Sara Torres acaba de ser diagnosticada de covid justo cuando inician las clases con el programa Aprende en Casa de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Le dieron incapacidad por 15 días y le sugirieron no acercarse mucho a sus hijos. Sin embargo, esto es inevitable porque le preguntan sobre las actividades escolares.

“Ahorita te reviso el cuento”, le dice a Jesús, su hijo de ocho años de edad que está en cuarto de primaria, mientras da entrevista a La Cadera de Eva.

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“Justo cuando empiezan las clases, me da covid”, dice Sara. “Me siento más tranquila de que no debo estarlos llevando, pero con esto, no puedo ayudarles mucho. No les he dicho que tengo covid porque no quiero que se corra el chisme y me empiecen a ver raro”.

El profesor de Jesús les dijo que si podían, vieran las clases por la televisión, pero aún no encuentran el canal donde las están transmitiendo, dice Sara. “Como tenemos Izzi no sabemos cuál es canal”.

Su hijo mayor, de 12 años quien ya está en secundaria, está dando seguimiento a su ciclo escolar por Classroom, pero tuvo que irse a casa de sus abuelos porque el internet de la casa de Sara estaba fallando.

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Discriminación por tener covid

Sara vive en Arandas, Jalisco, la Región de los Altos Sur, un poblado de 77 mil 116 personas, según la Encuesta Intercensal de 2015.  De acuerdo con el reporte del estado, hasta agosto del 2020, ha habido seis muertes por covid en el municipio.

“Ya sabes, pueblo chico infierno grande. Si todos se enteran, no me la voy acabar”, dice para La Cadera de Eva.

“Yo no creía en esta enfermedad”. A Sara sólo le dolían los huesos y comenzó a perder el olfato. Le dijo a su gerente, trabaja para una tienda de autoservicio del pueblo y él le pidió que acudiera al médico.

Cuando fue al doctor, primero la interrogaron y después la pasaron a consulta. “Le dije al de la entrada cómo me sentía, cuando me pasaron al consultorio, la doctora me recibió vestida de astronauta”, cuenta la madre.

Ella le cuestionó a la doctora por qué no le mandaban a hacer una prueba, la respuesta fue que no era necesario, porque sus síntomas indicaban que era covid.

De empleada de una tienda de autoservicio, tiene que ser la maestra de su hijo. “Trato de no estar muy cerca de él, pero aún así es difícil. Me pregunta a cada rato, ''amá pero qué tienes''. No le quiero decir porque si se entera uno de sus amiguitos, no me la acabo con la gente”, dijo Sara.

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“Tengo depresión por todo lo que veo en YouTube”

“Siento más depresión que los síntomas del covid”, dice Sara. Lo que más le preocupa es sentirse señalada por el pueblo. Además, ver tantos videos en YouTube sobre la enfermedad la ponen de nervios.

“Sólo he perdido el olfato, pero no me siento mal. A veces no sé ni que creer”, comparte.