El discurso político usa lo que tenga a la mano para lograr obtener el poder que tanto desea quien lo pronuncia. Ejemplo de esto ha sido el uso de ideologías y luchas sociales, tales como el feminismo. Activistas feministas denominan este fenómeno como fakeminismo, lo cual incluye, en palabras del Frente Nacional para la Sororidad: colgarse de una causa justa para sacar la raja política, estar del lado de las mujeres cuando te conviene.

Ya sea en la industria de la moda, en el marketing político o en la industria cultural. Vemos películas cargadas del “power” femenino, cuando la industria cinematográfica sigue pagándole menos a mujeres y el tema del abuso sexual ha ganado terreno. Marcas de ropa producen playeras con mensajes de igualdad, mientras mujeres y niños de países “no desarrollados” producen para estas marcas, bajo condiciones inhumanas y el tema del abuso sexual sigue presente en la industria. Y partidos políticos se cuelgan del discurso contra la violencia de género, cuando siguen votando por quitarnos derechos a las mujeres.

FOTO: INSTAGRAM/ FEMINIST APPAREL

Pensando en esta discusión, contenido mediático se produce sin mirar atrás, sin cuestionar el origen e incluso la temporalidad de lo que se comparte. La información rectifica discursos. Hoy, el discurso más grande es el feminismo en sí mismo, y tal vez debamos aprovechar que videos como el de Cynthia Nixon, se vuelvan tendencia. 

Cynthia Nixon, mejor conocida por haber sido parte del elenco de Sex and the City, se postuló en 2018 para la gubernatura de Nueva York. Casi dos años después, podemos agradecer que sea conocida y pueda participar en el impacto de la lucha por la igualdad de género. Y con esto nos referimos a que ya sea pensando en sus ambiciones políticas o en lo que el feminismo en sí mismo representa, el video Be a Lady, They Said ha provocado una gran emoción en momentos en que dar un paso atrás ya no es opción. 

“Sé talla cero, sé talla doble cero. Sé nada. Sé menos que nada”

Pequeñas afirmaciones que hemos escuchado toda nuestra vida y que nos hacen sentir que la sociedad está un poco esquizofrénica. Las reglas de comportamiento nos dicen que debemos ser sensuales, provocadoras, pero recatadas; que no importa qué hagamos, nunca vamos a ser perfectas y aún así, tenemos la obligación de serlo. La contradicción de los mensajes esclarece la contradicción de “ser una mujer” en la actualidad y la necesidad de romper con los patrones y movernos más a favor de nosotras y nuestra autoestima. 

“No seas una mojigata. No seas tan rígida. Sonríe más. Complace a los hombres. Sé experimentada. Sé sexual. Sé inocente (...) No digas sí, no digas no. Sólo sé una mujer”