El embarazo adolescente en México genera pérdidas por 63 mil millones de pesos al año por ausencia de ingresos o pérdida de empleo y 11 mil mdp de pérdidas de ingresos fiscales, de acuerdo con cálculos del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), al realizar un estudio sobre el tema en países latinos.

Lo anterior representa el 0.27% del PIB, de acuerdo con la agencia de noticias de equidad y género, SemMéxico.

Los datos que destaca el informe de Naciones Unidas son duros pues refiere a que en México “la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente (TEFA) que corresponde al trienio 2015 a 2017 alcanzó un valor de 70.6 de hijos por cada mil mujeres adolescentes (CONAPO, 2019)”.

INFORME

Y señala que, según datos de la secretaría de Salud en 2018 “del total de nacimientos registrados con certificado de nacimiento, el 18.5% fue de madres de entre 10 y 19 años. Además, de los egresos hospitalarios registrados para mujeres de 10 a 19 años, el 64.6% correspondió a causas maternas como el parto único espontáneo o aborto. Por último, en el Sistema Nacional de Salud se registraron 269,823 consultas de embarazo en adolescentes mujeres de 15 a 19 años, el equivalente al 5% de mujeres de ese rango etario”.

“En México la fecundidad en niñas y adolescentes muestra divergencias. Mientras que para las niñas de 10 a 14 años CONAPO (2019) estima con base en la reconstrucción de nacimientos, una razón de fecundidad de 1.71 nacimientos por cada mil niñas en 2009, para 2014 pasó a 2.01 y en 2018 llegó a 2.28, lo cual representa un claro aumento en los nacimientos en niñas de 10 a 14 años”, precisó Naciones Unidas.

Pero también destacó que en el caso de mujeres indígenas, la proporción de nacimientos es mayor, de 10 a 14 años, en comparación con las de 15 a 19 años.

La agencia feminista destacó que “las madres adolescentes tienen un logro educativo mucho menor, perciben ingresos inferiores y presentan mayores niveles de desempleo. Tienen menor acceso a la seguridad social y a un empleo formal”. Y señaló que “prevenir que una niña o una adolescente se embarace es una cuestión de derechos humanos y es la llave para acceder a muchos otros derechos, como el derecho a la salud, a continuar estudiando, a tener mejores oportunidades laborales, entre otros”.

El problema de salud tiene un impacto laboral y la ONU resume esta problemática en tres puntos. Uno, “quienes fueron madres en la adolescencia participan menos en el mercado de trabajo remunerado que quienes fueron madres en edad adulta”. Dos, “la tasa de desempleo es ligeramente más alta cuando se trata de mujeres que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta”. Y tres, “la calidad del empleo es menor para las personas que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta”.