Han pasado ocho años de la detención de Santiago Meza López, conocido como El Pozolero, acusado de haber disuelto a unas 300 personas en sosa cáustica.
El 25 de enero de 2009, la Procuraduría General de la República, presento a Meza López, como uno de los narcos más despiadados, y la descripción de los actos hacía presagiar que le caería una condena implacable. Casi una década después la realidad es muy distinta.
De acuerdo con VICE News, hasta el momento Santiago Meza aún no recibe una sentencia, a ocho años de su captura no han logrado recabar las pruebas suficientes para condenarlo, aunque se encuentra recluido en el penal de Almoloya de Juárez, en el Estado de México donde terminó la primaria y aprendió a escribir.
Como se lee en su expediente, a mediados del 2015, se decretó auto de formal prisión por los delitos de delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad.
Pero su abogado ha logrado varios amparos que han sido aceptados por los jueces, retrasando la fecha para fijar una sentencia. Al parecer el gobierno de Felipe Calderón no tenía pruebas inmediatas contra El Pozolero, como lo difundió a través de la PGR.
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Para Fernando Ocegueda, presidente de la asociación Unidos por los Desaparecidos, hasta el momento en fosas de Tijuana se han extraído 16 mil 500 litros de emulsión orgánica.
Las últimas excavaciones se realizaron entre los meses de agosto a octubre de este año, en estos predios se presume que Meza López desmembró y disolvió en ácido los cuerpos de personas que fueron secuestradas por el Cártel Arellano Félix y el de Sinaloa.
La excavación más importante se llevó a cabo hace apenas unas semanas en el predio conocido como La Gallera, en una casa en obra negra localizada cerca de la carretera de Tecate.
Este hallazgo se da ocho años después del día de la detención de Santiago Meza López y abre una nueva puerta para los familiares de desaparecidos en México, a quienes las autoridades les habían notificado que de los restos de emulsión orgánica jamás podrían extraer ADN.
A mediados de agosto, Fernando Ocegueda y otros familiares ubicaron nuevas fosas en La Gallera y extrajeron 250 kilos de huesos y trozos de ellos.
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