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La nueva normalidad

A nivel nacional, al menos el Ejecutivo, parece poco ocupado y preocupado por la violencia que se vive en los hogares | Diana Avilés

Por
Escrito en HIDALGO el

Ya pasamos el “día de las madres” y se observaron distintas manifestaciones machistas que siguen enalteciendo la castidad, la sensibilidad y el sometimiento de las mujeres frente a los varones.

Si les digo la verdad, a mí me gustaría que sigamos con la resignificación de esta fecha, que sea un día donde se visibilice la labor y las necesidades de las personas cuidadoras, aquellas que fungen ese papel tan importante en el desarrollo de las infancias y adolescencias y que aún en la adultez, siguen siendo necesarias.

Ahora que seguimos viviendo en contingencia por la pandemia, por el ya mencionado coronavirus, he podido seguir reflexionado sobre la vida en los hogares a raíz de esta situación y eso me lleva a pensar en la “nueva normalidad”; esa nueva forma de hacer y pensar, tendría que mostrar que hemos aprendido cosas durante este periodo, por ejemplo, el compartir cuidados, el compartir las labores de casa, mejorar el diálogo y la convivencia con hijas e hijos, entre otras más.

Es decir, para realmente regresar a una nueva normalidad que sea digna y respetuosa de niñas, niños, adolescentes y mujeres, además de pensar en las medidas económicas y de salubridad, es necesario que nuestro plan contemple otras formas de pensarnos y relacionarnos, medidas que, sin duda, deben contemplar las necesidades y la participación de estas poblaciones, pues son ellas quienes han vivido las consecuencias más negativas del confinamiento por la contingencia.

Lo coloco aquí, porque lamentablemente a nivel nacional, al menos el Ejecutivo, parece poco ocupado y preocupado por la violencia que se vive en los hogares; muestra de ello fue las lamentables declaraciones en los días anteriores, donde menciona que el 90 por ciento de las llamadas a servicios de emergencia por violencia en contra de las mujeres y violencia familiar, son falsas.

Las cifras oficiales (no las del ejecutivo) y, sobre todo, la experiencia de quienes acompañamos y estamos atentas de lo que sucede en torno a la violencia ejercida en contra de niñas, niños, adolescentes, mujeres y otras poblaciones vulneradas, evidencian otros datos.

Si la nueva normalidad no contempla nuestra participación y la búsqueda de nuestra dignidad y libertad, no estará cumpliendo con nosotras y con los compromisos que desde los derechos humanos se han adquirido a nivel internacional, nacional y local.