Para María Isabel Belausteguigoitia Rius, directora del CIEG, el feminismo es como las constelaciones, conjuntos de estrellas que forman una figura. Así que para hablar de este movimiento y nombrarse como tal: “feministas” se deben reconocer diversos eventos y hechos que han permitido la conformación de este proceso individual y colectivo.

María Isabel  o Marisa, como le llaman algunos, reconoce que ahora el feminismo nos permite nombrar y reconocer más cosas, en entrevista para La Cadera de Eva cuenta que le hubiera gustado dar más besos incluso darle besos a más niñas, tener más novias. Sin embargo, en el pasado, la figura de la mujer estaba aún más reducida hacia al cuidado y limitada al espacio privado 

Cuando Marisa comenzó a incorporarse a su vida profesional siguió enfrentándose a estos estereotipos de género y de personalidad, de 2004 a 2013 cuando dirigía el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), ahora Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG)  fue criticada por la expresión de su feminidad.

“Me pintaba las uñas, me arreglaba muchísimo y tuve muchas críticas de feministas, muchísimas, pero si me ponían un balón con todo y tacones lo pateaba, jugamos a poner el cuerpo, porque había un feminismo también que no entiendo mucho que es como de cuestionar todas esas marcas de la feminidad”.

PRIMERA CONSTELACIÓN

Como bien señaló Marisa, el feminismo es una constelación que narró en cuatro eventos. La primera es las historias de fracasos que han vivido las mujeres.

“Esta es la primera cosa que te quiero decir, el primer escenario es simbólico de alguna manera de si eres mujer te vas a enfrentar a muchos procesos de reducción, a muchos fracasos, en la calle  en especifico en el espacio público tendremos que enfrentarnos a toqueteos en el espacio público”, dice.

María es producto de varios fracasos y huidas, su padre era republicano y peleó contra la dictadura de Franco, lo que la ha llevado por la “pedagogía del fracaso” que la ha ayudado a ser resiliente, “cuando un pierde o no obtiene las cosas que desea, se tiene que hacer resistente”, comparte.

Aprovecha esta historia para decir que “las mujeres son un contingente de perdedoras en el sentido de que todo el rato estamos frustradamente pidiendo cosas, por ejemplo pedir la igualdad de salario, pedir igualdad de trato, pedir los protocolos contra el hostigamiento y pedir el acceso a la justicia con las cuestiones de feminicidio, ha sido un reto, todo el rato estamos viviendo pequeños y grandes fracasos, como sucedió en Argentina con la legalización del aborto”, dice Marisa.

Marisa asume que se convirtió en feminista a través de varios acontecimientos de la historia.  El primer evento o estrella que traza la  historia de Marisa es su nacimiento, es hija de dos personas que perdieron una guerra la guerra civil española y la república española que viene después de una serie de dictadores en 1936, después ser testiga de cómo se le dio el voto la mujer, la posibilidad de que ellas tuvieran cuenta de banco y pudieran divorciarse.

SEGUNDA CONSTELACIÓN: ENCUENTRO CON EL CUERPO Y LAS EMOCIONES

“La siguiente (constelación) es una escena que sucede en el campo. Mi papá nos llevaba a cazar leones, creo que era al parque de al lado, a mí y a mis tres hermanos, ellos supuestamente llevaban una espada y yo una escoba, ‘cómo yo un escoba’. Mi mamá me decía ‘es que tú vuelas nena, ellos no’. Iban dos de mis hermanos pequeños y yo hasta les daba. Si te das cuenta ahí esta otra intervención, la de mi mamá que me convirtió en bruja. También mi papá quien era muy intuitivo, me decía María Isabel vuela.

Otro de los eventos que la marcó fue el hecho de orinar, cuando los hermanos de Marisa querían hacer pipi se sacaban “su pirrín y hacían cosas extraordinarias con las hojas”, cuenta. Mientras que ella debía que buscar una posición más compleja para orinar, “entonces me tenía que sentar, me mojaba la calceta o el zapato”, esto fue uno de los primeros encuentros que tuve con la diferencia del cuerpo.

A Marisa le gustaba ir a nadar con sus hermanos, en un principio entraba a la alberca con “un calzoncito” y cuando le comenzaron a crecer los senos, tuvo que empezar a cubrirse, este fue otro encuentro con su cuerpo. Además, a ella le comenzó a gustar la feminidad que entra con en el debate de lo que significa ser chica y no: “significa saber jugar tu dulzura, saber administrar tu comprensión saber dosificar tu enojo”, cuenta.

El formato de las emociones entre hombres y mujeres cambia porque a nosotras no se nos permite enojarnos “esto es allegro y esto es adagio”, dijo Marisa para explicar las emociones entre hombres y mujeres.

“Los hombres tenían licencias que nosotras no teníamos, y nosotros teníamos licencias que ellos no tenían como llorar y expresarnos; y muy rápidamente muy rápidamente pude entender que hombres y mujeres son diferentes y que los hombres tienen muchas ventajas y que no estas ventajas siempre se referían a ‘ay no, pero tú mandas en la casa, y aquí se come lo que tú quieres, y tú eres más profunda’, pero veía que todo eso me servía para ciertas cosas pero en el ambiente público mis fortalezas se convertía en desventajas”, explica.

TERCERA CONSTELACIÓN: LA INTERVENCIÓN FAMILIAR

Marisa iba en el Colegio Alemán, estaba acostumbrada a participar en todas las actividades deportivas. Además, le gustaba saltar bardas, treparse a los árboles y saltar de un lado a otro.

