Emily Willingham, investigadora de urología convertida en escritora científica, argumenta que los órganos reproductivos masculinos han sido puestos al centro del debate acerca en varios temas. En su nuevo libro Phallacy: Life Lessons from the Animal Penis (Falacia: Lecciones de vida del pene animal), la autora explica que hay una fascinación que no existe cuando se habla de los genitales femeninos, especialmente en el área de investigación.

La revista Slate entrevistó a la autora acerca del libro, que, en las propias palabras de Wilingham, “es un libro que desglosa la combinación de factores socioculturales y biología evolutiva que se relacionan con los genitales y nuestras actitudes humanas sobre ellos”.

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El interés sobre los penes

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¿Quién puede resistirse a la historia de un pene?, escribe Madeline Ducharme. “Obvio ni ustedes”, les dice a sus lectores de Slate, ni los de La Cadera de Eva, por ello están aquí leyendo.

El libro de Willingham ofrece historias de todo tipo de penes, el de 8 pies de las ballenas azules, el de los patos y de los marsupiales quienes pueden tener relaciones por horas, inlcuso cuando están al borde de la muerte.

Perder el pene es un miedo supremo para los hombres. Al respecto, la autora de libro señala que los penes de los seres humanos no están diseñados para que se caigan, pero es una ocurrencia común.

En el libro habla sobre los penes de los pulpos, el hectólicto, que es un brazo con la función de un pene puede ser arrancado por las hembras, por esta razón los machos se acercan sigilosamente a las hembras, dejan caer su brazo y se retiran lo más rápido posible.

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Las vaginas han sido excluidas en la investigación científica

La autora comenta que incluso en los animales, se ha hecho más investigación en los órganos de reproducción masculinos. “El capítulo central del libro es sobre como las vaginas han sido excluidas en la investigación científica y los factores que han contribuído, que tienen que ver con quién está haciendo las preguntas y cómo deciden contestarlas a lo largo de las décadas en esta área”. Argumenta que la omisión de la otra parte en áreas como la investigación es la razón por la cual tenemos muchas preguntas sin responder.

Además, explica a Slate que las ideas que son comúnmente asociadas con la masculinidad, surgidas de la obsesión humana de categorizar de forma binaria, pueden resultar dañinas.

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“En el frente humano, creo que podemos redefinir lo que vemos como masculinidad. Creo que hay múltiples masculinidades y formas de ser masculino. Hay un imperativo generalizado en este momento de una masculinidad imposible que creo que deja a muchas personas enojadas, desorientadas, confundidas, y a algunas de ellas, autoproclamadas.”

Respondiendo a la pregunta de qué se debe hacer para que el aparto reproductor masculino deje de ser el centro del debate, Willingham asegura: “Creo que nos vendría bien un cambio cultural de un énfasis en la fuerza física, en no mostrar cierta emociones, y el la brillantez del ataque rápido y penetrante que todo el mundo pace reverenciar y cambiar para enfatizar características como la empatía, la bondad y la expresión auténtica”.