¿Hay una forma de llegar al feminismo? ¿Cómo las mujeres se convierten en feministas? En una serie de entrevistas realizadas por La Cadera de Eva encontramos que el feminismo llega a la vida de las mujeres a través de una madre que luchó por sus derechos, como fue el caso de Patricia Piñones, académica del Centro de Estudios de Investigación de Género (Cieg), o en la búsqueda de la justicia después vivir una historia de violencia de pareja, como fue el caso de Daniela Villegas, estudiante de posdoctorado.

También se llega al querer ocupar espacios en la cultura, como es el movimiento “Aquí perreamos solas”, o a través del acompañamiento a las madres que buscan justicia por sus hijas que fueron asesinadas por un feminicida, como lo hace el contingente del Estado de México “Verdad y justicia”.

Hay algunas que lo hacen leyendo a Simone de Beauvoir o través del contagio de sus compañeras de escuela. Patricia Olamendi, abogada y defensora de derechos, compartió que fue mediante la lucha de los derechos humanos como el feminismo llegó a ella.

Las historias de cómo se llega a esta forma de pensamiento son diversas. “Muy a finales del siglo XIX se decía que era un movimiento que hablaba del carácter de una revolución no violenta y de una revolución no restringida a un solo país o un solo lugar y cobra formas distintas dependiendo de las condiciones específicas”, explicó en entrevista para La Cadera de Eva, Patricia Piñones Vázquez, maestra por la Facultad de Psicología y doctorante en Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

“ES MUY TRISTE VER CÓMO LLEGAN CADA VEZ MÁS PADRES Y MADRES A PEDIRNOS AYUDA”

El bloque negro, las mujeres que se distinguen por estar vestidas de negro, encapuchadas, con lentes tipo googles para evitar que los vidrios o gases lacrimógeno entren a sus ojos, han sido criminalizadas y cuestionadas tanto por los medios como por otras feministas. ¿Qué las mueve? ¿De dónde sacan la fuerza para protestar con un bat o con un aerosol?

Algo que tienen claro es que si ellas están en las calles “es porque las autoridades no están haciendo su trabajo”, dice Pink, una integrante del bloque negro que prefiere utilizar un pseudónimo. Las edades de estas jóvenes separatistas, las que aún no coinciden con los movimientos trans, oscilan entre los 20 y 30 años, muchas estudian, trabajan, son mamás, oficinistas que están ahí para apoyar a otras madres que han perdido a sus hijas en manos de un feminicida.

Las lucha de las mujeres feministas son diversas dependiendo de dónde están situadas las mujeres, coinciden Patricia Piñones y Daniela Villegas, ambas académicas del Cieg.

“Las opresiones son diferentes, hay opresión de clase, opresión por sexo, opresión por género, la opresión por edad, múltiples opresiones convergen y en ese sentido las mujeres más jóvenes luchan por ciertos ámbitos, algunas ya no luchan por el derecho a la educación, como las mujeres afganas”.

Pertenecer a un estado con el mayor número de feminicidios como es el de Edomex acciona esta “digna rabia”, de acuerdo con “Pink”, “F” y “Bruja”, mujeres independientes organizadas del Bloque Negro del Estado de México, quienes dieron una entrevista para La Cadera de Eva por zoom con las cámaras apagadas.

“El contingente nace de toda esta rabia, toda este indignación, al ver toda la impunidad tan de cerca. El hecho de que marchemos y acompañemos a las familias es meramente porque sabemos lo difícil que es vivir en el Estado de México y ser mujer en el Estado de México, entonces es la incertidumbre, no sabemos si mañana estaremos vivas o no. Siempre llegan y nunca dejan de llegar, es muy triste ver cómo se nos acercan más y más padres y madres de víctimas de feminicidio a decirnos ‘oigan necesito su ayuda, porque ya no sé qué más hacer’.

