Las mujeres han dejado de ser protagonistas de sus procesos como el parto o la menstruación, ya que han sido expropiados por la ciencia y el mercado, reveló Luciana Wainer en su reportaje La expropiación de los cuerpos, publicado en la revista Este País.

En su investigación Luciana explora cómo se ha ejercido violencia sobre el cuerpo de las mujeres dentro del sistema patriarcal.

“El parto ya no es de las mujeres, el parto ha sido expropiado”, le dijo la doula Wadi Covas, quien participa en el Proyecto Maio, una iniciativa que busca que los partos sean humanizados.

En México tres de cada diez mujeres han sufrido violencia obstétrica y 4 por ciento fueron esterilizadas de manera forzada durante su último parto, según la Encuesta sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar realizada por el INEGI en 2016.

Las mujeres se han convertido en objetos de exploración, han dejado de ser vistos como cuerpos que son sujetos de derechos. Un caso es el de Gladys Tamayo, que narra Luciana en su reportaje.

Gladis estaba en su primer trimestre de embarazo, acudió a sus chequeos médicos en el Hospital General del Sur de Puebla capital. Su revisión se convirtió en una práctica estudiantil, donde no sólo el doctor la exploró sino todos los practicantes que la acompañaban.

La experiencia de Gladis la hizo buscar un hospital privado. Sin embargo, no pudo solventar los costos y decidió asistir al Hospital de la Mujer ubicado al sur de la ciudad de Puebla, donde también recibió malos tratos.

La enfermera que la atendió le dijo que si no se callaba le iban hacer cesárea y que “para qué había abierto las piernas.

PARTO, UNA CUESTIÓN DE MERCADO

En cuanto a las cesáreas, estadísticas han revelado que en los hospitales privados hay una tasa de 80%, mientras que en los públicos la cifra es de 40%.

El número de cesáreas realizadas en el 2020 superó el 50%, cuando cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda que únicamente sea del 15.

El costo de un parto natural en un hospital privado es de 7 mil a 36 mil pesos y de 11 mil a 49 mil si es cesárea.

La iniciativa Medicina sin violencia ha recopilado testimonios de mujeres que han sufrido violencia ginecológica, las agresiones van desde comentarios inapropiados a la hora de la revisión, hasta acoso sexual o insinuaciones en la consulta. Pero no hay cifras oficiales que puedan dimensionar el problema de la violencia ginecológica en México.

MENSTRUACIÓN DIGNA

En el reportaje Luciana también aborda cómo el IVA hacia los productos menstruantes han sido discriminatorios. “No es un lujo, es una necesidad fisiológicia”, dijo Anahí Rodríguez, vocera de Menstruación digna.

En sorpresa, Anahí señala que ni la goma de mascar tenía IVA, pero los productos de gestación menstrual sí.

El 2 de marzo se aprobó que en el Congreso de Michoacán se obligará a las autoridades de educación a facilitar acceso gratuito a productos de gestión menstrual para las niñas.

También, se retomó cuando en 2019 en Congreso local votó por reformar la Ley de Residuos Sólidos y prohibir los plásticos de un solo uso, Cuando la ley entró en vigor, también salieron los tampones.

Esta decisión evidenció la falta de perspectiva de género, de acuerdo con la vocera.

Desde estos dos ángulos, la violencia obstétrica y la gestión menstrual, Luciana evidencia la violencia institucional hacia las mujeres, se deja ver “un sistema que históricamente ha avalado la expropiación de nuestros cuerpos y la violación a nuestros derechos”.