Con el 8M en puerta, empezaremos a escuchar muchas voces pidiendo "respeto por los monumentos" y otras defendiendo la iconoclasia y su rol en la protesta social y la intervención del discurso histórico hegemónico. Pero ¿qué es la iconoclasia?

Los monumentos que existen en el territorio mexicano fueron creados para dar una identidad nacional y entender la matriz cultural a la que la sociedad pertenece; si bien éstos enmarcan nuestra idea de nacionalidad, también es posible que la sociedad pueda resignificarlos o reinterpretar su significado de acuerdo a sus propios contextos, dijo en entrevista para La Cadera de Eva, la estudianta de Arqueología por parte de la ENAH, Samantha Vázquez.

Una persona indígena de la Huasteca o una persona huichol que tiene muy arraigado su propio sistema de creencias, no se va a identificar con monumentos que representan la colonización de México porque son sectores históricamente y sistemáticamente reprimidos, dijo Samantha Vázquez.

Por su parte, las protestas feministas se componen de distintas formas de exteriorizar el dolor y enojo por todas las mujeres violentadas, asesinadas y desaparecidas, esto hace, de acuerdo con diversas feministas, que las marchas sean un lugar donde dejar salir todo para seguir luchando, pero, hay una manera de manifestar estos sentimientos que muchas personas temen y critican, el rayar o intervenir monumentos y espacios públicos, nombrándolo como vandalismo. En algunos casos, es así, y en otros, es iconoclasia.

Cuando las redes sociales se inundan de fotografías de mujeres encapuchadas interviniendo un espacio público, los comentarios en desacuerdo resaltan, un gran número de personas piensa que al ‘rayar’ monumentos se está dañando una parte importante de la historia, por lo que se les tacha de ‘vándalas’ y ‘delincuentes’, pero esta acción tiene un trasfondo grande que no sólo se refiere a usar unas latas de pintura para poner una firma.

¿Por qué llamarle 'iconoclasia'?

La iconoclasia es el nombre correcto de nombrar las pintas de los monumentos, ésta es una forma de expresar digna rabia ante la ineficacia del Estado; al intervenir de manera evidente un monumento se busca visibilizar la nula respuesta por parte de los gobiernos. La iconoclasia no busca ‘revivir’ a las mujeres que ya no están y tampoco garantiza que cese el número de desaparecidas pero la postura política de rayar el patrimonio histórico es un grito desesperado ante el nulo interés las autoridades.

 

Por otra parte, el vandalismo, según especialistas en el tema, no tiene una razón de ser, detrás de las ‘firmas’ no hay una postura política ni un llamado de atención hacia la sociedad ya que éste se encuentra movido por intereses personales y banales; el vandalismo se encuentra a nuestro alrededor todo el tiempo, en los camiones, en el metro, en las calles y puentes y no parece ser incómodo para nadie.

Tengo todo el derecho a quemar y a romper. No le voy a pedir permiso a nadie, porque yo estoy rompiendo por mi hija. Y la que quiera romper que rompa, y la que quiera quemar que queme, y la que no, que no nos estorbe. -Yessenia Zamudio.

La iconoclasia ha formado parte de la historia tanto como los monumentos y está muy relacionada con el movimiento feminista desde que las sufragistas comenzaron a usarla como una medida para ser escuchadas, pero, a pesar de esto, también se ha usado en otras protestas como la que ocurrió en Estados Unidos por el homicidio de George Floyd, ahí existieron muchas intervenciones iconoclastas que todo el mundo aplaudió y respaldó, los mismos mexicanos indignados por las pintas y vidrios rotos de un 8M fueron los primeros en secundar las protestas estadounidenses así que parece ser que en realidad no les preocupa preservar el patrimonio material, si no, más bien, les indigna y escandaliza ver mujeres exigiendo derechos y justicia.

Si bien dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos existe una ley que protege cualquier forma de manifestarse, debido a la persecución policiaca que existe en las marchas e intervenciones, las mujeres que realizan iconoclasia cuidan su identidad encapuchándose el rostro. La capucha también es un sinónimo de lucha.

La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. –Artículo 6 de la Constitución.

