Carmen Valls es médica especializada en endocrinología y ahora dirige el programa “Mujer, Salud y Calidad de Vida” en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS) en España, organización de la que es miembro desde 1983 y vicepresidenta. Un particular interés que tiene Carmen Valls es visibilizar a las mujeres y crear un campo médico con perspectiva de género. 

¿En qué forma se puede ejercer violencia en la medicina? Carmen Valls menciona en entrevista para El País, que en los trabajos de investigación pocas veces hay una diferenciación de datos por sexo, o no se incluyen mujeres en los trabajos. 

Esto repercute en que la evolución de las enfermedades se estudie de la misma forma en mujeres y hombres y no se tengan en cuenta ciertas características del cuerpo femenino;

“Las mujeres tienen iguales derechos que los hombres, y el derecho a la salud implica que sean diagnosticadas y tratadas según sus diferencias” menciona Carmen Valls
  

De igual forma, en dicha entrevista se señala que a las mujeres se les recetan más ansiolíticos (tranquilizantes) que a los hombres. ¿Por qué? Los médicos atribuyen el cansancio o el dolor en alguna parte del cuerpo a la ansiedad o depresión en mujeres, antes que a algún otro problema de salud; y no se realiza un proceso diagnóstico para buscar las causas de sus problemas.

La sociedad machista y la salud

Carmen Valls, al ser especialista en estudios de género, señala que la sociedad patriarcal es también un factor que repercute directamente en las mujeres: la doble jornada es un ejemplo muy claro; las mujeres muchas veces tienen que trabajar y hacerse cargo del hogar, lo que genera mucho más estrés que si solo tuvieran que concentrarse en una tarea. 

Los estereotipos de género hacen que las mujeres sientan que deben cumplir todos los roles a la perfección: la madre, la esposa, la trabajadora. Por eso, no resulta raro que sean las mujeres las que presenten, en mayor medida, problemas de incremento de las hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol, que pueden producir taquicardias e hipertensión y alterar el ritmo del sueño.

La salud mental es también un pilar afectado: la mujer es agredida desde el momento del nacimiento al considerarla inferior y de poco valor. Y al exigirle mantener unos determinados cánones de belleza, se producen casos de anorexia y bulimia desde la adolescencia, o exceso de intervenciones de cirugía estética, una industria floreciente. 

La violencia obstétrica es violencia de género

Uno de los campos más violentos en la medicina son los partos. En lugar de acompañar a las mujeres en uno de los momentos más gratificantes de la vida, se les quita protagonismo y decisión. Por eso, indiscutiblemente, la violencia obstétrica es también violencia de género.

“Despreciar a la persona que se atiende y victimizarla es una forma más de violencia de género”

La Ley contra la Violencia de Género de diversos países como España y México, preparada por años de luchas feministas para hacer visible la violencia machista, ya no permite que se considere un problema privado. Se considera un problema de salud pública, y las y los profesionales de atención primaria han recibido formación para atenderla, aunque aún falta más información y más recursos para dar soporte a las mujeres y crear un campo profesional médico con perspectiva de género.