Seguramente con más frecuencia hemos escuchado hablar sobre las olas del feminismo, entendiéndolo como los diferentes movimientos que han surgido en la búsqueda de los derechos de la mujer de una manera cronológica.

Las olas feministas pueden identificarse en diferentes etapas que se distinguían por los pensamientos ideológicos y por los ejes principales de la lucha.

El movimiento feminista surgió desde hace más de dos siglos, teniendo sus orígenes a mediados del siglo XVIII y ha ido evolucionando constantemente.

Primero debemos entender que la lucha feminista inició cuando las mujeres comenzaron a rebelarse sobre la posición superior y privilegiada que ha tenido el hombre a lo largo de la historia, manteniendo a la mujer de una manera subordinada, a este fenómeno se le conoce como el sistema patriarcal. Esto dio origen a la lucha, identificando aquí el inicio de las olas.

PRIMERA OLA

La primera ola inició a mediados del siglo XVIII. Abarca desde la Revolución Francesa hasta la mitad del Siglo XIX.

La primera lucha feminista se dio en torno a la igualdad de los derechos civiles, como la educación y el trabajo, así como la libertad del matrimonio, pues antes los esposos de las mujeres eran impuestos por las conveniencias familiares. Este fue un movimiento de acción social.

Aunque en esta ola comenzó a hablarse del sufragio femenino, fue hasta después de más de un siglo que la lucha se tornó en este derecho.

En esta primera ola, las autoras de referencia son Mary Wollstonecraft, Olimpe de Gouges, Emilie du Châtelet y Harriet Taylor.

SEGUNDA OLA

La segunda ola comenzó a la mitad del siglo XIX, hasta la década de los cincuenta, en el siglo XX.

Su principal eje de lucha fue el sufragio femenino. Es decir, el voto de la mujer.

Aunque en esta época continuó la lucha por los derechos civiles, las mujeres pensaban que, obteniendo el derecho al voto, los otros derechos llegarían en consecuencia.

El sufragio de la mujer llegó después de la primera Guerra Mundial. El primero en hacerlo fue Nueva Zelanda en 1893. A partir de 1900 comenzó a propagarse en otros países.

En México, como sabemos, llegó un poco tarde, hasta 1953.

Esta segunda ola fue también caracterizada porque las mujeres comenzaron a salir a las calles a marchar para exigir sus derechos.

Las autoras de referencia de esta ola fueron Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton y una de las más representativa del feminismo, la francesa Simón de Beauvor, quien escribió el libro el Segundo Sexo, icono del feminismo.

Para esta fecha comenzaron a verse los primeros resultados en materia de derechos sociales, como el derecho al salario y a los propios bienes. Además, mujeres comenzaron a ocupar puestos de poder. Aunque en pleno 2019 continúan las brechas salariales y de derecho a bienes entre hombres y mujeres.

TERCERA OLA

La tercera ola comienza en los años sesenta. Inicia una lucha para mejorar el estilo de vida de las mujeres en un ámbito más persona, como la liberación sexual.

Es decir, las mujeres ya no querían ser vistas como objetos sexuales para los placeres del hombre. Si no que buscaban la satisfacción propia.

Esta lucha comenzó cuando la socióloga Betty Friedan escribió sobre la insatisfacción de la mujer dentro del hogar. Aquí comenzó el feminismo liberal.

Es en esta ola donde comienza un radicalismo en la lucha que busca la caída del patriarcado.

CUARTA OLA

En esta época se ha dado la discusión sí realmente existe una cuarta ola, o seguimos en la lucha de la tercera.

Hay expertos que coinciden que el contexto de violencia ha dado pie a una nueva lucha.

La cuarta ola es identificada también por la lucha masiva de las mujeres en todo el mundo contra la violencia física y la violencia sexual, en el ámbito privado, pero también público.

La doctora en psicología social, Sara Berbel, en entrevista para Vanguardia, señala que en la cuarta ola hay una lucha masiva pública, acompañada de las redes sociales, como son los movimientos #MeToo o #YoSíTeCreo.

“Esta violencia no es evidentemente algo nuevo, pero nunca tantas mujeres, y también hombres, se han visto reconocidas en una denuncia de una lacra que se pensaba que iba a desaparecer, como otras, pero que en cambio no lo ha hecho. El acoso y abuso interiorizado y silenciado en la sociedad”.

Esta ola también es identificada por las masivas marchas del 8-M, así como las marchas de las mujeres en contra de las políticas misóginas de Donald Trump.

(Reuters)

Esta lucha también se basada en terminar con la creencia masculina de que los hombres pueden apropiarse de los cuerpos de las mujeres, y de que tienen derechos sobre sus cuerpos.

Aunque dentro de la lucha feminista también se han dado confrontaciones frente a los distintos pensamientos e ideologías, expertas aseguran que debe evitarse la fragmentación para que, en la agenda política, no quede desvirtuado el movimiento.

Además, debemos reconocer que, al igual que todas las olas que se conforman, comienzan con debilidades y cuestionamientos.