La crisis por covid-19 ha afectado fuertemente la economía de las mujeres mexicanas. Previo a la emergencia sanitaria, se estimaba que el 64% de las mujeres trabajaban en el sector informal, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Los datos actualizados indican que la pandemia obligó a muchas mujeres a trabajar en la informalidad, ya que 3 millones de mujeres salieron del mercado laboral. Algunas de ellas, sobre todo jóvenes, se han convertido en pequeñas empresarias abriendo bazares virtuales en Instagram.

A pesar que durante esta pandemia algunas perdieron sus empleos, que eran sus principales fuentes de ingresos, el trabajo no disminuyó para las mujeres. El confinamiento aumentó las tareas del hogar y las tareas de cuidados, que en la mayoría de los hogares recaen en las mujeres.

De acuerdo con la ENOE, a raíz de la pandemia casi 2 millones de mujeres dejaron de recibir ganancias por la realización de un trabajo. Para los hombres la situación fue diferente, ya que la población masculina con un trabajo remunerado creció un 47%.

Hacerle frente a la crisis con bazares en Instagram

Datos del Inegi de entre marzo y agosto de 2020 demuestran que dos de cada tres personas desempleadas en México fueron mujeres. Ante el golpe a la economía de las mexicanas por el covid-19, las ventas por internet les han ayudado a subsistir, especialmente a las generaciones más jóvenes. 

Un caso representativo es el de Lina Morales, quien abrió su tienda virtual de ropa de segunda mano con el objetivo de ayudar a la economía de las mujeres jóvenes de la Ciudad de México y ayudar al medio ambiente. Durante la pandemia, su negocio Pizarra de Lina le ha ayudado económicamente:

“Afortunadamente mi negocio me ha ayudado a sobrellevar la situación actual porque egresé de la universidad en agosto y conseguir un trabajo en pandemia ha sido muy complicado”, dijo para La Cadera de Eva.

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Lina asegura que debido a la pandemia ha tenido que hacer algunos cambios, como reducir los costos de envíos para que sus clientas puedan acceder a la ropa sin necesidad de salir de casa.

Bazares, un espacio para la sororidad

Lina cuenta que la ayuda de sus amigas ha sido fundamental para mantener a flote su bazar. “Mis amigas me han ayudado a promocionar mi negocio, ya sea recomendándome, compartiendo mi contenido o comprando prendas, y estoy profundamente agradecida con ellas”, cuenta. 

Además, asegura que abrir tu propio negocio por internet y crear redes de apoyo con otras mujeres emprendedoras también es una forma de tejer solidaridad entre todas y hacerle frente a la situación económica que el país está atravesando.

“Poco a poco vamos comprendiendo que no es una competencia de egos, las oportunidades laborales en México desafortunadamente son asimétricas, pero todas necesitamos una fuente económica para sobrevivir”, apunta.

Otro caso es el de Joselyn Pralta que vive en Tehuacán, Puebla y hace 9 meses creó su bazar de ropa de segunda mano en Instagram: “Yo busqué una palabrita que le sea fácil recordar a la gente, me gusta el coco y que me digan Jos entonces fue: Cocojoss”. Para una entrevista a La Cadera de Eva cuenta que ya había vendido ropa con amigas y en pequeños grupos de Facebook; sin embargo, esta vez decidió hacer un negocio más formal. 

Creó su logo, seleccionó la ropa, la lavó y tomó fotografías a cada prenda. Buscó proveedoras y se percató que las tallas grandes eran muy solicitadas. Cada semana hace nuevas actualizaciones de ropa e intenta sacar prendas que le piden las clientas. 

“El marketing de boca en boca es el que más seguidoras te deja, me gusta que compren la experiencia”, afirma Jos.

También cuenta la primera vez que hizo un envío nacional, fue con destino a Querétaro y estaba nerviosa ya que utilizó Correos de México. En ese momento no le entregaron una guía de rastreo y no sabía con exactitud el tiempo que tardaría en llegar el paquete, sin embargo, tardó tres días y llegó en perfectas condiciones. 

