En 2014 WASH United (WAter, Sanitation and Hygene), organización de la sociedad civil alemana, cuyo principal objetivo es terminar con la crisis de sanidad global e higiene, decidió hacer un señalamiento respecto al acceso al agua con una perspectiva particular en materia de género, es decir para las mujeres.

Si hablamos en temas de higiene que tienen implicaciones de salud pública, en años recientes destaca la importancia del lavado de manos para combatir el contagio de enfermedades y la disminución en la incidencia de padecimientos fácilmente prevenibles. Mientras que en lo que respecta a la salud específicamente de las mujeres, ha habido esfuerzos en los últimos años para señalar la importancia de contar con agua corriente para la prevención de enfermedades relacionadas con la adecuada higiene menstrual.

De acuerdo con la UNICEF la dificultad en el acceso a mecanismos que promuevan la higiene menstrual, así como la falta de información al respecto de la prevención de enfermedades relacionadas con la misma, provocan mayor riesgo de embarazos no planeados, incidencia en infecciones de transmisión sexual (ITS) y en algunos casos se identificó como factor de deserción escolar. En México, las ITS se sitúan entre las cinco primeras causas de demanda de consulta en el primer nivel de atención médica y se encuentran entre las diez primeras causas de morbilidad general en el grupo de 15 a 44 años de edad.

En el Informe Testimonial “Agua, Saneamiento e Higiene” del Consejo de Colaboración para el Abastecimiento de Agua y el Saneamiento (WSSCC) y del Water, Engineering and Development Center (Centro de estudios hídricos, de ingeniería y desarrollo, WEDC) y UNICEF, en el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, 22 de marzo, hicieron una recomendación fundamental a los Estados miembros de la ONU: “Encontrar maneras de romper la cultura del silencio y el tabú relacionados con la higiene menstrual, prenatal y puerperal, que son en gran parte responsables de los problemas relativos a la salud reproductiva de la mujer”.

En la Ciudad de México, con base a la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, dentro de las 10 principales causas de enfermedad en la población femenina para el año 2015, se encontraron las infecciones en vías urinarias y la vulvovaginitis aguda, en el segundo y octavo lugar respectivamente. Sumando un total de 263,760 mujeres que presentaron infecciones en vías urinarias y 32,029 mujeres atendidas por vulvovaginitis, estos dos casos, se empiezan a agravar en las mujeres a una temprana edad, desde los 15 años y se agudizan en el rango de edad de los 20 a los 44 años.

Aunado a lo anterior, en días recientes se han retomado iniciativas de legisladoras federales alrededor de la importancia de eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los productos de higiene menstrual como son las toallas femeninas y tampones, ya que es imponer una contribución a un producto de primera necesidad, donde al menos 50% de la población no puede optar por no consumirlos. Aún cuando conocemos de opciones sustentables, como son las copas menstruales o las toallas ecológicas (de tela), el acceso al agua en esta materia es fundamental.

Tristemente encontramos diversas declaraciones en la opinión pública que señalan que no es un tema prioritario y que incluso debe de considerarse el daño económico a la recaudación por la eliminación de dicho impuesto. Terrible es también que se compare el uso de estos productos con la compra de condones, sobretodo porque el Gobierno Federal, en distintas administraciones con fundamento en el artículo 4º constitucional, proporciona acceso gratuito a este método anticonceptivo y a todos aquellos aprobados por el Consejo de Salubridad General.

En nuestro país, a estas alturas, la menstruación sigue siendo considerada un tema tabú, no así de salud pública, por lo que debemos analizar las repercusiones reales de este asunto, número uno: no todas las personas en el territorio nacional tienen acceso al agua corriente, número dos: no todas las escuelas tienen una red hidrosanitaria que permitan a los menores no poner en riesgo su salud al tener que usar un sanitario, número tres y peor aún es pensar que habrá niñas y mujeres que no puedan seguir acudiendo a educación formal por que sufren de infecciones de vías urinarias o vaginales al no tener acceso a una adecuada higiene menstrual.

Es imperante que el Estado mexicano asuma su responsabilidad con las mexicanas al no permitir el encarecimiento de insumos de primera necesidad como son los productos de higiene menstrual, así como el acceso a las mejores condiciones para su desarrollo y eso incluye garantizar el derecho humano al agua en todos los espacios, hogares, instalaciones públicas, escuelas y universidades, que permitan que éste no sea un factor de rezago social que afecte principalmente a las mujeres de escasos recursos.

CRISTINA HELIANE ROSAS BALAN

Twitter: @Kris_HelianeRB

Egresada de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública con Especialidad en Ciencia Política por la UNAM y Especialista en Derecho Parlamentario por la Universidad Iberoamericana.

Especialista en Asuntos Públicos dedicada al impulso de estrategias de incidencia, vinculación y cabildeo. Se ha desarrollado principalmente en la elaboración de proyectos legislativos, de políticas públicas y capacitación con perspectiva de género, finanzas públicas y gestión de recursos, con experiencia en el sector público y medios de comunicación.