Las piscólogas especializadas en abuso sexual han reslatado la importancia de educar a niñas con ciriterio y no obedientes; aquellas que digan “no más”, como las gimanatas del equipo olímpico estadounidense; y frenar a las que dicen: “sí señor”, explicó la periodista colombiana Catalina Uribe Rincón en El Espectador. 

Los testimonios de las gimnastas ante el congreso de EUA relacionados a los actos de abuso sexual perpetrados por el médico de la selección, Larry Nassar, conmovieron a todo el mundo. La medallista olímpica, Simone Biles, denunció al médico, pero también, a las autoridades y personas que minimizaron e ignoraron las denuncias de las atletas durante años. “Ya es suficiente [...] también culpó a todo un sistema que permitió y perpetuó su abuso”, dijo Biles. 

El trabajo del FBI fue reprochado no solamente por Biles, sino por las otras atletas. La gimnasta McKayla Maroney también relató a los congresistas cuándo fue víctima de abuso por Nassar mientras ella se encontraba desnuda entre las camillas para una revisión médica.

¿Por qué las autoridades ignoran a las víctimas?

En los 70, cuando la rumana Nadia Comaneci se convirtió en la mejor gimnasta del mundo la estética de los cuerpos para las mujeres que practicaban esta disciplina cambió; también se creó el imaginario que para ser exitosa una niña debía ser obediente, señaló la periodista colombiana. 

En “Atleta A”, documental de Netflix, se denuncia y muestra cómo operaba Nassar para perpetuar sus abusos y cómo fue protegido por las autoridades de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos. Además, se habla de la cultura de la obediencia, en especial cuando se trata de niñas. 

Para los atletas de alto rendimiento, la disciplina es un requisito, resaltó Uribe Rincón. Sin embargo, se ha visto a lo largo del tiempo que esto hace que los deportistas se encuentren propensos a tolerar prácticas de abuso. La periodista colombiana explicó cómo en su país las autoridades también ignoran a las víctimas y en muchas ocasiones dicen: “esperen, y ellas esperan”. 

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No obstante, todo comienza con cierto rol de género adjudicado a las niñas, su educación y personalidad. Se busca educar a niñas obedientes, dóciles y calladas; a niñas que no sean histéricas o problemáticas; a niñas que sepan guardar secretos, sus opiniones e ira; a niñas resignadas que aprendan a cómo “deben” comportarse en un futuro, concluyó la Uribe Rincón.