En los últimos años han aflorado dos requisitos para el sexo satisfactorio: consentimiento y autoconocimiento; pero ambas en realidad, ¿son garantías para obtener el placer sexual? ¿Esto evita que los hombres usen a las mujeres?

Katherine Angel, doctora en historia de la sexualidad y en psiquiatría por la Universidad de Cambridge cuestionó a la “cultura del consentimiento” que en su retórica afirma ser “la clave para transformar todos los males de nuestra cultura sexual” y abordó el tema para explicar si la verbalización explícita de la mujer sobre su deseo sexual en realidad significa una liberación para ella. 

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Explicó que el filósofo francés Michel Foucault dijo : “No debemos pensar que por decir sí al sexo uno dice no al poder”, y sostuvó que la liberación sexual de la mujer no equivalía a erradicar la represión, ya que esta también podía darse a partir de los mecanismos del habla por medio de la “incitación a los discursos”. En este caso, el consentimiento se puede traducir a que la mujer deba tener una absoluta claridad en su deseo y satisfacción sexual; y en caso contrario, cargar con la falta de autoconocimiento o incapacidad de expresar lo que quiere. 

Durante años se ha enseñado que la sexualidad femenina está restringida y controlada y enfocada en preocuparse por los sentimientos del hombre instruyendo la responsabilidad de su bienestar, y por lo tanto, también a tolerar su ira y violencia; pero ahora, deben tener un conocimiento pleno de su apetito y deseo sexual. Sin olvidar que, las mujeres también deben aprender a prever las señales que puedan provocar reacciones inversas como el decir ‘no’ a pesar de haber mostrado “interés”. 

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En este caso, la dificultad de la claridad en decir no, se contrapone con lo complicado que puede ser expresar con absoluta claridad el deseo sexual, porque la verbalización, una vez más, no es una garantía para obtener el placer a pesar de ser un pilar del consentimiento. 

Pareciera que una mujer ‘experimentada’ y con apetito sexual tiene la claridad suficiente de lo que busca y por esa razón se podría anular alguna clase de abuso porque en ocasiones mujeres que alcanzaron su liberación sexual pueden dar “señales ambiguas”, explicó la doctora en sexualidad. 

Hablar de consentimiento actualmente es muy relevante, pero también lo es cuestionar las cargas que conlleva, porque en realidad “ninguno de los miembros de la pareja puede ser pasivo y esperar a ver hasta donde llega la otra persona”. La cultura del consentimiento también es una ventana para que la mujer sepa  qué quiere y  aprender a expresarlo con claridad para obtener placer sexual y sino es así, responsabilizarse de sus propias derivas, expuso Angel. 

Con información de El País 

ASL