A menos de una semana del feminicidio de Ingrid Escamilla, la indignación se levanta con fuerza nuevamente. En esta ocasión, la víctima fue Fátima, una niña de 7 años, que portaba uniforme escolar cuando fue secuestrada al salir de la Escuela Primaria Rébsamen, en Tulyehualco. 

Este caso ha lanzado preguntas y demandas que han sido ignoradas y excusadas por parte de las autoridades. Todas, alrededor del tema del feminicidio y la importancia de tomar acciones específicas. Entre ellas, sale a flote finalmente la acusación de la falta de visibilidad y acción frente al feminicidio en niñas.

El asesinato de Fátima hace referencia, por un lado, a la gravedad de la violencia de género y la innegable existencia del feminicidio en México que afecta a mujeres sin importar su edad y en ocasiones, su condición social. Por otro lado, a la irresponsabilidad de escuelas que presentan casos por desaparición de menores alrededor de sus instalaciones.

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el feminicidio en niñas ha aumentado, tan solo en el último año se contabilizaron 98 casos, además de los 191 casos clasificados como homicidio doloso de niñas. 

Desafortunadamente, al igual que en los casos de mujeres que fueron asesinadas bajo características que posicionan al acto como un feminicidio, los hechos son contrariamente clasificados bajo otro tipo de delito.  

La ineptitud de las autoridades se da muchas veces por la falta de capacitación en cuestiones de género, la falta de conciencia o la simple ignorancia para considerar factores como las relaciones de confianza, cuidado y poder entre la víctima y el feminicida.

En la misma línea, el Balance Anual “Entre la visibilidad y la violencia. 2019” de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), señala al 2019 como el más violento respecto al feminicidio infantil en México.

"De enero de 2015 a julio de 2019 se registraron tres mil 97 feminicidios a nivel nacional, de los cuales 317 son de una población de entre 0 y 17 años de edad"
Juan Martín Pérez, director de la agrupación de Organizaciones Civiles

En su informe “Violencia y feminicidio de niñas y adolescentes en México”, ONU Mujeres retoma que para erradicar la violencia contra las niñas y adolescentes es necesaria una política integral de Estado. Recuperamos las siguientes recomendaciones:

-Colocar los derechos de las niñas y las adolescentes en el centro de la agenda pública, en los tres poderes y niveles de gobierno. 

-Fortalecer la capacidad de las instituciones para prevenir, investigar y castigar el asesinato de niñas y adolescentes por razones de género y ofrecer reparaciones al respecto. 

-Proporcionar recursos humanos, técnicos y financieros suficientes para la aplicación de leyes, políticas, procedimientos y prácticas encaminados a prevenir el asesinato de niñas y adolescentes por razones de género..

-Asegurar que las medidas de prevención de asesinatos de niñas y adolescentes se basen en un enfoque de derechos humanos y tengan perspectiva de género. 

-Atender las recomendaciones que diversos organismos internacionales o regionales han emitido sobre el derecho de las niñas y las mujeres a una vida libre de violencia, así como las recomendaciones generales 19 y 35 del Comité de la CEDAW y las recientes observaciones finales al Estado mexicano.

Respondiendo a estas recomendaciones, a las cifras y a las observaciones de organismos internacionales y especialistas, la observación más pertinente es la necesidad de que el tema de los derechos de las niñas, niños y jóvenes sea posicionado dentro de la agenda de temas prioritarios del Gobierno Federal. Así mismo, fortalecer los procesos de capacitación a funcionarios públicos, con una perspectiva de género que elimine la revictimización y apoye a los procesos de justicia. Por último, en la cooperación entre organismos y e instituciones gubernamentales que se exprese en hechos y no promesas, como la actual creación de la Fiscalía Especializada para el feminicidio.

 

La indignación de miles de personas exige que se consideren estos delitos como una alerta roja que lleva sonando por décadas. Y que además, se relaciona directamente con otros delitos que ponen en peligro la integridad de niñas y niños, como lo es la Trata de Personas. 

Fátima nos duele, al igual que cientos de mujeres que exigen justicia a través de las voces de las que aún podemos seguir gritando, escribiendo y llamando la atención respecto a los temas que llevan guardados en un cajón desde hacer varias administraciones.