Las violencias machistas están en la base de los fundamentalismos religiosos. Estas violencias suelen articularse en los territorios de la fe, el barrio, la familia y ahora, las vemos en redes sociales, señal activista, lesbiana y fundamentalista.

Yuliet Teresa Villares Parejo, una joven editora y activista, reflexiona sobre cómo los fundamentalismos impactan en los los derechos, el bienestar espiritual, la salud física y mental de las personas de fe sexo-género diversas. “Sobrepones el daño personal por ese bien mayor, esa causa mayor que te da fuerzas para levantarte a diario”.

Fundamentalismo religioso que genera algún tipo de violencia machista

Los fundamentalismos religiosos, en plural, no sólo generan violencia machista, sino que esa violencia machista está signada por una violencia espiritual.

“Hablaré desde mi experiencia. El fundamentalismo cristiano produce exclusión y separación; te aparta no de la fe, pero sí de la comunidad de fe en tanto seas diferente. El sistema machista y patriarcal que fomenta el fundamentalismo te excluye cuando eres diferente, eres negra y tienes una orientación sexual no heteronormativa, una identidad sexual diferente a la cisgénero”, dice Yuliet.

Entonces, para la activista, la religión no solamente genera violencia machista, sino una violencia espiritual.

La libertad de decisión también “te marca como pecadora, en tanto no cumples con la interpretación de sus cánones bíblicos. Esa misma violencia machista y espiritual hace que todos los textos bíblicos sean interpretados en tu contra y tienes que salir de los espacios en los que convives”, afirma la activista.

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¿Cómo afectan estas posturas a las personas de fe? ¿Te ha pasado?

Las posturas de la religión también afectan la salud emocional de cada individuo. Yuliet fue señalda como pecadora tras identificarse como lesbiana.

“Que alguien sea pecadora en el contexto de una iglesia significa que tienes que separarte de tus amigos, amigas y de tu comunidad de fe”.

Quizá para las personas que nacieron fuera de una comunidad religiosa, el rechazo no es importante, para quienes sí, éste afecta mucho.

“Cuando los fundamentalistas empiezan a actuar, te consumen porque no logran entender ni aceptar las diferencias. Creo que ese es un eje central, un hilo conductor: no aceptan la idea de que seas diferente”.

“Si no estás en el molde en el que todo el mundo tiene que vestirse, pensar igual, tener línea política igual, pues te afecta. Y hablando de líneas políticas, por ejemplo, hay iglesias –no estoy diciendo que sean todas o una mayoría– donde desgraciadamente la línea política es de derecha y cuando tú, además de ser negra, eres lesbiana y tienes una línea política de izquierda, pues es como el colmo de los colmos”.

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Exorcismos para que el "espíritu homosexual" se fuera

Hace tiempo, Yuliet escribió un artículo para la revista Q de Cuir, que es abiertamente afirmativa para las personas LGBTIQ, sobre la historia de una muchacha con quien convivió n la iglesia.

A la joven y a un amigo de Yuliet los exorcizaban para que “el espíritu homosexual” se fuera. Escribió sobre la historia porque los exorcismos son de la Edad Media, y con su texto busca visibilizar esa violencia espiritual que se perpetúa, manifiesta y ejerce constantemente en los pequeños nichos, las pequeñas comunidades, las casas, los hogares. “Me parecía importante denunciar esas violencias”, dice.

Desde el momento en que publicó su trabajo, comenzaron a decir que era mentira e intentaron desacreditarla. Y una vez que te satanizan, los líderes, los jóvenes como Yuliet saben que no hay vuelta atrás y que su lucha comienza a pasar por la mente y el cuerpo.

“A mí me ha dolido todo el cuerpo, porque no te violentan con un piñazo o un golpe, pero sí con la desacreditación, la marginación, la exclusión; intentan hacerte sentir mal porque estás, de alguna manera, influyendo el criterio de otros. Te atacan incluso por ser mujer, ‘porque la mujer no debería pensar así’ o porque ‘la mujer no es cabeza, es complemento’, te dicen partiendo de la interpretación errada de la Biblia. Te hacen sentir inferior”.

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Yulit señala que en las redes sociales no se conocen a los agresores, pero los fundamentalistas son sus vecinos, las personas con quienes ha compartido parte de su vida y eso le duele.

“Porque una se pregunta: cómo esas personas que te conocen pueden decir que hay pecado, maldad o falta de piedad en nuestra causa. Cuando esa gente que es cercana a una empieza con el discurso de odio, tienes que sentirte mal, muy mal”.

“La única manera en la que una puede levantarse y seguir es reconociendo que esta lucha no es personal, no es exclusiva mía, sino que es compartida y hay un montón de gente que está apostando por lo mismo. Es, además, una causa justa; es por un bien mayor y hay gente también que te da ánimo”.