Vivir la cuarentena es un proceso psicoemocional que, aunque todos deben cruzar, no todos lo hacen de la misma manera. Dentro de este proceso, pensadoras feministas abordan la forma en que los se podrían vivir los vínculos personales. Ejemplo de esto es Coral Herrera, investigadora y escritora de temas alrededor de las relaciones humanas desde una perspectiva de género.

Herrera es conocida por ser una de las críticas del amor romántico y la creadora del Laboratorio del Amor, una red social donde la autora imparte talleres online y coordina la comunidad de mujeres, un espacio de acompañamiento en torno a tres ideas: “Lo romántico es político”, “ningún amor es ilegal” y “otras formas de quererse son posibles”.

Partiendo de esto, Coral Herrera abre una reflexión sobre las diversas formas en las que el amor puede vivirse durante esta etapa de confinamiento social, desde aquellas que el amor las une, como las que mantienen un vínculo que les lleva al sufrimiento en esta etapa tan difícil. Su texto “Parejas que disfrutan y parejas que sufren durante el confinamiento del Coronavirus”, está disponible en su blog y aborda estos vínculos a través de una autorreflexión.

“Hoy pensaba en lo felices que tienen que estar las parejas recién enamoradas que han podido confinarse juntas y se pasan el día follando como locos (…) abriéndose un canal para deslumbrar al otro con su alma desnuda”

Coral Herrera imagina a las parejas que recién atraviesan la etapa del enamoramiento y que, ante el aislamiento social, pueden disfrutarse plenamente, descubrirse y darse la oportunidad de vivir el presente como nunca. Para ellos, el confinamiento les da la oportunidad de follar como y cuando quieran, comer, dormir como leones, jugar y abrir un canal de comunicación para deslumbrarse entre ellos al exponer su alma desnuda. Estos amantes “ya no sufren por la falta de tiempo para amar y pueden olvidarse de los relojes durante varias horas al día para saborear el presente como nunca”, apunta Herrera.  

Coral continúa con las pocas parejas que se quieren y se llevan bien, de las cuales, algunas llevan muchos años juntos y disfrutan de la compañía y el amor compañero. En este caso, su etapa de enamoramiento ya terminó hace mucho, pero han logrado fortalecer su relación, convertirse en equipo, apoyarse entre ellos y hacer frente a la crisis de pareja, la cotidianidad y la monotonía. Entre estas, habrá quienes han impulsado una familia con hijas e hijos y hoy, tienen que atravesar la cuarentena sin verlos a ellos o a los posibles nietos, pero son felices por tenerse el uno al otro y disfrutan del apoyo y compañía que se ofrecen mutuamente.

Sobre las parejas separadas por el confinamiento y las cuales pueden estar en la misma ciudad o estar en diferentes territorios físicos, habla del sufrimiento por la distancia, el deseo y las acciones que deciden llevar a cabo para no diluir su vínculo, como las video llamadas constantes. Estas sueñan con el día de volverse a juntar y disfrutarse con la mayor intensidad.

“Pienso sobre todo en los adolescentes, en su sed de besos, de caricias, de frotamientos, su necesidad de oler y tocarse, los abrazos que no pueden darse”

Pensar en las parejas que trabajan en hospitales o lugares de riesgo y no pueden hacer el amor o siquiera tocarse, le hacen imaginar a Coral Herrera las ganas que estas parejas se tienen de manera tan profunda y el sufrimiento de tener a su pareja tan cercana y tan lejana a la vez.

Ahora bien, también están las parejas que sufren porque el amor que se tenían antes ha cambiado. Las que sufren porque les toca estar juntos son esas parejas que, de acuerdo a Herrera, tal vez tenían pensado separarse, pero les vino la crisis y no les dio tiempo, o no se pueden divorciar por falta de ingresos suficientes para vivir por separado y enfrentar la crisis actual y la venidera.

