Desde el Antiguo Egipto hasta el siglo XVII, la histeria se presentaba como una enfermedad femenina, relacionada con un trastorno uterino. Las manifestaciones físicas eran: sofocos, vómitos, palpitaciones, convulsiones, desmayos, trastornos del habla.

La idea de la histeria relacionada con las mujeres tiene origen en el papiro de Kahun que estableció los patrones de la enfermedad.

En el Timeo, Platón hablaba del útero como un animal que, perturbado por no poder satisfacer sus ansias, se movía de forma molesta, ocasionando diferentes malestares. La causa de estos movimientos se debía a las carencias sexuales de la mujer.

El filósofo Hipócrates fue quien escogió el término “histeria”, del francés hystérie, y este del griego “útero”. En el IV Tratado Hipocrático, el médico griego proporciona el primer esbozo del cuadro patológico.

Se referían al útero como un órgano insatisfecho en sus necesidades sexuales y reproductivas, la cura de los médicos era el embarazo y el matrimonio como estandartes para tener una buena salud.

También se relacionó a la histeria con las brujas. En el Malleus Maleficarum, el tratado más importante sobre la casa de brujas, escrito en 1486 por monjes dominicos, se convirtió en el manual para la inquisición.

El proceso de desvincular la histeria de la brujería fue lento. Fue hasta 1680 cuando se prohibió la ejecución de las brujeas. En 1618 se data la primera expresión de la histeria asociada a una enfermedad cerebral.

Después, Jean-Marin Charcot y Sigmund Freud fueron dos de los personajes claves para la evolución de la historia. Charcot fracasó y no pudo comprobar que la histeria no estaba vinculada con la causa uterina, “la negación debía pasar necesariamente por una ruptura con un discurso que imperaba en la realidad médica”.

Fue con Freud, cuando la histeria se asoció con la dimensión del discurso, fue quien mantuvo este mito. Ahora se sabe que la histeria no es una enfermedad femenina. Es un desorden mental que se le ha cambiado de nombre "neurosis histérica, tipo conversión", a "trastorno por conversión". "Para mí histeria siempre ha sido un término peyorativo, por su asociación con las mujeres", comenta William E. Narrow, director asociado del departamento de investigación de la APA. "Pienso que es bueno que nos hayamos librado de la palabra".