Natalia nunca se quitaba el suéter a sus ocho años, la mayoría del tiempo se recuerda sudado. Iba en cuarto de primaria cuando le aparecieron mezquinos en los dedos, de acuerdo con los dermatólogos esto se presentan cuando la persona vive altos niveles de estrés, depresión o tiene sistema inmunológico débil. La menor era víctima de abuso sexual en su casa, nadie lo sabía.

En el país cada día se cometen 99 delitos sexuales de los cuales el 44% son de abuso sexual, de acuerdo con Alumbra, un proyecto que se enfoca en la prevención del abuso sexual infantil en México. Además, señaló que cuatro de 10 víctimas son menores de 15 años, en su mayoría son niñas. Además, ha registrado un aumento de los delitos sexuales, en 2017 se registraron 36,933 y  en 2018, 41,955 casos.

La menor supo que estaba siendo abusada cuando le contó a su cuidadora lo que pasaba en casa con uno de sus familiares. Ella fue quien le explicó que eso era un agresión a su persona. Natalia cuenta que siempre se había sentido culpable de la situación, le daba pena y sentía que la iban a juzgar por lo que había sucedido.

Por las faltas de denuncias y la normalización de la violencia de género, es complejo conocer el total de abusos que se comenten en el país hacia los niños y niñas. Al respecto, el Colectivo contra el Maltrato y Abuso Sexual Infantil estimó que sólo uno de cada 100 casos de abuso sexual infantil es denunciado. 

La directora del Colectivo, Lizzette Argüello Rocha, ha dicho que "los principales agresores se encuentran en el seno familiar: padres biológicos, padrastros, hermanos, abuelos, tíos, sobrinos, primos… Los abusadores sexuales están en el seno de nuestras familias”. Estas violencias pueden incrementar en este periodo de cuarentena por covid-19, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las causas de no denunciar son diversas de acuerdo con la Universidad Oberta de Catalunya, se debe a que no se encuentra sentido, represión del recuerdo, no sentirse emocionalmente preparado, un vínculo personal con el abusador, temor a una reacción negativa por parte de la familia, negación de la existencia del abuso por parte del entorno familiar, miedo a ser juzgadA, desconocimiento legal y dificultad para dar pruebas.

Natalia decidió confesarle a su madre lo que había pasado doce años después, quien justificó la actitud de su familiar por el alcoholismo. Aunque las veces en que la joven había sido víctima de tocamientos y miradas lascivas, el agresor no estaba en estado etílico.

Alumbra tiene registrado que por lo regular los agresores, un 47% son hombres, 30% mujeres y 23 por ciento se desconoce. Señala que la falta de registros de denuncias así como la clasificación puntual de datos se debe a la falta de una perspectiva de niñez que no permite visibilizar los abusos sexuales.

“El problema sexual es sumamente complejo, exige responsabilidad de toda la sociedad, no sólo de la autoridades, tanto papás, mamás, cuidadores, deben estar atentos de lo que está pasando con los menores. Es difícil detectar el problema, pero hay que responsabilizarnos ya que el abuso sexual es una enfermedad en la sociedad”, dijo para La Cadera de Eva, Valeria González Ruiz, coordinadora de Vinculación e Incidencia en Políticas Públicas de Early Institute.

Hasta ahora, a sus 30 años, Natalia no se ha atrevido a denunciar a su agresor con su familia ni con el ministerio público. “Ya pasaron muchos años, ya no se podrá hacer nada”, dijo. Sin embargo, la experiencia del abuso sexual la ha dejado marcada. 

“Muchas veces siento que alguien me vigila o estoy sola en mi casa y trato de cubrirme el pecho, después me doy cuenta que no hay nadie, ese temor se quedó en mi cabeza”, confesó Natalia.

Además del problema cultural y social que viven las víctimas de abuso sexual, donde la violencia hacia ellas se ha normalizado. También enfrentan violencia jurídica, si denuncian tienen que contar repetidas veces su historia.

González Ruiz, señala que también hace falta la unificación de código penal, donde la violencia hacia las y los menores de edad sea visibilizada, “hace falta contar con un capítulo especifico que habla sobre las agresiones hacia los niños, niños, y adolescentes y que aplique a nivel federal. Ya que hay estados donde aún no es considerado un delito”, dijo.

Para prevenir que los niños y niñas sean víctimas de abuso sexual, la coordinadora de Vinculación e Incidencia en Políticas Públicas de Early Institute, recomienda hablar abiertamente del tema con los menores: “debe haber una comunicación asertiva de acuerdo a su edad. Los pequeños saben distinguir lo que les hace sentir bien y lo que no. Hay que promover la confianza para que digan lo que les incomoda. Deben conocer las partes de su cuerpo y saber que nadie los debe tocar. Lo peor que se le puede hacer es forzarlos a saludar a alguien que no quieren, porque eso los obliga a permitir cosas que no les gustan”.