Los monumentos como testigos del cambio

La iconoclasia no siempre fue la primera opción de protesta, hace no mucho se buscaba que con bailes, canciones y performances la sociedad y el gobierno atendieran los casos de feminicidios y violencia machista que existe en el país, pero, a pesar de ser acciones pacíficas, los únicos resultados fueron burlas, memes y aún más comentarios misóginos de quienes piensan que la rabia no es una forma de manifestarse.

Es importante señalar que, aunque estos monumentos pretendan representar para algunos la identidad nacional, no lo son en sí mismos. Es así, como las mujeres feministas han tomado la iconoclasia para resignificar los monumentos que han quedado estáticos por décadas.

En el contexto actual en el que, según cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, hasta mediados de 2022 se habían reportado 847 casos de mujeres desaparecidas, es importante resignificar los monumentos construidos para que reflejen los cambios y crisis sociales por las que atraviesa el país.

Samantha Vázquez explica que tanto la sociedad como los monumentos están en constante movimiento y si los monumentos no continúan reflejando las nuevas realidades, éstos dejan de tener un significado real y se convierten, meramente, en objetos representantes de nostalgia.

Por ejemplo, si se derribaran todos los monumentos y se levantaran otros con figuras de la historia más próxima a nosotros o de todos estos cambios sociales que ha habido, sería exactamente lo mismo. Sabríamos, como parte de nuestra memoria histórica, porque se levantaron, porque se tiraron y porque ahora hay nuevos, es como una renovación de este este puente entre nuestra matriz cultural y cómo es que se va transformando la sociedad. –Samantha Vázquez.

La iconoclasia forma parte de la transformación de la sociedad mexicana y sirve para que, lo que ya está construido, sea un reflejo de la necesidad que existe de querer hacer de la historia y cultura algo tangible. Nadie niega la importancia de los monumentos, al contrario, se reconoce la importancia histórica que tienen, pero también es importante reconfigurarlos para que sigan perteneciendo a las sociedades que se encuentran en constante cambio.

Las feministas se han apropiado del derecho de representar su digna rabia por medio de monumentos que han perdido su significado. Más de 10 mujeres desaparecen diariamente en México, según la ONU, parece irónico que quienes lloran, lo hagan por monumentos que se han quedado atascados en una época que, quizás, ni siquiera existió.

Los monumentos como patrimonio

Cada 18 de abril se conmemora el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, esta fecha fue instaurada en 1982 por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y aprobado por la Asamblea General de la UNESCO en 1983. El objetivo de este día es resaltar la importancia del patrimonio cultural de los distintos países, así como reconocer los esfuerzos que se hacen para su conservación y restauración.

En México, monumentos como el Hemiciclo a Juárez, el Monumento a la Revolución y el Ángel de la Independencia son emblemáticos debido a que hacen honor a grandes movimientos históricos y si bien son una pieza que forma parte de las calles mexicanas, estos se han visto atravesados por una nueva causa: el feminismo y la iconoclasia.

Según el museólogo Josep Ballart, el patrimonio cultural y natural es una construcción social que conecta los hechos que han sucedido en el pasado con la sociedad del presente, creando una herencia colectiva que materializa la historia; es así como los monumentos construidos en épocas pasadas representan un puente hacia el México que no conocimos y, al mismo tiempo, conforma la historia que generaciones futuras también conocerán.

Ballart menciona también que es importante no confundir el patrimonio con objetos de nostalgia ya que cuando un país crece de manera acelerada suele ser más necesario crear una memoria tangible que cuente el camino recorrido, pero, muchas veces, las personas les dan un valor innecesario a objetos que en realidad no representan gran parte de la historia y se corre el riesgo de recrear un mundo que jamás existió, endiosando elementos que se resisten al cambio histórico y social.

Es así como los monumentos representan el pasado de una sociedad que ha ido evolucionando, pero, es indispensable hacerlos parte de los cambios que existen en el país, así como reconocer que si se quedan estáticos pierden el valor que se les había otorgado en algún momento de la historia. Así mismo, la iconoclasia se ha convertido en una manera de visibilizar y reconocer a todas las mujeres asesinadas y, según grupas feministas, el defender fragmentos de historia que ya no existe, sólo crea un vano nacionalismo indiferente de los feminicidios y desapariciones que azotan al país.