La mexicana María Kemp es una actriz, bailarina de tap y percusionista corporal de 25 años. Hace unas semanas viajó a Nueva York porque su espectáculo favorito, Stomp, abrió audiciones y sin mucho tiempo de preparación viajó a la Gran Manzana.

“Desde la carrera nos enseñan que vamos a vivir con ‘no’s’ en la vida, pero esto no debe ser un obstáculo, si no que se debe ir por las cosas”, dijo María en entrevista para La Cadera de Eva.

FAMILIA DE ARTISTAS

Su interés por la vida artística comenzó desde que era niña. Hija de madre bailarina, padre actor y hermano músico. La percusionista corporal afirmó que la música y la actuación eran un entorno común y cercano en su vida cotidiana. Los domingos la llevaban a ver los shows de teatro infantil caracterizados por invitar a su público a participar, cosa que la ponía nerviosa, pero también la emocionaba, compartió. 

“Me gustaría ser actriz. Quiero estudiar teatro”, le dijo a sus papás. María creció en Cuernavaca, Morelos, donde fue a diferentes talleres artísticos como danza, pintura y fotografía, pero el que más disfrutó fue teatro donde hicieron Clown y montaron obras como Antígona y el Mar y Macbeth. 

Cuando empezó con el teatro musical descubrió el tap y decidió especializarse en el. “Yo quiero hacer eso, hacer música con los pies es una locura”, pensó su momento y compartió sonriente en la entrevista. María explicó que en Cuernavaca no hay muchas escuelas que se especialicen en tap, así que se cambió a la Ciudad de México y entró a una academia donde también siguió con la actuación. Años después entró a estudiar al Centro Universitario de Teatro de la UNAM (CUT). 

LOS SONIDOS DEL CUERPO

En 2017, la bailarina vio en vivo el espectáculo de Stomp, un grupo de percusionistas que utiliza el cuerpo y objetos ordinarios para crear ritmos y música, con danza y acrobacias. “Sentí una conexión con ese espectáculo. Supongo que actrices y actores hemos ido a ver alguna obra de teatro y decimos ‘yo quiero estar ahí’ o  ‘quiero hacer algo parecido’. Stomp conecto conmigo”, expresó María.  

Después de Stomp, María empezó a explorar su cuerpo y descubrió que la música y el ritmo está en todas partes. La actriz describe a su cuerpo como una batería integral, como un juego infinito para reconocer los sonidos. “Por ejemplo, el sonido del pecho y las piernas es más grave, las manos las puedes usar con palmadas o chasquidos y la boca con una infinidad de movimiento”, explicó la percusionista. 

LAS OPORTUNIDADES LLEGAN 

Dos años después de ver a Stomp, María recibió un mensaje directo en Instagram. La invitaron a trabajar por siete meses en Turquía con el coreógrafo y percusionista corporal Khalid Freeman, quien antes había participado en Stomp.

Después de estar segura de que la propuesta de Freeman era real. María tramitó todos sus documentos y se fue a Turquía a trabajar en su pasión junto con Keith Middelton, otro artista que participó en Stomp desde 1995. “Me pareció sorprendente que me contactara por redes sociales”, compartió entre risas. 

Lee: Las mujeres debemos aspirar al poder para cambiar la realidad

María regresó a Cuernavaca por la pandemia, presentó un proyecto al Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) y estuvo trabajando junto con Keith su proyecto, hasta que una noche de insomnio, vio que Stop tenía audiciones abiertas. “Tengo que ir”, pensó. 

María viajó a Nueva York para vivir la experiencia de audicionar en su espectáculo favorito, espectáculo que en su momento la impulsó a descubrir más música en su cuerpo. Logró pasar los tres filtros de audiciones, pero no pudo firmar el contrato porque no cuenta con una visa de artista y sin ella no puede trabajar en Estados Unidos. 

“No importa si el camino no es recto, puede que me tome días, meses o años, pero sé a dónde quiero llegar”, dijo la actriz.

Las últimas semanas de María han sido emocionantes, desafiantes e intensas; las decisiones que ha tomado la han llevado a un camino para ir cumpliendo sus objetivos, compartió. Ahora está encontrando la forma de cambiar su vida para regresar a Stomp, y preguntar si tiene otra oportunidad; buscando nuevas puertas y nuevas audiciones, y vivir sus propias experiencias. 

“Llegué a pensar que era mi gran oportunidad, pero la vida no se acaba a los 25, apenas empieza y ser artista independiente es difícil, pero no imposible”, concluyó María Kemp.