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La pasarela en San Lázaro y el Jetta de AMLO

López Obrador escuchó gritos a favor. “Es un honor estar con Obrador”, que se convirtió en grito de batalla desde hace 12 años.

Escrito en NACIÓN el

Enrique Peña Nieto llegó a la Cámara de Diputados cinco minutos antes de las 11 de la mañana en una Suburban negra, escoltado por un par de camionetas más y hombres en moto que iban a la vanguardia. Pasadas las 11 de la mañana Andrés Manuel López Obrador arribó en su Jetta blanco. 

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Los alrededores del Palacio Legislativo de San Lázaro fueron blindados. Pero eso no impidió que Peña Nieto escuchara algunos gritos de repudio de un grupo de personas desde el camellón de la avenida Congreso de la Unión, pero el mexiquense ni siquiera volteó a verlos. El comité de recepción de legisladores lo saludó, entre ellos el belicoso Gerardo Fernández Noroña. 

En cambio, López Obrador escuchó gritos a favor. “Es un honor estar con Obrador”, que se convirtió en grito de batalla desde hace 12 años. Volteó para mandarles un abrazo simbolizado por sus brazos abiertos. Dos estilos de hacer política.

Al final de la toma de protesta del ahora presidente, los reporteros le pidieron que se acercara para la foto. Él aceptó, ya con la banda presidencial, ahora con el verde como el primer color de arriba abajo. Se acercó, hizo el gesto de abrazo, se agachó mientras delicadamente ponía sus manos en la banda para que no se le cayera, sonrió y se fue.

IZQUIERDA HISTÓRICA

En un día histórico para la izquierda, que a través de Morena consiguió la presidencia que no pudo obtener con dos candidaturas perredistas encarnadas en el propio López Obrador y otras tres con Cuauhtémoc Cárdenas, varios presidentes de la izquierda latinoamericana acudieron a celebrar el triunfo del morenista.

Uno de ellos fue el de Bolivia, el adusto Evo Morales, quien llegó enfundado con una chaquetilla tradicional, que hace honor a su pueblo aymara, pero con un toque formal, distinto al resto de invitados que acudieron de traje y corbata. Fue saludado por los manifestantes apostados en el camellón y él les correspondió con un saludo de lejos.

Otro que recibió aplausos fue el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, quien ascendió por la rampa colocada exprofeso, ya que por ser una persona con discapacidad a causa de un balazo que recibió en la espalda, debe usar una silla de ruedas. Alguien que también recibió aplausos fue el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Aunque se esperaba la presencia de otros presidentes de izquierda, como el repudiado por Acción Nacional, el venezolano Nicolás Maduro, o el alguna vez héroe sandinista Daniel Ortega, el primero llegó sólo a la hora del almuerzo en Palacio Nacional por lo que no acudió a San Lázaro. Ortega ni siquiera vino a México, luego de que paisanos protestaron contra él por hospedarse en un hotel de lujo, algo que los agravió, ya que su país vive una crisis humanitaria, visible en el éxodo migratorio que atraviesa a México desde Centroamérica.

Quien también se acercó e incluso se dejó tomar la foto fue el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, que expresó su deseo de mantener la misma relación entre México y su país.

Otro de los invitados destacados a la toma de protesta fue el rey de España, Felipe VI, que con su altura hizo parecer bajito a Alejandro Encinas, que lo recibió. El monarca español causó sensación entre los legisladores y fue de los más saludados. Incluso, el nuevo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, avanzó unos pasos y lo saludó sonriente al final de los escalones.

Pero por la puerta principal no entraron dos de los personajes más famosos y esperados para la toma de protesta de López Obrador: el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, e Ivanka Trump, hija del mandatario estadounidense, Donald Trump.

Previo a la llegada de los invitados internacionales lo hicieron los integrantes del nuevo gabinete, quienes desde antes de las 9 de la mañana comenzaron a llegar. Ahí estaban los expriistas Manuel Bartlett, que dirigirá la Comisión Federal de Electricidad, Esteban Moctezuma, que encabezará la Secretaría de Educación Pública, y Javier Jiménez Espriú, que estará al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

También estaba Luisa María Alcalde, la más joven del gabinete, titular de la Secretaría del Trabajo; la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y ahora secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el exsecretario de Turismo del gobierno de Miguel Ángel Mancera, Miguel Torruco, quien ahora será titular del mismo ramo a nivel federal.

Mandaban saludos de lejos, conversaban entre ellos y se les veía contentos, por sus sonrisas. Accedieron a tomarse una foto juntos algunos de ellos y por lo visto, acordaron dividirse quién recibiría a quién.

Los diputados panistas llegaron por el edificio C, encabezados por el coordinador de los panistas en la Cámara de Diputados, José Luis Romero Hicks, y la excandidata presidencial y ahora senadora Josefina Vázquez Mota, vestida completamente de blanco.

Por la entrada principal se vio la llegada de los legisladores de Movimiento Ciudadano, todos de negro, y destacaba la presencia del fundador del partido, Dante Delgado, con un sombrero de ala ancha que le daba un toque fúnebre.

Por ahí se vio también al expresidente del PRI nacional y ahora diputado federal, Enrique Ochoa, quien prometió que su bancada se iba a portar bien durante la ceremonia, algo que cumplieron.

Al final del evento se pudo a ver a algunos otros invitados, entre ellos al empresario y uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim y su hijo Carlos Slim Domit. Ambos coincidieron en que vieron muy bien el mensaje de Andrés Manuel López Obrador.

La toma de protesta no fue como la de hace seis años -cuando Peña Nieto derrotó a López Obrador- que se convirtió en enfrentamientos de grupos en las calles aledañas a la Cámara de Diputados y en el Centro Histórico.

Esta vez ganó López Obrador y todo transcurrió en calma.

 


kach