El pasado 15 de febrero se estrenó Reinas de África: Njinga, una docuserie de Netflix que a lo largo de cuatro capítulos busca dar a conocer la figura de Njinga, una reina en África Central que se opuso a las invasiones europeas y gobernó al pueblo de Ambundu, manteniéndole a salvo en el siglo XVI. Njinga fue una mujer criada como guerrera y como la primera mujer gobernante del reino en el siglo XVII, forjó su reputación gracias a su habilidad política y diplomática en conjunto con su destreza militar, con lo que se convirtió en un símbolo de resistencia.

Las imágenes van acompañadas de las narraciones de Jada Pinkett Smith (quien también es productora de la serie) y una serie de entrevistas con académicos, historiadores, profesores, antropólogos e incluso una reina africana de la vida real que informaron a la producción sobre esta personaje, para así no caer en huecos históricos o falsas contradicciones y completar el contexto histórico de la historia de vida de Njinga.

De acuerdo con información de Afroféminas, Jada Pinkett Smith, ha revelado que fue su hija Willow Smith quién inspiró la nueva serie:

Tenía muchas ganas de representar a las mujeres negras”, dijo Pinkett Smith. “No solemos ver o escuchar historias sobre reinas negras, y eso fue muy importante para mí, así como para mi hija, y solo para que mi comunidad pudiera conocer esas historias porque ¡hay muchas! […] La parte triste es que no tenemos fácil acceso a estas mujeres históricas que fueron tan poderosas y fueron la columna vertebral de las naciones africanas, afirmó Jada Pinkett Smith.

Ya se ha adelantado que habrá segunda temporada de la serie documental. En la segunda temporada la serie retratará a la reina africana más famosa de la historia, Cleopatra. Los productores también están trabajando en lanzamientos para que aparezcan otras reinas en caso de que Netflix de luz verde a otras temporadas, afirma Afroféminas.

Conocer para representar: la importancia de esta serie

Si bien cierto que, actualmente, cada vez es más común ver diferentes corporalidades dentro de las diferentes pantallas, pero aún no existe la suficiente representación. De acuerdo con la colectiva Afroféminas, crecer sin las referencias correctas, ya sea en cuentos, muñecas, juegos de mesa o en los programas de televisión, puede generar un fuerte problema de identidad, que más adelante puede reflejarse como dismorfia corporal para replicar un estándar de belleza que considera a lo no blanco, como feo, poco estético y en el más común de los casos es solo tomado en cuenta como belleza “exótica”.

La falta de representación puede desencadenar un fuerte desarraigo en quienes no encajan, ni encajaran de manera sana y natural en el molde de belleza blanca que tanto vende la sociedad y aunque las formas de expresar el racismo cambian, la raíz es la misma, por lo que también es importante visibilizar que el racismo es un problema estructural que no se soluciona simplemente teniendo una representación más amplia en las pantallas.

La representación en su afán de incluir, reivindica la marginación, la opresión y las diferencias, y no cuestiona el porqué de la existencia de personas marginadas y subalternizadas representadas. Es decir, reconoce la diversidad en términos de reconocimiento, pero no el hecho de que esas diferencias identitarias son producidas por el poder porque son necesarias para mantener las estructuras que oprimen, afirma el portal Malvestida.