamos es una constante centrada en la apología, la revictimización, la afectación que provoca a los procesos judiciales la publicación de información sensible relacionada con las investigación de mujeres víctimas de violencia y de violencia feminicida en específico”

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Además, los medios de comunicación son un vehículo para el negocio de la trata con fines de explotación sexual mediante la publicación de anuncios clasificados que son publicados en diarios de circulación nacional, apuntó Aimée Vega. 

“Hasta el día de hoy, los medios de comunicación han sido no sólamente un vehículo sino beneficiarios de la violencia contra las mujeres y las niñas, puesto que parece resultar un negocio muy lucrativo”

Incluir la violencia mediática en la LGAMVLV cumple una deuda histórica que no había sido alcanzada, en parte por la resistencia de los industriales de los medios de comunicacón, quienes justificaban una violación a la libertad de expresión. 

“Sin embargo, hemos demostrado que los derechos humanos son indivisibles y que su ejercicio es integral, es decir, que el ejercicio de la libertad de expresión no puede violentar otros derechos, como es el derecho a la igualdad de género”, afirmó la investigadora.