"Los imagino compartiendo techo, pero no lecho, intentando no hablar, intentando disimular frente a los hijos e hijas quienes los tengan, y soñando con poder emprender el vuelo pronto”

(Parejas conviviendo en cuarentena/Foto de IStock)

Otras parejas están sufriendo porque se han dado cuenta de que no soportan a la otra persona, y en ocasiones ni a sí mismas. Coral señala que seguramente la vida cotidiana no les había permitido planteárselo, que vivían en lucha perpetua pero que posiblemente, algunas de ellas tenían amantes que les hacían más llevadero su matrimonio. En este encierro, la crisis puede que se haya convertido en catástrofe y la sensación de sentirse atrapada o atrapado podría empeorar el sufrimiento que pasar las 24 horas con alguien a quien ya no quieren o con quien no se llevan bien.

Herrera recuerda que hay parejas que a pesar de que se quieren mucho no pueden convivir juntas pues se pelean. La decisión que habrán tomado podría ser vivir la cuarentena por separado y echarse de menos o intentar convivir, darse compañía y calorcito. Entre estas, algunas ex parejas optando por juntarse porque se llevan muy bien y posiblemente tienen hijos en común que no quieren exponer en el intercambio de casa.

“Habrá parejas clandestinas que escapan de sus hogares para pasar una noche juntos, sorteando a la policía y rezando por no ser descubiertos”

Algunas, Herrera menciona, estarán en procesos terapéuticos intentando salvar su relación, dando lo mejor de sí, llorando a mares, intentando recomponer la relación y ver si pueden empezar de nuevo.

Imaginar a parejas en la que uno de ellos, o los dos, están amargados y echan de menos a sus amantes, odian a su esposo o esposa; y en su contraparte, las que se conocen de verdad durante estos momentos y tal vez pueda gustarles lo que están descubriendo, apunta Herrera.

“Habrá parejas en las que uno de los dos se siente no correspondido y sufre ante la idea de saber que su pareja se iría si pudiera”
 

Pero no todo es blanco o negro, Coral Herrera imagina que habrá quienes estén en proceso de reconexión tras algún tiempo distanciados, parejas unidas por el temor a la soledad o porque desean volver a intentarlo cuando la cuarentena finalice.

¿Y las parejas que tal vez estén haciendo números mientras los niños duermen? Para Coral serían esas parejas que están en desesperación porque les rebajaron el suelo, les despidieron del trabajo o el contexto tiró los proyectos para los próximos meses, se preocupan por no saber cómo pagarán la renta de la casa, la hipoteca, las facturas de servicios como agua, luz o la comida. A las que si no trabajan no comen, o que no tienen salario o lo dejaron de tener, la autora plantea que puede que estén unidas haciendo frente al miedo y la incertidumbre, dándose calor humano y apoyándose entre todos.

“Pero en quienes más pienso es las mujeres que conviven con sus agresores”

De todas las relaciones que describe la investigadora feminista, las que implican la convivencia entre mujeres y sus agresores son las más preocupantes. Ya sea por la dependencia económica y emocional, o las amenazas de muerte si decide dejarlo, o porque están en encierro conviviendo sin la posibilidad de compartir con alguien sobre el infierno que vive. Y en estos vínculos, se piensa en las hijas e hijos, señala Herrera, quienes presas del miedo por las reacciones inesperadas de furia, viven con miedo de que un golpe pueda matar a su madre o de creer que no hay salida para esa situación ni en contexto de cuarentena, ni fuera de ella.

“Pienso mucho que no van a sobrevivir porque serán víctimas de femicidio, no podrán volver a la calle, a abrazar a los suyos, volver a la normalidad, porque sus maridos no han recibido la vacuna contra la violencia machista, aunque la descubrimos hace mucho”

(Mujeres conviven con sus agresores durante la cuarentena/Foto de Stock Photo)

Y en los teléfonos de emergencia sonando, Coral Herrera habla de las mujeres que están pidiendo ayuda, las que han podido ir a algún refugio para escapar de su agresor, las que fueron auxiliadas por amigos, familiares, el gobierno o colectivas feministas.

“… y me aferro con esperanza pensando en todas las que sí van a salvarse gracias a las redes de apoyo y cuidados. Las imagino tranquilas lejos de su agresor, las imagino pudiendo dormir bien por las noches, las imagino soñando con un futuro mejor”

(Andrea Virrueta)