Escribir es un acto revolucionario. Cuando las palabras se juntan para formar frases se crean mundos en donde todo es posible; se crean reflexiones y cuestionamientos, se aterrizan ideas que parecen no tener fin y, sobre todo, se plasman realidades con las que podemos conocer cómo era la vida de quien escribe y así comprender las distintas épocas más allá de lo que se enseña formalmente en las escuelas.

A pesar de la magia que existe en la escritura esta también quedó ahogada por el sistema patriarcal, lo que significó la invisibilización de las mujeres que buscaban plasmar sus sentires para compartirlos con el mundo, pero a pesar de esta negativa de los hombres ellas continuaron escribiendo y lograron hackear el sistema publicando sus obras bajo seudónimos masculinos y anónimos que escondían detrás de ellos el talento de una mujer, es así como los nombres masculinos se convirtieron también en un símbolo de resistencia.

Es así como dentro de la literatura existen muchos nombres que escondieron la verdadera identidad de las escritoras, pero con el paso del tiempo y el avance de la lucha feminista se cambiaron esos seudónimos por los nombres reales y aunque ha pasado mucho tiempo desde la publicación de la mayoría de los libros, esta reivindicación de las autoras les ha dado el reconocimiento que merecen y nos han permitido conocerlas a través de sus obras.

via GIPHY

Las anónimas que conocemos

Con la firme convicción de que el reconocimiento femenino es necesario para eliminar la violencia simbólica que se ejerce sobre las mujeres, aquí te presentamos a cinco autoras que usaron seudónimos masculinos para poder publicar sus libros y tres libros que podrían gustarte.

Jane Austen

Cuando se habla de novelas románticas, los hombres lo asocian como un insulto hacia las mujeres escritoras ya que se piensa que este género sólo puede ser escrito por ellas y, del mismo modo, que no tienen la capacidad para escribir cualquier otro género. Pero las novelas románticas no sólo se enfocan en perpetuar el amor romántico que el patriarcado ha vendido y como muestra de ello está Jane Austen.

A pesar de que actualmente es una de las escritoras inglesas más conocidas, en su época las novelas escritas por Jane ni siquiera estaban firmadas con un seudónimo, sino que en la portada de su primera novela (Sentido y Sensibilidad) se leía "Por una dama" para dar crédito a la autora, mientras que el resto se firmaron como "la autora" de la obra anterior.

Durante su vida, las novelas escritas por Jane fueron considerados modernos por los altos miembros de la sociedad, pero recibieron pocas reseñas positivas, no obstante, la lucidez de Jane a la hora de retratar las relaciones de poder, atravesadas por el género y la clase social de la Inglaterra victoriana la han convertido en uno de los referentes más grandes cuando se trata de novelas románticas, incluso para las escritoras más modernas. Te recomendamos:

  • Orgullo y Prejuicio
  • Emma
  • Sensatez y Sentimiento

Louisa May Alcott (A.M. Barnard)

La novela Mujercitas se ha convertido en un clásico de la literatura debido a la identificación que sientes las lectoras con las personajes que narran su vida, pero a pesar de este éxito la autora, Louisa May Alcott, tuvo que firmar sus obras bajo el seudónimo de A.M. Barnard ya que temía no ser tomada en serio si publicaba con su auténtico nombre.

Con ese alias escribió cuentos y lo que en la época victoriana se conocía como “relatos melodramáticos”, historias protagonizadas por personas ambiciosas que no dudaban en usar la venganza para saldar sus deudas. Se trataba de textos con un punto de vista poco común, con una fineza literaria extraordinaria y en donde se hablaba de temas poco usuales como el adulterio o el incesto. De hecho, en su obra Mujercitas hace mención a los relatos melodramáticos y Louisa escribe: “pueden resultar peligrosos para mentes pequeñas”.

Como si se tratara de un presagio, Mujercitas fue la primera novela que Louisa publicó bajo su verdadero nombre, quizás intuía el éxito que tendría o quizás se cansó de ocultar su talento bajo el nombre de un hombre que jamás existió. Te recomendamos:

  • La llave misteriosa y lo que abrió
  • Mujercitas
  • Tras la máscara, o el poder de una mujer 

Alice Bradley Sheldon (James Tiptree Jr)

Mucho se pensaba que las mujeres sólo podían escribir sobre amor y, actualmente, aún es un estereotipo que continúa existiendo por lo que las mujeres que han escrito sobre terror o ciencia ficción se encuentran aún más invisibilizadas por los hombres que se han apropiado del género, a pesar de que fue una mujer quien inició la novela de ciencia ficción. Por eso cuando Alice Bradley Sheldon decidió empezar a escribir historias de ciencia ficción, lo hizo bajo el seudónimo de James Tiptree Jr porque, como explicó:

Un nombre masculino me parecía una buena manera de camuflarme. Sentía que un hombre pasaría más desapercibido. Había tenido demasiadas experiencias en mi vida en ser la primera mujer en una ocupación determinada.

Sus historias hablaban de temas relacionados con el género, un ejemplo de ello es Houston, Houston, Do You Read?, que trata sobre un grupo de científicos que viajan a un planeta Tierra futuro en que todos los hombres han desaparecido, y las mujeres que han quedado atrás están subsistiendo solas sin ningún problema.

Después de la muerte de Alice pasó a formar parte del Science Fiction Hall of Fame en el año 2012, esta vez con su nombre real. Te recomendamos:

  • Mundos cálidos y otros
  • Cantos estelares de un viejo primate
  • En la cima del mundo

Amantine Aurore Lucile Dupin (George Sand)

Bajo el seudónimo de George Sand se encontraba Amantine Aurore Dupin, una mujer de fuerte carácter y que cuestionó los roles de género de la época usando ropa de hombre y usando este nombre de un hombre ficticio como un acto contestatario ante la negativa de que las mujeres pudieran escribir.

Amantine también fue periodista y revolucionaria, su primera novela fue publicada en 1831 y la escribió junto a Jules Sandeau, de quién habría tomado el apellido para crear su alter ego literario: George Sand.

via GIPHY

Amantine fue una de las escritoras más populares del siglo XIX y del romanticismo europeo, escribió más de 140 novelas, otras tantas obras de teatro y artículos periodísticos en los que volcaba su pensamiento político sobre la Francia post revolución. Fue una librepensadora y hoy se la considera uno de los íconos del feminismo y a pesar de haber trascendido a lo largo de los años, actualmente aún existen muchas personas que no saben que detrás de Geoge Sand estaba una mujer revolucionaria. Te recomendamos:

  • Ella y él
  • Un invierno en Mallorca
  • Pauline

Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero)

Los libros escritos por Cecilia Böhl de Faber, quien tuvo que firmar sus libros bajo el seudónimo de Fernán Caballero, son considerados como el vínculo entre el costumbrismo, la novela romántica y el realismo. Distintas personas afirman que Cecilia no quería publicar su obra, pero una vez que enviudó por tercera vez, su precariedad económica fue tal que se vio empujada a probar suerte en la literatura.

La Gaviota sería su obra más famosa, esta es la historia del triunfo y la desgracia de una joven dotada de una bellísima voz, Gaviota, que logra un éxito rotundo en los escenarios de Madrid y Sevilla y se enamora de un torero que morirá en la plaza. Bajo ese armazón argumental, los temas que trata Cecilia Böhl en su novela son el costumbrismo, el abandono de la tradición y la vida campesina en pro de una vida más cómoda. Un retrato completo de la sociedad española del siglo XIX.

  • Clemencia
  • Lágrimas
  • La estrella de Vandalia