La búsqueda de nuestros desaparecidos en México está basado en el testimonio, las pruebas circunstanciales y la investigación documental. Las prácticas como la tortura, la fabricación de culpables, el sembrar pruebas y la acumulación de actuaciones ministeriales de papel se han convertido en el “pan de cada día para investigar delitos”, señala, Carolina Robledo Silvestre, Catedrática Conacyt, CIESAS – GIASF.

¿Qué nos imaginamos cuándo hay una persona desaparecida? Lo mejor sería que lo relacionamos con imágenes de series estadounidense como CSI o James Bond,  creemos que hay antropólogas físicas en cada fiscalía. Algunos otros, podríamos pensar que no pasa nada incluso revictimiza a la víctima, como fue en el caso de Lesvy.

Aunque el nuevo sistema de justicia penal busca un modelo donde la construcción de la prueba se ubique en el centro de la actuación, señala Robledo; para ello la clave sería adoptar el método científico como lo desarrolla la catedrática en su artículo publicado a A dónde van los desaparecidos.

Algo que debemos considerar es que la ciencia también está atravesada por procesos políticos. Ya hemos sido testigos del recorte que ha tenido el Conacyt, el cual padecieron estudiantes de posgrado, donde 102 proyectos se quedaron sin financiamiento para seguir con sus investigaciones. Entre las propuestas estaban estudios sobre el sargazo, cáncer, la tecnología, los movimientos sociales, el espacio digital. Es que la ciencia no alcanza ni siquiera el 1% del presupuesto anual.

La catedrática Robledo considera que “la ciencia mexicana ha sido indiferente a la investigación forense”.

Supuestamente la 4 transformación ha manifestado su interés de promover la investigación científica en torno a la desaparición de personas, considerando que se trata de la “primera prioridad del gobierno”, según las palabras del propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por lo que, el pasado 30 de agosto Conacyt y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNBPD) lanzó el llamado ‘Ecosistema Nacional de Datos sobre Personas Desaparecidas’, que busca tejer puentes interdisciplinarios entre los centros de investigación que firmaron el convenio con Conacyt: El CIESAS, el Centro Geo, el Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT), el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Infotec) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), para producir conocimiento relevante en términos de la búsqueda de personas desaparecidas.

Para que este programa funcione, se necesitan los siguientes requisitos:

1.     El compromiso de parte de Conacyt para sostener estas iniciativas sea a largo plazo y consistente con las necesidades de los centros de investigación y las universidades asociadas al proyecto.

2.     Que la producción de conocimiento sea horizontal, y se tome en cuenta no sólo los saberes científicos, sino todos aquellos que han producido actores diversos, incluyendo a los familiares de personas desaparecidas y sus acompañantes.

3.     La construcción de plataformas innovadoras de producción de conocimiento donde las ciencias sociales y las humanidades jueguen un papel central.

4.     La voluntad de las instituciones del Estado por recuperar el conocimiento que se produzca en el marco de estos proyectos con seriedad.