Agrega que es muy importante también dejar claro que su contingente, “Verdad y justicia” es el más arraigado e invisibilizado, a pesar de ser del estado más feminicida. Este 8M sólo esperamos hacernos un poquito más visibles y hacer más ruido respecto a todos los casos que siguen sin resolverse porque es muy muy injusto que tengamos que hacerle la chamba a las autoridades, no se vale que pasen los años y pues estas personas sigan obteniendo grandes puestos y sus salarios, pero nosotras y las familias seguimos sin resultados”, refutó Bruja.

Detrás de la capucha hay indignación, rabia, furia. Ellas no van a la marcha buscando agredir a las mujeres policías, ellas reaccionan a los actos de acoso, provocación e intimidación que tienen las uniformadas, señalan estas mujeres independientes organizadas del Bloque Negro del Estado de México.

“Nosotras no vamos con la idea de ir a golpear policías. Nosotras estamos ahí por acompañamiento a las familias a las mujeres, a las jóvenas, a las niñas, por las mujeres que ya no están, por las mujeres que vienen, pero es muy notoria la provocación por parte de las policías, nos van fotografiando cuando nos ponemos la capucha, eso es vulnerar la identidad de las compañeras que decidimos salir a marchar".

“Ellos están haciendo acoso, me parece raro que manden a las ateneas sólo a la Ciudad de México. Detrás de esas vallas hay gases, insultos, se vienen riendo de nosotras, no es un ambiente pacífico o cordial en el que podamos desarrollar con estas mujeres, se evita la confrontación porque ponemos en riesgo nuestro vida, la policía tienen la fuerza institucional y política de detenernos, (el accionar) lo vemos como un acto de autodefensa cuando estas personas están incurriendo en  abusos de autoridad y tratamos de encarar, decir que hay protocolos internacionales que nos protegen como manifestantes, ¿quién está siendo violento, quién encapsula, quien está acosando o denigrando la causa que diariamente se lleva a 11 mujeres asesinadas, a dos mujeres violadas por hora y desparecidas? Se debería de hacer un balance más crítico”, apuntó “F”, una de las integrantes del contingente “Verdad y justicia”.

“Al final nosotras somos estudiantas, somos madres de familia, somos personas de la sociedad civil. Nosotras no llevamos ningún arma. Les molesta y esa es otra cosa que el Estado debería también de analizar. Ellas (las policías) sí llevan gas, ellas sí llevan un equipo táctico; nosotras accionamos cuando debemos de hacerlo, como dice “F” nos van agrediendo durante toda la marcha, durante toda la marcha nos gritan cosas. Nos van diciendo, incluso hemos escuchado ‘para qué si ya están muertas’, esa mentalidad debería de cuestionarse a las autoridades”, apuntó Pink.

El Estado de México encabezó la lista de entidades con con 145 víctimas de feminicidio. Ya se han activado dos Alertas de Género, un mecanismo de protección dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. La primera Alerta fue declarada en julio de 2015 y contempla once municipios: Chimalhuacán, Chalco, Cuautitlán, Ecatepec, Ixtapaluca, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco. La segunda Alerta, enfocada a la desaparición de niñas, adolescentes y mujeres, fue declarada en octubre de 2019 en los mismos municpios excepto Tlalnepantla y Tultitlán.

LAS LUCHAS SON DIVERSAS

Los motivos por lo que luchan las mujeres son diferentes. “Hay una gran diversidad de feminismos dependiendo el posicionamiento político, de razas, de etnias, de clase en la que las personas se ubiquen. El feminismo es un movimiento social de las mujeres, es un movimiento político, teórico a nivel de discusión científica social, se trata de poner estas discusiones en las calle”, señaló Daniela Villegas, analista de género.

“Muchas mujeres feministas no vienen de espacios académicos sino de las calles de la lucha, no muchas pueden ir a movilizaciones y están en casa resistiendo, están haciendo prácticas que yo consideraría feministas. Vivimos una situación donde la mayoría de las mujeres son cabezas de esos hogares. No es algo reciente, es algo que se lleva viviendo desde muchas décadas”, apuntó Daniela Villegas, analista de género.

