Lo contrario al amor no es el odio sino el miedo. Esta aclaración no se queda en las frases de los abuelos o lugares comunes, la neurociencia también lo afirma. Cuando amamos a alguien, se relaja nuestro sistema más antiguo de supervivencia, la amígdala, señala escritora Jericó.

Cuando estamos enamorados nos atrevemos a tomar decisiones más arriesgadas. Vaya, no necesitas estar enamorados de una persona, basta con sentir amor hacia alguna causa, lo que también puede hacerte más fuerte.

¿Cuál es la razón? Pilar Jericó escribe en El País que cuando el amor habita en nosotros, la amígdala, la zona en nuestro cerebro donde se procesan las emocionas más básicas (la huida, el ataque o el peligro) se relaja.

Jericó escribe que por eso cuando estamos nerviosos, olvidamos lo que íbamos a decir o las respuestas de un examen.

“Diversos estudios han demostrado que, cuando estamos enamorados, nuestra amígdala se relaja y nos sentimos más fuertes para afrontar situaciones difíciles”, escribe la escritora.

¿Puedo entrenarme en el amor?

Erich Fromm en su libro El arte de amar explicó que nos podemos entrenar en el amor. Los seres humanos podemos incrementar nuestra capacidad amatoria mejorando nuestra autocompasión y atención plena.

De seguro se te vino a la mente los monjes bondadosos que siempre tienen una sonrisa que dar, Jericó señala que la meditación genera diferentes frecuencias de las ondas alfa en el cerebro, por ello los monjes vibran diferente, en comparación con el resto de los mortales.

Si logras meditar por una semana, tu capacidad de amar puede incrementar, “después de unas semanas de práctica, se puede observar cómo se generan nuevos circuitos en nuestro cerebro que incrementan a la larga nuestra capacidad amatoria”, escribe la especialista.

El amor no es tangible ni medible, pero tampoco amamos en proporción fija, sino que cuánto más aprendemos amar, a aceptarnos y querernos, somos más sensibles para amar a otros.

El amor también puede ayudarte a cumplir tus metas

El nadador Pugh, fiel defensor del medioambiente, se convirtió en el mejor nadador en hielo del planeta, por el amor a una causa: la defensa del medio ambiente.

Lo ha logrado con un simple traje de baño, no con uno de neopreno. Pugh ha desafiado el Polo Norte, ha estado en temperaturas inferiores a -1,5 grados (las aguas donde murieron las personas tras el accidente del Titanic estaban a 5 grados).

Lewis Pugh, el nadador polar, nadado más al sur del planeta: en la Antártida, a 37 bajo cero, con el agua a -1.7º C y en bañador textil

Su travesía la detalla en el primer libro autobiográfico, donde cuenta lo que le ayudó a superar el pánico a la hipotermia mortal, que además de ser un increíble entrenamiento fue el profundo convencimiento de lo que estaba haciendo.

Su recorrido duró casi 20 minutos, entre glaciares, el nadador pidió que aparecieran las banderas de los países que le habían apoyado en su cruzada, recordó intensamente el amor hacia sus padres y el legado que quería dejar a las siguientes generaciones.

Esta fue la causa de Pugh, en tu caso, ¿qué motivo o causa te mueve a atravesar grandes distancias o enfrentar problemas cotidianos? ¿El amor a ti, al otro, a los demás?

La mejor forma de celebrar el próximo San Valentín es amándote a ti misma, enamorarte de una causa y de un propósito, que, en palabras feministas (como escribiría Coral Herrera), sería desmitificando el amor romántico que consta de un amor propio, que después se desborda hacia los otro.

Con información de El País

(Diana Juárez)