VERACRUZ (La Silla Rota).- Un pastor evangélico rompe el silencio de decenas de personas que comen y duermen en espera de noticias de sus familiares enfermos, debajo de las escaleras del Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de Veracruz.
Federico Camaño aguarda sentado sobre un pedazo de cartón, en la orilla de una jardinera del instituto médico; escucha con atención lo que el religioso predica en el patio principal, ayudado de un micrófono y una bocina.
El joven, su esposa y su cuñada no han dormido bien en días: su hijo recién nacido lleva ya más de una semana internado en el Área Pediátrica, con estado de salud delicado.
Federico ignora que a sus espaldas, a menos de 20 metros, el edificio de 10 pisos que luce abandonado es la Torre Pediátrica, una promesa de las autoridades estatales para mejorar el servicio de atención a niños y niñas de todo el estado para abatir la saturación que hay en las salas y camas del llamado Hospital Regional de Veracruz.
“Tiene dos meses, le drenaron el cerebro porque tenía sangre. Está delicado. Somos de por Acayucan (sur de la entidad). Dio a luz allá. Allá fue en el rancho. No hubo para medicamentos allá. Estamos por el Seguro Popular, no nos han cubierto nada. Nosotros no sabemos nada de la Torre Pediátrica”, relata, mientras uno de sus familiares le insiste para que cuente la falta de medicamentos en el Hospital.
A regaños de su esposa, el hombre admite carencias en la atención: “No me dejan dormir allá adentro con el niño, están las enfermeras con el niño, el niño está muy delicado. Hasta ahorita sí los han estado atendiendo, pero el medicamento que no hay lo tenemos que comprar. Son sedantes que nos cuestan como 70 pesos cada uno”.
Las personas, en su mayoría habitantes de áreas rurales de la entidad, toman como hotel la parte inferior de las escaleras principales pues no tienen dinero para rentar un cuarto; todos viven esperas largas debido a la alta demanda que no permite programar cirugías de manera inmediata.
La Torre Pediátrica de Veracruz fue proyectada en 2008 con una inversión de 172 millones de pesos casi al término de la administración del priísta Fidel Herrera Beltrán.
Pero han pasado ocho años de aquel anuncio con bombo y platillo y las familias siguen sin ver como una realidad la obra.
Ahora, confirma el secretario de Salud, Fernando Benítez, se necesitan 200 millones de pesos más para terminarla, a pesar de que de los 172 iniciales ya se le habían sumado 70 millones más, otorgados por la Federación, del Fondo de Fortalecimiento de la Infraestructura de Servicios de Salud y Fondo Regional (FOISSA Y FONREGIÓN).
Pero aun así sólo está al 60% de su construcción.
“Ya se le cayeron dos pisos al interior, y los equipos médicos nunca llegaron. Eran cajas vacías”, asegura el ex diputado federal Juan Bueno Torio.
Anunciada como promesa de modernidad
La Torre Pediátrica daría servicio a especialidades pediátricas e imagenología, terapia intensiva, pediátrica intermedia, hospitalización infantil, neonatología y unidad de quemados.
El hospital contempló 11 niveles y una planta baja, con capacidad para 223 camas de hospitalización, ocho quirófanos y 12 consultorios; con áreas de urgencias, hidratación oral, consulta externa, inhaloterapia, hemodiálisis y diálisis peritonial, cardiología, nefrología, oncología, unidad de terapia intensiva, terapia intermedia, cuidados neonatales, cirugía, área de quemados, aulas de enseñanza, admisión hospitalaria, así como un helipuerto.
Pero en 2012 la cuenta pública detectó que la obra tenía 2 años de retraso para su conclusión. La licitación para la construcción del proyecto fue ganado por la empresa Gran Marca Proyectos S.A. de C.V. El ente fiscalizador detectó serios retrasos en la construcción y ninguna sanción al respecto.
El documento del Orfis señala: “En el análisis de la documentación de referencia en conjunto con los trabajos de obra que se tuvieron a la vista, realizadas las obras de campo, se determina lo siguiente: de acuerdo a las metas que el contrato de obra establece, la situación física de la obra se observa en proceso, debido a que faltan trabajos de suministro y colocación de plafones y tuberías para diferentes tipos de gases e instalaciones eléctricas del sexto al octavo nivel; y únicamente se encuentra colocada la estructura metálica del noveno al onceavo nivel. Por lo que esta obra estará sujeta a que este Órgano, realice el seguimiento correspondiente, en la fiscalización del ejercicio 2013”.
Y agrega que los servidores públicos responsables omitieron conformar e integrar el expediente técnico unitario, con la documentación comprobatoria.
Su conclusión inicialmente se tenía prevista para diciembre de 2010, sin embargo, se han realizado diferimientos con última fecha documentada al 25 de junio de 2013.
Nueva promesa para 2016
Hace unas semanas el secretario de Salud admitió que se requieren 200 millones de pesos para concluir por fin con la obra y adquirir el equipo médico para su funcionamiento.
Benítez Obeso señaló que lamentaba no tener “una varita mágica” para que el proyecto se termine después de varios años de construcción y destacó que podría ser el próximo año cuando se concluya al fin, ya que algunos medicamentos ya los tienen.
Pero el Partido Acción Nacional ha señalado como “una vergüenza lo que está pasando en Veracruz”, porque además de haber rezago en infraestructura, no hay medicamentos en la mayor parte de los hospitales de la entidad.
Juan Bueno Torio asegura que los nosocomios “tienen problemas de falta de medicamentos, de insumos para atender emergencias, bueno hasta de gasas. En algunos no hay ni paracetamol para atender el chikungunya”.
Destaca que se ha tenido que echar mano de los hospitales privados para esterilizar el equipo de cirugía “porque no tienen equipo ellos”.
Y sentenció que “faltan medicinas porque los proveedores no le quieren entregar porque les deben más de 8 mil millones de pesos a todas las empresas farmacéuticas del país”.
Además la “debacle” por la cual atraviesa el sistema de salud en Veracruz empeorará el año entrante debido al rezago del 70% que debe la Secretaría de Salud a laboratorios farmacéuticos y distribuidores de medicinas, según lo que expuso el Coordinador del Grupo Legislativo del Partido Acción Nacional en el Congreso del Estado, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés.
“Al tener en puerta la mega compra para 2016, resulta inquietante que no exista ningún pronunciamiento para resolver esta problemática por parte de la Secretaría y tampoco del propio Gobierno del Estado; peor aún que no den a conocer a cuánto asciende el adeudo del 70 por ciento del que habla Anafam”, sostiene Guzmán Avilés.
Mientras la promesa transexenal se hace realidad, decenas de familias seguirán aguardando fuer del Hospital de Regional de Alta Especialidad esperando ser ayudados por los cristianos y evangélicos que de vez en cuando les apoyan con comida y les leen “la palabra de Dios”, para soportar la espera.
Con información de Rodrigo Barranco
maaz