El segundo Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, presentado en noviembre de 2020, nace de la sentencia para México a partir del caso Campo Algodonero en 2009 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

¿Por qué es importante juzgar con perspectiva de género?

“Se ha observado que México no tiene voluntad política para juzgar con perspectiva de género”, dijo Ydalia Pérez Hernández, integrante de la Federación Mexicana de Universitarias, pero afirmó que las mujeres sufren de una represión sexual y violencia por cuestiones de género a diferencia de los hombres. 

“Este protocolo debería ser leído y conocido por todas las personas del país”, sostuvo la experta, y resaltó la importancia de juzgar con perspectiva de género recordando el feminicidio de Abril Pérez, una mujer que días antes de su asesinato había denunciado a su pareja por intento de feminicidio y su juzgador reclasifico su caso como violencia intrafamiliar. 

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La existencia y conocimiento de estos protocolos es vital para que las sentencias sean públicas y transparentes, y el poder judicial resuelva los casos de forma crítica, sin violar la presunción de inocencia y con perspectiva de género, sostuvo Pérez Hernández y dijo: “Pareciera que no hay un verdadero interés por erradicar las violencias en contra de la mujer”. 

¿Por qué construir un protocolo?

Por otro lado, la  Directora del Instituto de Formación de Justicia y Derechos Humanos, la Doctora Patricia Olamendi Torres, resaltó la falta de referencia contextual dentro de dicho protocolo ya que no se mencionan los altos índices de violencia que sufren las mujeres en México. 

“En México el acceso a la justicia para juzgar con perspectiva de género es prácticamente nulo”, dijo Olamendi Torres, haciendo referencia al clima de impunidad que se vive en el país, “no llegamos ni al cuatro por ciento de casos resuelto a favor de las mujeres”, expresó la doctora. 

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Asimismo, cuestionó las razones de haber hecho un segundo protocolo sin haber realizado un análisis profundo de las sentencias relacionadas a casos de violencia en contra de la mujer por cuestiones de género o mujeres privadas de la libertad. 

“Si en el protocolo no queda claro que se quiere eliminar la impunidad y garantizar el acceso de las mujeres a la justicia, entonces ¿cómo qué fin se realizo”, dijo Olamendi Torres. 

Un gran avance para la mujer

No obstante, Karla Micheel Salas, Directora del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, resaltó los avances en el tema afirmando que aún falta mucho camino que recorrer.  

“Los jueces son aliados del patriarcado”, citó Salas, y recordó que el poder judicial tiene la obligación de proteger la vida de las mujeres y su seguridad y justicia son asunto del Estado, cuya obligación es de sancionar y reparar el daño a la víctima con verdad y justicia. 

Salas recordó sus días de estudiante cuando se adoctrinaba sin perspectiva de género, “Ahora se cuestionan las aulas”, dijo, “y se puede decir que las mujeres tiene un protocolo que reconoce con puntualidad el acoso, que la violación puede ocurrir en el matrimonio y que es una obligación incorporar la perspectiva de género al juzgar.

“El protocolo es una herramienta que se debe usar para hacer sentencias con perspectiva de género, porque estas hacen un cambio en la libertad, bienes y vida de las personas. 

Por último resaltó tres aspectos importantes: el énfasis en juzgar y resolver con perspectiva de género de forma obligatoria; el avance de visibilizar los casos de las mujeres privadas de la libertad; y, el incorporar la parte metodológica, sin olvidar que se necesita justicia especializada para resolver con perspectiva de género.