En la sociedad en general se perciben actitudes en donde premia la polarización, el encono y la animadversión; esto manifestado claramente en las redes sociales, las cuales hoy en día han cobrado una importancia crucial, debido al excesivo uso de los medios digitales de comunicación a raíz de la pandemia por covid 19 y las consecuentes medidas de confinamiento. Así como por las controversias surgidas recientemente sobre el uso de datos de personales de usuarios que los directivos de las redes sociales hacen, además de los recientes actos de censura de cuentas de personajes de importancia como el ex presidente de los Estados Unidos.

Las redes sociales sin duda son una muestra de cómo se dan los avances en materia de democracia y pluralidad en la sociedad; por ende del respeto y defensa de derechos de las personas en su diversidad. Es fehaciente que existe poco diálogo para incorporar la multiplicidad de pensamientos, de ideas y posturas hacia diferentes temas.

En particular, los temas relacionados con la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres, en donde el tema más ríspido, notablemente es el de la Interrupción Legal del Embarazo, tal como la visibilización de los derechos de la comunidad LGBTIQ+. Ambas cuestiones resultan extremadamente controvertidas; la discusión esgrima por un lado entre quienes defienden los derechos de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva y los derechos y libertades de las personas que forman parte de la diversidad sexual y de género. Antagónicamente se encuentran quienes no aprueban dichas situaciones como derechos humanos, mostrando una aversión con pocos fundamentos que no sean aquellos que se relacionan con que van en contraposición de la “naturaleza”, que rompe con el orden establecido “naturalmente”. A lo cual la pregunta sería ¿pero qué es lo que se denomina como natural?

Muchos estudios han dado cuenta de que eso que se define como naturaleza, deviene de doctrinas apegadas con discursos conservadores, basados en textos religiosos que se interpretan de una manera en particular, dando paso a la intransigencia, las verdades únicas, intolerancia y condena de aquello que ha costado mucho tiempo a las sociedades poder denominar y reconocer como derechos reproductivos y derechos de las personas de la diversidad sexual y de género.

La disputa llega a tal punto que se manifiesta con insultos, amenazas, discursos de odio que son una muestra de una parte de la población que se comporta intolerante hacia aquello que desde su estructura de pensamiento les resulta inadmisible.

Por ello, es importante seguir trabajando en la divulgación de los derechos humanos y pugnar por un establecimiento firme de la laicidad, un Estado y gobiernos que garanticen la toma de decisiones en los diferentes órdenes de gobierno con desapego de ideas religiosas o que responden a estructuras eclesiales particulares.

Las sociedades democráticas, inclusivas, requieren de marcos legales que garanticen que las decisiones públicas se lleven a cabo bajo la vigilancia de los derechos humanos establecidos en los acuerdos internacionales. Los derechos no deberían estar sujetos a aprobación de la población ni mucho menos de grupos con un determinado tipo de ideología.

De esta manera caminaremos poco a poco a que las opiniones personales se mesuren, puesto que los marcos legales avalan los derechos plenos de las personas.

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde                                                      

Twitter: @MelendezTania20

Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.