Desde el año 2000 hasta el 2020 se ha incrementado el porcentaje de jefatura femenina en el hogar, del 21% al 33%, de acuerdo con los resultados del Censo 2020. Y a esto se agrega que son las mexicanas que dedican más tiempo a las labores de casa, destinan 50 horas a la semana a tareas como limpiar, cocinar o cuidar a otros integrantes del hogar, que representa 2.5 más tiempo en estas actividades que los hombres. Y la proporción es la misma a nivel global, de acuerdo con ONU Mujeres.

“Las labores domésticas y de cuidado no tienen un precio asignado, pero sí tienen un valor económico. De acuerdo con el Inegi, en 2020, el trabajo no remunerado tuvo un valor de 6.4 billones de pesos, equivalente al 90% del presupuesto de egresos de la Federación aprobado para este año”, de acuerdo con Fernanda García, Coordinadora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

A esto se suma la brecha salarial, de acuerdo con la misma institución es del 13%, es decir, por cada 100 pesos mensuales en promedio que percibe un hombre por su trabajo, una mujer recibe 87.

Estas condiciones son las que van determinando las luchas de las mujeres, como es el caso de las habitantes de Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco quienes decidieron no unirse a las manifestaciones feministas del centro de la Ciudad de México en 2021. Ellas protestaron en sus calles para convocar a sus pobladoras a organizarse frente al machismo, el despojo de tierras, el desabasto de agua y la construcción de proyectos industriales. Aunque pertenecen a la ciudad, sus demandas son otras, de acuerdo con el portal Cimac.

CIMACFoto: César Martínez López

“Se pretende hacer un centro comercial, anunciado con bombo y platillo. Tenemos la experiencia con el Chedraui, desde que está, el agua nos falta mucho. Nos lo dijeron ´no lo permitan´. Se depreda todo el comercio local, depredan los mantos acuíferos y nos mandan agua sucia”, dijo Akire a la agencia feminista. Las mujeres luchan por distintas causas, al preguntarle a Patricia Piñones si es así, responde citando el libro El peligro de la historia única de Chimamanda Ngozi Adichie, escritora, novelista y dramaturga feminista nigeriana: “yo no podría decir lo que le pasó ni la rabia en concreto de aquellas mujeres”.

Patricia argumenta que tuvo la fortuna de vivir una vida feminista desde muy temprano como la académica independiente británica-australiana, Sara Ahmed, sin ser sujeta a violencias sexuales o físicas. Sin embargo, Patricia tuvo acercamiento en la universidad a otro mundo, que fue el de  mujeres de la cárcel con quienes trabajó; ellas enfrentan otro tipo de violencias y situaciones, y es desde ahí y la academia donde ejerce su activismo.

¿CÓMO SE EXPRESAN LAS LUCHAS?

Sin embargo, hay una constante, la historia de violencia que viven las mujeres nos atraviesa a todas, cuando nos encontramos en la marcha pareciera que nuestra lucha individual es colectiva, como contó Lucy González del movimiento Pan y Rosas en entrevista para La Cadera de Eva.

Esto se comprueba al preguntarles a las asistentes a la marcha “¿por qué viniste?”. Las respuestas son parecidas: “fui abusada”, “me acosaron en la escuela”, “vivo violencia intrafamiliar”, “para pedir justicia por la muerte de mi hija”.

Los cuerpos de las mujeres se han convertido en una cartografía de las violencias, de cómo se visten, cómo hablan, si protestan, si deciden sobres sus cuerpos. Las luchas coinciden con la búsqueda de una vida libre de violencia, como lleva el nombre de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que fue promulgada en 2007.

Mientras las jóvenes disidentes luchan en la calle, hay otras que luchan desde la academia, como es el caso de Patricia Piñones, maestra por la Facultad de Psicología y doctorante en Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quien dice que la academia no va separada del activismo.

“Estamos muy convencidas de que no va separada la academia del activismo. Hacemos academia activista o activismo académico y esto marca mucho del trabajo en esta gestión muchas de las cosas del pensamiento de las propuestas”, dijo en entrevista para La Cadera de Eva.

