Las malas actitudes de los hombres hacia las mujeres que se quieren dedicar al futbol siguen estando presentes en el Siglo XXI. Opinar es casi un martirio porque ellas, a diferencia de ellos, tienen que sustentar todo con números y hechos, cuando los demás pueden argumentar usando el corazón y no la cabeza.

Hay una cancha de balompié afuera de la estación del metro donde vivo y todos los martes y jueves que regreso de trabajar puedo ver a 22 niñas corriendo tras el balón, algunas con sonrisas en el rostro. Sin embargo, el 96% de las veces que desciendo del andén escucho una frase negativa: “Qué van a andar jugando estas”, “dile a (inserte cualquier nombre) que venga y les damos unas clases” o “¿A poco las niñas juegan?”, entre otras.

¿Ellas no pueden jugar?, ¿es en serio?

Es cosa de leer, de estudiar, de ir. El estar inmerso te hace querer a esta disciplina. Cuando revisas portales y noticias sobre la facilidad goleadora que tienen jugadoras como Vivianne Miedema o Ada Hegerberg, te hace preguntarte: ¿Y estos monstruos de dónde salieron?

Hace poco leí en el diario The Guardian que tres académicos de la Universidad de John Moores en Inglaterra habían entrevistado a diez entrenadoras, cuatro de las cuales estudiaban para obtener las licencias UEFA A o B, con el fin de conocer el proceso de educación de entrenadores de la Asociación de Futbol y se habían encontrado con respuestas desalentadoras.

“Como era una mujer, me hicieron sentir un poco tonta e inútil. Parecía que fui hecha para hacer un show de mí misma la mayor parte del tiempo, lo que acababa de matar mi confianza. Estaba empezando a preguntarme: "¿Por qué me estoy poniendo a través de esto?", dijo una.

Otra, por su parte, alegó un maltrato de sus propios compañeros de carrera y los encargados de la especialización: 

“tan pronto como era mi turno para entrenar, todos los hombres parecían turnarse para meterse. Ya sabes, arruinar las cosas a propósito. Te hace ver estúpida. No sé por qué el equipo de tutores del curso les permitió salirse con la suya, pero lo hicieron”, comentó.

¿Se les hace justo?, ¿Por qué ellos pueden estudiar lo que les gusta con total felicidad y si una mujer quiere meterse al rubro le ponen el pie?

Aquí hay cinco cosas en las que el futbol femenil le gana al varonil:

1)     Número de goles: Miroslav Klose superó los 15 goles de Ronaldo en el mundial de 2014 y después se retiró dejando el récord masculino en 16 tantos.

Marta, de la selección brasileña, estableció durante el mundial de Francia 2019 la marca de 17 anotaciones en las copas del mundo luego de vencer en dos ocasiones a las guardametas rivales durante el certamen. ¡17!

Otro ejemplo es la exfutbolista Abby Wambach, quien es la máxima goleadora histórica a nivel de selecciones varoniles y femeniles con 184 goles, seguida por la canadiense Christine Sinclair (183).

“Es más fácil anotar en el futbol femenil”, va a decir un desubicado, nunca falta, pero si fuera sencillo… ¿por qué él no está en el profesionalismo y tampoco lleva esa cantidad de anotaciones?

2)    Mejor comportamiento: En junio de 2019 la BBC hizo un estudio que reveló que las mujeres rompen menos las reglas que los hombres.

“en la temporada 2018-19, las jugadoras de la Premier League (hombres) tenían tres veces más probabilidades de ser expulsadas en los partidos que las jugadoras de la Superliga Femenina.

Los hombres también recibieron tarjetas amarillas el doble de veces.

Durante las últimas tres temporadas, se otorgaron 3,777 tarjetas amarillas a jugadores de la Premier League, una tasa de 3.3 por juego, en comparación con 399 entregadas a jugadoras de la Super League (1.5 por juego)”, menciona dicho medio británico.

3)    Relación calidad-precio: Si querías ir a Rusia en el mundial de 2018, tenías que tener la bolsa llena de rublos rusos: los mejores asientos del Luzhniki Stadium de Moscú costaron 66,000 rublos (£ 824.44) durante la gran final del torneo.

En Francia 2019, sin embargo, los lugares más caros estuvieron a £ 75.12 (84EUR). ¡E incluso podías ver un encuentro por nueve euros!

4)    Hay más competencia: Europa y Sudamérica dominan las copas del mundo varoniles. Por su parte, el trofeo de la Women’s World Cup ya ha sido alzado por países de América del Norte, Europa y Asia.

Podría decirse que la mayor cantidad de equipos con una verdadera oportunidad de levantar ese preciado trofeo dorado hace que el juego femenino sea aún más emocionante.

Acá, Argentina no es potencia, Italia tampoco, Brasil nunca ha sido campeón y tampoco Francia. Noruega, Japón, Alemania y Estados Unidos, son los más ganadores de la competencia.

5)    Más torneos jugados: Carbajal, Matthaus y Rafael Márquez tienen cinco apariciones en mundiales como los futbolistas con más presencias en el torneo y ya están retirados.

La brasileña Formiga, por otro lado tiene siete mundiales y sigue jugando en el Paris Saint Germain Féminine, club que ha llegado a dos finales de la UEFA Women’s Champions League (2015 y 2017), cuando su contraparte masculina no ha pasado de Cuartos de Final.