Era 1982 y el mundo tenía claro que existía una necesidad humana que no estaba siendo cubierta: una red de comunicación veloz y eficiente. La creación de un mundo intangible donde las personas pudieran conectarse y habitar digitalmente incentivaba la creatividad de los investigadores a nivel internacional. Entre 1984 y 1989, el público conocería la existencia del primer navegador web y, como en todo proceso revolucionario, las mujeres tuvieron que sortear y luchar por ganarse un lugar en este ciberespacio.

El 8M, Día Internacional de la Mujer, ya se encuentra tocando la puerta y golpetea con más fuerza en el mundo digital, un espacio donde abunda la violencia y falta la inclusión. Las circunstancias diarias de abuso y exclusión hacia grupos históricamente marginalizados se ven reflejadas también en el internet, por ello, la Organización de las Naciones Unidas ha apostado en su agenda de este 2023 el proyecto “Por un mundo digital inclusivo”. 

Para colocar en perspectiva la importancia de entender el internet como una de las herramientas de lucha más poderosas contra las disparidades de género, desde el feminismo, se debe cuestionar ¿de qué manera el ciberespacio modifica las relaciones de poder?, ¿qué violencias y opresiones existen en este espacio? Y finalmente, ¿cómo podemos utilizar el internet para difundir mensajes, acompañar, hacer ruido y acuerparse en esta lucha por la igualdad? Para desmenuzar este tema, que se anida en la misoginia, discriminación y violencia, debemos entenderlo como un entretejido de la misma sociedad. 

El internet que conocemos, una representación de quiénes somos

Desde hace más de 30 años el internet se ha vuelto aliado para millones de personas en el mundo que se conectan diariamente en videojuegos, chats, redes sociales, aplicaciones y cualquier actividad que pueda venir a la mente; todos somos partícipes, transformadores y creadores del ciberespacio

En este contexto, donde las personas somos quienes moldeamos paradigmáticamente este canal, el internet deja de convertirse en aquel espacio de los ochentas que anhelaba la comunicación como objetivo, para dar pie a un lugar que no es seguro para mujeres y grupos vulnerables. 

“La internet que tenemos es la representación de la vida fuera del internet. Representa marginación, especialmente, para mujeres, mujeres de color, personas cuyas expresiones sexuales difieren de lo hegemónico (…) representa discriminación, misoginia y violencia” (Rochelle Jones en “La construcción de una internet feminista”)

Las opresiones sistémicas y las normas heteropatriarcales no son un fenómeno horizontal, sino que se extienden a todo espacio público y privado donde se ejercen relaciones de poder; discursos de odio, discriminación, pornografía no consensuada, amenazas y difusión de contenido sexual. El internet, espacio donde la libertad parecía ilimitada sólo por la imaginación, se ha vuelto un mundo hostil de constante supervivencia. 

Mujer mexicana en el mundo digital: sobreviviendo y resistiendo a la violencia

En México, la colectiva feminista Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, que se caracteriza por brindar acompañamiento, apoyo y asesorías a mujeres que vivieron una situación de acoso digital, señala que los tipos de violencia más comunes a los que se enfrentan las niñas, adolescentes y mujeres son las siguientes:

  • Acecho y vigilancia 
  • Amenazas 
  • Expresión discriminatoria 
  • Difusión de información personal
  • Lucro de explotación sexual a través de imágenes no condensadas
  • Acoso sexual 
  • Extorsión

Asimismo, el Módulo sobre el Ciberacoso del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), señala que el 40.3% de adolescentes de 12 años vivió una situación de violencia sexo-digital o insinuaciones sexuales por parte de hombres mayores. En un panorama general, 18 de cada 100 usuarias del internet ha sido víctima de algún tipo de violencia y de este universo, el 90% no denuncia, pues los principales agresores, son pareja, amigos o pertenecen a algún grupo social cercano a la niña, mujer o adolescente. 

La violencia de género no anida solamente en nuestros hogares, familias, universidades y trabajos, sino también, en nuestro teléfono celular y computadoras; una violencia impalpable pero dolorosa que permea en la vida de la población. 

“No podemos permitirnos la indecisión ni el mutismo ante cómo imaginamos el futuro. Es necesario que el trabajo de muchos movimientos se junten por una afinidad política que reconozcan la lucha de cada persona y encontrar el nodo de conexión para el compromiso colectivo. Las feministas extendemos nuestro compromiso para crear espacios digitales que hagan posible la solidaridad, la seguridad y la acción” (Jac SM Lee, programadora, feminista, defensora de los derechos humanos y la libertad de la mujer en el internet)

La rebelión iniciará cuando el espacio se vuelva femenino: mujeres en línea

No hay verdad oculta en señalar que, desde siempre, las mujeres permanecieron en un espacio entre la sombra y el rechazo. No es necesario apuntalar a una lectura profunda de información académica, basta con observar que desde la creación de las primeras grandes computadoras, las ENIAC Six, seis mujeres matemáticas que programaron el primer Computador e Integrador Numérico Electrónico fueron negadas de obtener su patente al generar códigos de hardware y borradas de la historia. En este espacio las nombramos. 

  • Frances "Betty" Holberton
  • Kathleen "Kay" McNulty
  • Marlyn Wescoff
  • Ruth Lichterman
  • Frances "Fran" Bilas 
  • Jean Jenningsz

Esta exclusión de la mujer en espacios digitales, no sólo como usuarios, sino en el acceso a la educación y el reconocimiento tecnológico, abona aún más en la manera en que concebimos el internet.

“Las crecientes desigualdades son cada vez más evidentes en el contexto de las habilidades digitales y el acceso a las tecnologías, una brecha digital que deja atrás a las mujeres. Por lo tanto, el desarrollo de una educación digital e inclusiva y una tecnología transformadora constituye un requisito fundamental para un futuro sostenible”, señala la ONU en el marco del Día Internacional de la Mujer. 

Dejemos de entender el internet como un ente ajeno a nosotros; antes de que existiera como lo conocemos hoy en día, el internet fueron personas, mujeres que programaron y generaron códigos para obtener lo que hoy conocemos como el ciberespacio. Ahora, el internet no es más que un reflejo del pensamiento violento y opresión, por ello, la ONU hace un llamado para que los gobiernos de países en vías de desarrollo comiencen a generar políticas públicas donde las niñas y adolescentes se apropien de estos espacios pero también, se asegure que su andar en el internet sea seguro. 

Que las mujeres no estén de manera activa en el mundo digital, tiene serias repercusiones económicas, según el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres, la poca participación de este sector recorta 1 billón de dólares del PIB a países en vías de desarrollo y se proyecta que para el 2025 aumente esta tendencia 1.5 billones más.

El futuro sostenible no es sólo un mundo sin violencias, sino también un desarrollo integral y una educación digital que asegure que las infancias y adolescencias pueden acceder a espacios de acompañamiento seguros, informarse, obtener educación gratuita de calidad, incrementar sus habilidades digitales y generar redes de apoyo, porque en un contexto donde el internet se vuelve oscuro, también se tiene la certeza que del otro lado del ordenador existen mujeres que resisten y que con su activismo son capaces de convertir la tecnología en una herramienta transformadora. 

Una mujer, niña o adolescente en línea, representa resistencia, conexión, expresión y la facultad de organizarse para desafiar las opresiones del sistema. La revolución feminista es poderosa y, de manera latente pero robusta, se extiende en el mundo digital y visibiliza lo invisible.