Desde las comunidades nómadas había un traslado constante de la población, la cual se movía por temporadas, buscando alimentos y condiciones óptimas para la permanencia de sus tribus. Aun ahora, existen algunos grupos nómadas como los yanomami en Venezuela, los pigmeos en África, los beduinos en Arabia, los zíngaros en Europa, los mongoles en Asía, entre otros. Los fenómenos de inmigración y migración siempre han existido, forma parte de la historia nacional e internacional, con tintes particulares en cada país. Una de sus funciones además de la económica, es la construcción de una interculturalidad y multiculturalidad de nuestras diversas sociedades, como una estrategia para mantenerse vivas y en constante movimiento.

El tema de la migración masiva, de países centro y latinoamericanos que cruzan México para llegar hacia Estado Unidos, es un tema complejo, no solo desde la investigación y la estadística, sino en todas sus vertientes: legales, políticas, sociales, culturales, económicas, alimenticias y emocionales, entre otras. También lo es desde sus causas, ya que son diversas y cambian constantemente según el tiempo y los contextos sociopolíticos de cada país, así como las necesidades particulares de quienes deciden migrar. Algunas de ellas son estructurales como la pobreza, la falta de trabajo, conflictos religiosos y políticos, desplazamientos, guerra, narcotráfico, delincuencia organizada y violencia generada por pandillas; o bien, tienen razones personales como “rifársela” para reunirse con sus familias en los Estados Unidos y/o en México; para vivir la experiencia “para que no les cuenten” y otros más, realizan el trayecto de ida y vuelta para tener “prestigio” social, claro estos son los menos casos. En una entrevista que realice en el 2016 a mujeres y hombres migrantes del Albergue de Migrantes Hermanos en el Camino a cargo del padre Alejandro Solalinde, comentaron: “cuando a uno le preguntan por qué migramos, nosotros contestamos que es para sacar adelante a la familia, y la verdad es que no es así, uno podrían sacar adelante a la familia en su propio país, pero las condiciones de violencia y del crimen organizado nos rebasan, no hay dinero que alcance para pagar y vivir, así que además del miedo y con esas condiciones, es difícil salir adelante, más bien tenemos que huir de nuestro propio país”, (Hondureño de 23 años, con primaria y con su cuarto intento por llegar al norte).

“Una ya sabe que en el camino nos van a robar, nos pueden secuestrar y nos pueden violar, así que antes de venirme me preparé y me puse el dispositivo para no embarazarme por si acaso, pero una nunca sabe lo que encontraremos en el camino, igual y la muerte, pero mejor lo intento, total si de todas maneras me van a matar en mi país, mejor hago el intento “ (Hondureña, 30 años, con secundaria, primer intento para llegar al norte).

De ahí la importancia de instancias internacionales, nacionales y locales, tanto gubernamentales como de la sociedad civil, para la atención de dicha población en nuestro país, la cual tiene un papel relevante para el acompañamiento del libre tránsito desde la perspectiva de los derechos humanos, ante la ambivalencia de un gobierno mexicano que al inicio de su mandato abrió las fronteras sin medir consecuencias, lo cual acrecentó los éxodos iniciado en 2018, y ayer en la frontera con Chiapas-Guatemala envió al ejército para detener su paso a territorio mexicano, haciendo caso omiso del derecho al libre tránsito y utilizando la represión violenta.

ALBERGUE DE MIGRANTES HERMANOS EN EL CAMINO

Una instancia relevante en nuestro país es el trabajo realizado por el Albergue de Migrantes Hermanos en el Camino, el cual brinda protección a través de un modelo de atención de puertas abiertas, avalado por el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia Nacional (DIF).

El albergue tiene un modelo de atención integral gratuito, que considera una estancia de tres a seis meses, donde se atiende a toda la población que lo solicite: mujeres, hombres, adolescentes, niñas y niños. Proporcionándoles ropa, comida, estancia, servicios básicos, trabajo en algunos casos, y el apoyo en sus trámites migratorios. En el caso de las y los adolescentes migrantes no acompañados, se actúa de acuerdo al interés superior, resolviendo así su situación migratoria ya sea a través del refugio, o brindándole su estancia por motivos humanitarios. Dicho trámite se realiza, a través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y el Instituto Nacional de Migración (INM). Dicho espacio intenta asegurar la movilidad de las personas de una manera segura, durante el tiempo que transité en el país.  Si requiere alguna valoración médica, medicamento psiquiátrico y/o terapéutico se les canaliza con un especialista, si consumen drogas se les apoya con tratamientos integrales para rehabilitarse,  está la opción de ir a la escuela, de acudir a los talleres informativos, a la capacitación para el trabajo en el caso de ser mayor de edad, se restablece el vínculo familia a distancias a través de llamadas, se les capacita en términos de sus derechos, pueden realizar actividades deportivas, culturales y se les acompaña a clarificar su proyecto de vida.

Finalmente, quién es esa población sin rostro que transita por nuestro país con el objetivo de llegar a Estados Unidos y que no tiene la seguridad de llegar con vida, y que pese a todo lo que sabe que pasará durante su trayecto decide intentar lograr su sueño, cualquiera que este sea, pese a la posibilidad de perder la vida.  Algunos de ellos y ellas principalmente son de el Salvador, Guatemala, Honduras, Africanos, entre otros. Es una población que apenas terminó la primaria, o hasta la preparatoria, otros salieron huyendo por asumirse transexuales, otras buscan una mejor condición económica y enviar dinero a sus familias y/o hijos, otras se llevaron a sus hijos e hijas porque así seria “más fácil” conseguir la visa humanitaria, otros se enamoran en México y se casan, otros deciden estudiar y trabajar para enviar dinero a su familia, otros/as no pudieron llegar porque fueron raptados, vendidos/as, captados  por el crimen organizado, prostituidos/as, o bien, asfixiados/as en autobuses y/o camiones de polleros, desde donde pudieron pensar tal vez, en su intento por buscar su permanencia y una vida digna.

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.