Ventas en internet

Crear un perfil de empresa en Instagram es fácil, sin importar el tamaño del negocio se pueden alcanzar objetivos comerciales de forma rápida. Según datos internos de la plataforma el 60% de las personas descubren nuevos productos en la red social y más de 200 millones de usuarios visitan al menos un perfil de empresa por día. Todo por medio de una aplicación en el celular. 

Larissa Mora, economista egresada del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), dice: “a estos negocios se les puede llamar micro, pequeñas o medianas empresas en las que tienes una persona que es prácticamente el único empleado”. Afirma que este modelo de negocio tiene un componente importante de autoempleo y produce ingresos muy significativos para las mujeres. 

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Las ventas por internet son un medio que hace que los costos sean mucho más baratos porque las plataformas te permiten el acceso a los mismo clientes que las grandes empresas, menciona la economista. “Lo que a las grandes marcas les cuesta muy caro como la publicidad a ti como micro o pequeña empresa te sale muy barato y esto hace que disminuya la barrera a la entrada”. 

Afirma que esta facilidad incrementa al número de oferentes porque los consumidores ya no tiene una sola opción para comprar. “Se traduce en un mayor bienestar para los consumidores, y tienen un bienestar a precios más eficientes que los que suceden cuando el mercado solo está acaparado por los grandes productores”. 

Impacto positivo al medio ambiente

La industria de la moda produce el 20% de las agua residuales mundiales, y es la segunda industria después del petróleo, más contaminantes según las Naciones Unidas. 

Ginger, estudiante de periodismo, decidió vender ropa que ya no se ponía o le quedaba pero estaba en buen estado con amigas y conocidas. Después del éxito desatado decidió abrir una cuenta en Instagram para llegar a más personas y en un lapso de 6 meses creó su microempresa ElClosetdeGin. “Me parece un poco absurdo donar a la gente lo que ya no quieres o no te gusta, porque cuando donas yo creo que das lo que la gente necesita, no lo que te sobra”, dice.

Ginger menciona en una entrevista para La Cadera de Eva que a partir del negocio ha aprendido a desapegarse de las cosas. 

Las ventas que generó Gin provocó que amigas se acercaran para preguntar si ella les podía vender la ropa que habían sacado en buen estado: “también he estado buscando trabajo y con esto de la pandemia ha sido súper difícil encontrar. Sigo estudiando pero ya necesito empezar a generar mi propia fuente de ingresos entonces dije, bueno en lo que encuentro chamba”. 

La estudiante de periodismo afirma que en ocasiones se han acercado a ella para vender cosas que no están en muy buen estado y le molesta ya que a veces la mejor solución es donar o en todo caso reciclar las telas. “No todo se puede vender”, exclama.

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Actualmente el reto de Ginger es establecer horarios de trabajo ya que relata que es muy absorbente y cansado. No obstante, sonriente comparte: “Haces feliz a muchas mujeres, haces feliz a las que venden su ropa porque les das dinero, haces feliz a las que compran ropa, yo salgo feliz, el medio ambiente feliz, todas somos felices”. 

Sororidad en internet

Instagram se ha convertido en una plataforma donde las mujeres pueden comprar y vender ropa, entre otros productos. Además de ayudar al medio ambiente, los bazares crean solidaridad entre mujeres quienes se han organizado para abrir espacios de venta sólo de mujeres, como es el grupo de Facebook Niñas SOS CDMX

En este grupo las usuarias ofertan sus productos o buscan a vendedoras mujeres que puedan ofrecer lo que están buscando, es una forma de activar una economía feminista, al priorizar el apoyo a las mujeres. En este grupo algunas mujeres empresarias insertan los usuarios de sus bazares en Instagram, para atraer a más clientas.