Los siguientes ejemplos son reales, lo único falso son los nombres. Maira tuvo tres años de relación con Paris, la única vez que recibió un regalo fue un oso gigante. Al que después uno de sus amigos lo bautizó como “el oso culposo”, porque el regalo le llegó después de que su entonces novio ya había empezado una relación.

Maira pudo salir de esa relación. Sin embargo, después llegó a otra donde Alberto, era un novio ausente pero cada vez que ella se disgustaba, él trataba de resolverlo con un “ya, ya vámonos de viaje” o de repente le regalaba libros o cualquier detalle. Maira se emocionaba pero con el tiempo se daba cuenta que la sensación de abandono o enojo seguía apareciendo. Alberto trataba de cubrir su faltas con regalos.

Lee: Podemos no ser amigas, pero nunca enemigas: feministas

La compensación exagerada

Sandra vivía algo parecido. Su pareja desaparecía los fines de semana y cuando regresaba, le llenaba la casa de flores. Después los regalos fueron aumentado, se convertían en viajes. De acuerdo con un artículo de El País, las compensaciones exageradas pueden disfrazar al chantajista emocional de seductor.

Sin embargo, existen otras formas de chantaje, como los enojos, castigos o silencio. También hay autocastigadores, que amenazan con auto inflingirse si no obtienen lo que buscan a cambio. Aquí podemos ubicar la típica frase “si me dejas me mato”.

Enamoramiento como control

Lee: Cómo aprender amar al otro

Existe otra forma poco perceptible del chantaje, puede acceder al inconsciente de sus víctimas, es prometerles que satisfarán sus deseos más íntimos, el típico que te promete bajarte el sol y las estrellas.

A través del chantaje intentarán cumplir sus objetivos y tratar de que te sientas amado y cuidado. Los regalitos siempre serán un caramelito extra, pero no todo será porque sí. Los regalos tienen un objetivo detrás, que les correspondas, que no los abandones o controlarte, dice para El País, Lara Ferreiro, de El Prado Psicólogos.

La culpa y el aislamiento progresivo

Otra de las formas que usan los chantajistas es ser sutiles, tratarán de hacerte sentir culpable para hacer o dejar de hacer cosas que no deseas; por ejemplo, cuando quieres salir con tus amigos o amigas sin esa persona, te pueden decir  "me encuentro mal, pero no te preocupes, tú vete con tus amigos, que ya me quedo yo aquí solo…”, dice la psicóloga.

También buscarán alejarte del círculo de tus amigos y amigas. Sandra cuenta que su pareja trataba de ponerla en contra de sus amigos, le advertía sobre la forma de ser de ellos.”No quería que tuviera a mi alrededor gente que pudiera trastocar sus planes”.

También pueden existir los castigos silenciosos, porque hiciste algo que no les pareció y te pueden aplicar la ley del hielo, es decir, dejarte de hablar.

Los chantajistas también pueden existir en el trabajo

Lee: No son "tías solteronas", las tías PANK son un ejemplo a seguir

En las oficinas hay chantajistas emocionales que con un regalo extra buscan cargarte el trabajo. Lo más aconsejable es que los rechaces si no estás dispuesta o dispuesto a otorgar la contraprestación que te piden.

“Podemos decirle que está muy bien que nos compren un bolso, pero que no por ello vamos a hacer determinada cosa o a perdonarles una falta. Se trata de descubrirles de un modo elegante”, concluye la terapeuta.

(Diana Juárez)

Con información de El País