“Entonces cuando saltaba pues el vestido, imagínate,  me llegaba hasta las orejas, sentía que se hacia como paracaídas, y me encantaba. Mi papá me aventaba a las ramas de los árboles, así como si fuera un gato y yo me agarraba, él estaba al pendiente. Fíjate como digo gato y no gata porque gata tiene una connotación, también es interesante esto, cómo el lenguaje te marca”, narra.

Debido a los brincos de Marisa, el director mandó llamar a su mamá porque “hacía cosas indebidas”, pero su mamá no pudo ir porque estaba trabajando, otra intervención importante en la trayectoria feminista de Marisa, entonces fue su papá. Mientras caminaba por los pasillos, ella sentía seguridad de ir con su padre, cuando llegaron, el director le comentó lo sucedido, la respuesta del padre fue: “hija si eso es lo que les molesta, para la otra te quitas los calzones, y para que no se te pierdan te lo pones de gorro”, cuenta riéndose.

CUARTA CONSTELACIÓN: LAS MUJERES Y SU INTERVENCIÓN POLÍTICA

La cuarta constelación dentro de la trayectoria feminista de Marisa fue la intervención de sus profesoras en la universidad. Ella estudio en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM donde tuvo maestras exiliadas de las dictaduras de España, Argentina y Chile, quienes le enseñaron la importancia de la libertad y la colectividad. Fue así como Marisa decide estudiar la intervención de las mujeres en estas resistencias.

Marisa se preguntó: “¿dónde están las mujeres del 68?”, lo que encontró fue que las mujeres estaban en los espacios privados, no públicos, por eso su visibilización no fue mediática. Las mujeres del 68 se iban a los mercados y se conectaban con las marchantes que estaban haciendo la compra y hablaban de cómo se sentían, hablaban sobre el placer, “las mujeres iban a concientizar en colectivo, en el anonimato; y los hombres se subían al podio y hablaban y daban discursos del comité de huelga, y todo era como como la lanza y el héroe y todo lo que hacían las mujeres era colectivo, anónimo”, cuenta Marisa.

Esta experiencia, el tratar de responder qué hacían las mujeres durante el 68, le ayudó a identificar cualidades de su tribu, que las mujeres trabajaban en colectivo.

QUINTA CONSTELACIÓN: LAS ACCIONES

En el campo, Marisa creó el proyecto “Mujeres en espiral: sistema de justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia” que buscaba trasladar las aulas a la cárcel, donde se encontró todo tipo de historias; cuando acusaban a la madre de la muerte de su hija, cuando el responsable fue su pareja y la encarcelan a ella. Como parte de las actividades culturales, Marisa fue directora del cortometraje Cihuatlán: antígonas de Santa Martha. Otro de sus proyectos fue el Recetario Canero, donde se recopilaron las prácticas para elaborar comida dentro de la cárcel, pese a no contar con las herramientas necesarias para cocinar, es que "la preparación de la comida es una forma que han tenido las mujeres para resistir al encierro”, narra.

CUESTIÓN POLÍTICA

La historia de Marisa también se conecta con su acción política, actualmente como directora del CIEG reconoce la importancia de vinculación de la Universidad con las urgencias sociales, “a veces lo que sucede afuera se cree que sucede adentro y la Universidad está también luchando para que los feminicidios en Tláhuac y Estado de México no sucedan, desde luego, en su territorio las chicas marcaron que había casos de hostigamiento y acoso que no habían sido bien atendidos y entonces pararon la Universidad yo creo que debemos trabajar con más cuidado las alianzas ,los puentes con la creación de pensamiento crítico vinculado con las colectivas de mujeres”, explica.

Marisa reconoce que el enojo está presente en las jóvenes, éste surge de la falta de atención a las demandas relacionadas con violencia. “Mi apuesta es que se creen puentes, alianzas, se vincule y produzca conocimiento, que se entienda qué es ser radical, qué significa la violencia y los límites del enojo”, reitera.

“Porque yo también creo que quemar la puerta de la rectoría y todas las computadoras que se robaron, no las chicas, pero se la robaron durante la toma son cosas que tenemos que explicar, yo creo que no tenemos que justificar todo lo que sucedió esos cinco meses, sucedieron robos y eso hay que hablarlo con las chicas, no hay que decir bueno qué pasó en estos cinco meses que desaparecieron 300 computadoras y quemaron la prepa tal o sea cosas, hay que hacer un análisis”, señala.

También, la directora del CIEG considera que la toma de la Preparatoria 5 produjo muchas cosas, “produjo cosas muy buenas que son las asignaturas que vamos a dar de forma transversal, produjo protocolos y crítica a los protocolos, produjo en la Defensoría una atención impecable a la violencia de género. Tuvimos que prescindir de puestos a académicos que habían sido acusados aún anónimamente. Se hicieron muchas cosas y ahí las autoridades fueron ejemplares, la abogada general Mónica González tuvo un papel importante”.

Marisa enfatiza en la la Universidad debe de comprometerse no cerrar nunca sus puertas y hablar con la comunidad universitaria, la cual quedó destrozada.

Los eventos que narró Marisa son apenas la entrada para entender la constelación del movimiento feminista, ya que su experiencia no se alcanza a narrar en una entrevista. Sin embargo, nos ayuda a entender que es un movimiento colectivo que sigue configurándose.