“Mis hijos saben que tienen una hermana que nació y la estamos buscando. Ahora mi hija tiene 40 años, yo ya no la recupero porque le han sacado de su entorno natural. Eso no quiere decir que lleve a mi hija en mi corazón y el recuerdo vivo de mi vientre preñado de vida, sólo preñado de vida. Por dios, ¿qué delito hemos cometido?”, dice María Mercedes Bueno Morales, una de las mujeres a quien le fue robada su hija durante la dictadura española, en entrevista para La Cadera de Eva.

El delito para el Estado fue haber decidido ser madre soltera. Cuando María decide ir a ver su hija al cementerio, 30 años después, se da cuenta que nunca ingresó. No había registro de defunción ni de nacimiento en el hospital de su hija. Habían borrado cualquier pista que las podía unir. Ella junto con otras madres fueron víctimas de una práctica de lesa humanidad orquestada por la Iglesia y por el Estado, en épocas cercanas al franquismo.

Madres jóvenes y solteras

Las historias eran parecidas, madres jóvenes y solteras que eran anestesiadas, les hacían creer que sus hijos habían muerto. La Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR) calculó que se desaparecieron a 40 mil niños entre los años de 1937, en plena guerra civil española y 1952, en la dictadura. Aunque, la hija de María había nacido años después, fue víctima de estas prácticas de trata.

La hija de María nació en el año de 1981. Aunque los médicos y las mojas del Hospital Municipal de la Línea de la Concepción de Cádiz, en España, le dijeron que su hija era un feto muerto. El parto había sido pagado por sus padres. La anestesiaron y ultrajaron a su hija. María creyó el discurso del personal médico. “Una persona normal no va por la vida creyendo que la gente es mala”, dice en entrevista.

“Ingresé un 24 de diciembre, y me pasó como a otras mujeres, despertábamos, porque nos anestesiaban y nos decían que nuestro hijo había nacido muerto. En esas circunstancias lo más natural hubiera sido un parto natural. Me dieron un certificado del estado que hacían constar al muerte. Voy a mi casa, no se me ocurrió que me había mentido”, cuenta María Mercedes.

“Después años, otros mujeres y yo nos hemos dado que nuestros hijos no están en los cementerios, no están registrados en los hospitales, todo está perfectamente orquestado para encubrir la desaparición forzada”, señala.

Lucha incansable

María lleva luchando más de 10 años junto con otras mujeres. Es presidenta  de la Asociación ALUMBRA Andalucía y de la Plataforma Internacional Te Estamos Buscando. Hace mes y medios se interpuso una denuncia conjunta colectiva con más de 50 casos. El 5 de enero recibieron la notificación de la secretaría técnica en la que les avisaban que se abrirá una investigación profunda y exahustiva en todo el país. Y además, el presidente, Pedro Sánchez les ofrecerá una disculpa pública a las madres.

Sin embargo, la Iglesia se ha negado a abrir sus expedientes. “la Iglesia es la que tiene archivos desde desde hace más de 100 años. El Episcopado se sienta con nosotros para consolarnos pero no hace absolutamente nada. En Argentina, el papa Francisco hace tres años permitió que se abrieran los archivos”, cuenta.

Reencuentros

Dentro de las organizaciones de madres e hijos que se buscan a sí mismos, han pasado reencuentros, ellos mismos se hecho pruebas de ADN y es como dan cuenta que son familia. Los hijos ultrajados eran entregados a otras familias, no eran adoptados legalmente, por lo tanto no había registro de tal acto.

“También ha habido muchos encuentros a través de pruebas de ADN o simplemente buscando a través de internet. Hijos como madres han contratado a investigadores privados, han hecho de todo y se han encontrado. Han sido alrededor de 30 familias que se han vuelto a ver”, cuenta.

“Algo que se repite muchísimo, en los casos de los hijos adoptados suelen ser un sólo hijo y los padres son mayores, hay mucha diferencia de edad. Habitualmente lo que ocurre en el lecho de muerte, por esa diferencia de edad, entre el hijo y los padres no biológicos, es que el padre o la madre les confiesan la verdad. Hay casos que hasta los 50 o 40 años los hijos se enteran que fueron recogidos en un hospital y que se lo entregó un médico o una monja”, cuenta María.

En México, ha habido un caso de una hija que había sido robada. Ligia Ceballos Franco, una mujer mexicana que descubrió que había nacido en España con una identidad distinta. Fue una de los bebés robados durante los primeros años de la dictadura militar de Francisco Franco en el país europeo. La organización Amnistía Internacional entregó en la antigua Procuraduría General de la República de México (PGR) una denuncia por el caso.

Mujeres del colectivo "Te estamos buscando"

España no es el único caso

La desaparición de menores no sólo ha pasado en España cuenta María. En Irlanda ha pasado lo mismo. Instituciones religiosas y públicas les quitaron a sus hijos a mujeres jóvenes que habían decidido ser madres solteras, de acuerdo con un informe internacional que tardó cinco años en su elaboración, comparte..

“También ha pasado en Argentina, Chile, en Alemania, en Irlanda, ahí se está reparando. En España, se insiste en el negacionismo”, acusa.