El País cuenta la historia de Leonilde Figueroa, quien a sus 62 años decidió irse de Venezuela antes de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente. Partió en autobús acompañada de su nieto, de seis años, con dos maletas y tres bolsos. Ella cuenta en Bogotá que fue un trayecto “largo y peligroso”. Salió desde Barinas.
En el Puente Internacional Simón Bolívar se encuentra el puesto de Control Migratorio por el cual se mueve cerca del 90% de los ciudadanos que transitan por la zona de la frontera. Se calcula aproximadamente que 50 mil ciudadanos entran y salen del país por ahí a diario.
El día con menos movimiento registrado fue el domingo, cuando se llevó a cabo la elección para la Constituyente. Ingresaron 3 mil 887 venezolanos y un día después, 13 mil 100. Las autoridades migratorias niegan que se esté dando un “éxodo masivo”.
Este martes, la canciller María Ángela Holguín convocó un encuentro con los gobernantes de las ciudades fronterizas para “coordinarse” y “prepararse” ante cualquier eventualidad.
Cúcuta es una de las ciudades por donde más venezolanos transitan. El Gobierno comenzó a ofrecer comida y techo para las personas que no tienen resuelta su situación migratoria.
“Yo salí porque temía que después no lo pudiera hacer. Todo está muy difícil, cada vez peor”, dijo Figueroa para El País. Ella trabajó como taxista por más de 15 años, hasta que la inseguridad y la crisis económica la sacaron del negocio.
En Barinas el comercio cierra a las cinco de la tarde, y los alimentos y medicinas son escasos.
“Las noches las vivimos como si estuviéramos en toque de queda”, declara.
Cuenta que cuando llegó a San Cristóbal era noche y las personas “luchaban” por un boleto que los sacara de Venezuela.
“Todos huyen despavoridos y hay lugares en el trayecto que se han convertido en tierra de nadie”, menciona.
Leonilde cuenta que en medio del caos para conseguir lugar en los autobuses, hay violencia y robos.
El costo de un boleto cambia como la canasta básica del país. Algunos venezolanos solo pasan por Colombia como tránsito hacia Ecuador, Chile y Perú.
"Tuve que esperar toda una noche hasta encontrar buen precio".
A pesar de las largas distancias, el transporte por tierra es la mejor opción con el cese de operaciones de varias aerolíneas en el país.
Ella pagó 80 dólares por todo el trayecto. Eligió Colombia como destino para alcanzar a su hija, quien se había ido meses atrás, y tener un sitio donde dormir.
Las venezolanas tienen que ir a Colombia para dar a luz, porque en el país la crisis alcanzó el sector de salud.
El Gobierno de Colombia asegura que atiende al menos 110 familias con alimentación y alojamiento en las ciudades fronterizas. “En la medida en que haya necesidad se va actuando y trabajando de manera coordinada con las autoridades. Ahora, nuestra prioridad es atender a estas personas y ofrecerles el suficiente apoyo”, declaró María Ángela Holguín, ministra de relaciones exteriores.
Leonilde cuenta que “hay mucha gente que llega a la frontera y queda a la deriva sin saber para dónde agarrar”. La escasez de medicina afecta particularmente a los adultos. Ella cuenta que a veces no se consigue ni siquiera una aspirina y ha tenido que pagar exámenes médicos que ni con dos salarios puede cubrir.
De acuerdo a información oficial, 5 mil 600 ciudadanos han solicitado permanecer de forma legal en Colombia por dos años mínimo. Los que han cruzado la frontera cuentan en grupos e WhatsApp y Facebook cómo lo hicieron y qué les espera del otro lado.
Una vez que logran salir de Venezuela, deben luchar por sobrevivir en un país ajeno.
dast