Aunque el machismo se ha dado de manera histórica, no siempre ha sido visibilizado en los medios de comunicación; era un tema que se mantenía de carácter privado y como un problema intrafamiliar.

En un viaje al pasado, el cinco de octubre de 1992, los periódicos nacionales hacían referencia al aumento del machismo dentro de los hogares mexicanos.

Una nota publicada por el periódico El Universal, en ese año, firmado por el reportero Carlos Acosta, reportó el aumento del machismo en medio de una “modernización” por la que atravesaba el país.

“El machismo tiende a acentuarse en los hogares mexicanos y cada vez se registra una creciente violencia intrafamiliar, revelan estadísticos del CAPEA, en las que asegura que el 90 por ciento de las mujeres golpeadas son casadas; también aumentan las agresiones contra menores u otros integrantes del núcleo familiar. 

La mujer mexicana, agrega, continúa con la etiqueta de sumisa y abnegada ya que lejos de denunciar el maltrato de que son objeto por parte de sus cónyuges, prefieren callar. Se estima que un buen número de casos graves no son presentados ante las autoridades por presiones sociales, familiares o económicas”, dice la nota.

La nota fue publicada un año antes de que se diera a conocer las sistemáticas matanzas de las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1993; un problema que se ha expandido en los últimos 26 años por todas partes de la República. 

En 2001, una pareja mexicana de asesinos seriales conformada por Edgar Ernesto Álvarez y José Francisco Granados, secuestraron, violaron y asesinaron a tres jóvenes, Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos, cuyos cuerpos fueron hallados en un campo algodonero de Ciudad Juárez, Chihuahua el 6 de noviembre del 2001.

El multihomicidio, referido como el caso del “Campo Algodonero”, fue el detonante para que se visibilizaran y tipificaran los delitos que se referían a la violencia contra las mujeres. 

En 2012 la Constitución Mexicana tipificó el delito de feminicidio a todas las muertes de mujeres por razones de género.

La antropóloga Marcela Lagarde fue la primera persona en introducir el término feminicidio a México, traducido del término feminicide que significa el asesinato de una mujer por ser mujer, de la autora Diana Russell. Mismo que logró tipificar como delito en el Código Penal Federal (CPF) y en la Ley General de Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia durante su cargo como diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Conforme el paso del tiempo, los trabajos de Lagarde fueron modificados dando como resultado lo que tenemos en el CPF vigente.

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