Patricia Piñones llegó al feminismo a través de la historia de lucha de su madre, quien desde 1955 ya osaba defender sus derechos y las de otras. “Tuvo las agallas de separarse en esos años porque el matrimonio le impedía seguir con sus estudios”. Patricia tenía tres años, la separación de su madre y padre la marcó. No sólo eso, también las lecturas que le hacía su mamá. Una historia que replicó con su hija, quien a sus 20 años le preguntó “¿mamá yo también soy feminista?”.

¿El feminismo se hereda o se nace siendo feminista?  Daniela Villegas, estudiante del doctorado del Cieg, llega al feminismo después de vivir violencia por parte de su entonces pareja. La creencia de que por ser estudiante no iba a vivir violencia porque la identificaría, la hace voltear a ver el feminismo, es así como empieza a responderse cosas en la maestría de Estudios de Género de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

“AQUÍ PERREAMOS SOLAS”

El feminismo es una búsqueda de posicionar el discurso de las mujeres en el espacio público y privado pero desde su posicionamiento, no desde los posicionamientos de los demás, ni del patriarcado, de acuerdo con Daniela Villegas.

Un ejemplo ha sido el movimiento “Aquí perreamos solas” que surgió como una idea, ahora es un movimiento en Facebook que ha alcanzado a más de 60 mil mujeres.

“Yo tengo un grupo de Facebook donde hay más de 18,000 mujeres, donde nos ayudamos mucho. Entonces se me hizo buena idea preguntar si ellas pudieran estar interesadas en hacer un concierto sólo para mujeres de Bad Bunny”, compartió Luz Escandón, autora del ahora proyecto #AquíPerreamosSolas, en entrevista para La Cadera de Eva. 

“La razón por la cual lo propuse fue porque de cierta forma yo quería reproducir los espacios que he tenido, como caminar al lado de mujeres en un 8M sintiéndome segura, a pesar de que yo caminaba con miles de personas que no conocía”, menciona Luz, respecto a su experiencia en espacios separatistas.

El objetivo de la iniciativa #AquíPerreamosSolas, es reproducir esta experiencia en los espacios para mujeres, pero en un momento de ocio. Luz comenta que además de los espacios de lucha donde hay exigencias y denuncias hacia el Estado mexicano, generar espacios de entretenimiento que sean seguros para las mujeres también es importante ya que surgen como respuesta a la violencia que viven las mujeres en el país. 

“No podemos disfrutar espacios de ocio libremente. Muchas veces no puedes ir vestida como tú quisieras porque las personas creen que si tú te vistes de ‘forma provocativa’ es como una invitación, ¿sabes? Y no es así, en el mundo en el que vivimos y en el en el país en el que vivimos, muchas personas lo interpretan de esa forma. Y es por esto que no vas vestida en short super pequeño a la calle aunque tú quisieras, porque los hombres se lo toman como una invitación”, platica Luz Escandón en entrevista.

CÓMO HA CAMBIADO LA LUCHA

Las luchas van cambiado de acuerdo con movimientos históricos, políticos y sociales. “Antes no se discutían tantas temáticas como la identidad sexual, de género, ‘el sujeto mujer’ era la mujer que nacía de manera biológica, no había una discusión tan acalorada como existe hoy en día, en que se ha discutido quién es el sujeto del feminismo”, apunta Daniela Villegas.

Cada momento del feminismo ha tenido sus escisiones, sus luchas, sus encuentros y desencuentros, y explicarlo como “ola” nos queda corto, dice Patricia Villegas.

 El feminismo va más allá, es una revolución, un movimiento, un punto donde la indignación y deseos de las mujeres por apropiarse de espacios se encuentran.

Atrás de la capucha hay una madre de familia que vivió abuso. Hay una joven que lucha porque un feminicida le quitó a su hermana. Las formas de luchas son diversas, en la academia, en el arte, la política, los medios, la danza, la literatura, las marchas, las mujeres, ‘les otres’ están buscando espacios y están luchando por algo que supone tienen dado, sus derechos.

Este 8M, se espera que las mujeres y ‘les otres’ salgan a las calles. Al menos así lo indican las convocatorias…