El sistema patriarcal ha usado distintos mecanismos para violentar y oprimir a las mujeres, una de estas herramientas es la violencia simbólica que se encuentra arraigada en la sociedad y que muchas veces es justificada como “usos y costumbres” dentro de ciertas comunidades, lo que invisibiliza aún más los actos violentos que viven las mujeres.

La violencia simbólica puede ser entendida como aquella que mediante patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmite y reproduce la desigualdad, dominación y discriminación de las mujeres, así mismo normaliza la subordinación de la mujer en la sociedad, afirma el portal United Explanations. Es así como la violencia simbólica se encuentra presente en muchos ámbitos de la vida cotidiana y se nutre de otras violencias como lo puede ser la violencia económica, el mansplaining, la violencia psicológica o incluso la descalificación profesional.

De acuerdo con la escritora Rita Segato, la violencia simbólica es difícilmente codificable y es más efectiva cuando se ejerce de manera más sutil; la violencia simbólica no se manifiesta físicamente, sin embargo, es la que sostiene y da sentido a la estructura patriarcal de la sociedad. Del mismo modo, esta violencia es usada como un mecanismo de control social y de reproducción de desigualdades y generalmente tiene tres características:

  • Diseminación masiva.
  • Arraigo en la sociedad y las familias.
  • Falta de definiciones o formas de nombrarla.

El papel del lenguaje

Una de las características más preocupantes es que la violencia simbólica usa el lenguaje como el medio para reproducir los discursos, normas y creencias que, patriarcalmente, construyen a la sociedad. Es así como la violencia simbólica logra imponerse mediante el lenguaje que, persuadiendo y ordenando, genera conductas que resultan discriminatorias, prejuiciosas y perpetúa de estereotipos dañinos para las mujeres.

Debido a que la violencia simbólica se reproduce y normaliza por medio del lenguaje, los medios de comunicación son unos de los principales responsables de transmitir discursos que refuerzan las desigualdades y los estereotipos de género. Esto suele suceder por medio del contenido de noticias, programas de ficción o de entretenimiento, además, al ser espacios que llegan a gran cantidad de personas, contribuyen a una dispersión masiva y a un fuerte arraigo en la sociedad.

Por otra parte, la publicidad también es uno de los principales espacios en donde se reproduce la violencia simbólica ya que dentro de los anuncios se usan estereotipos de cómo deben verse las mujeres, cómo deben actuar y que roles tienen que ocupar, así como los ideales de belleza

Además de estos roles de género, la publicidad también genera femenina y cuerpos inalcanzables, dando lugar a parámetros que son imposibles de alcanzar, pero que generan una mirada sancionatoria hacia aquellas mujeres que no cumplen con los estándares de belleza impuestos, explica United Explanations.

Violencia simbólica en la sociedad

De acuerdo con información del portal Afroféminas, existen muchos ejemplos cotidianos de la violencia simbólica y algunos de ellos pueden ser:

  • Mostrar a la mujer en situaciones de violencia y/o sometimiento: Los carteles de películas muchas veces muestran este tipo de imágenes y a pesar de que muchas veces se trata de historias ficticias es una realidad que el cine siempre reflejará a las sociedades e influirá en ellas, por lo que es sumamente peligroso continuar replicando discursos patriarcales.

  • Decir a las mujeres que sus cuerpos no son lo suficientemente buenos y necesitan ser cambiados: La publicidad puede bombardear a las mujeres con mensajes sobre la belleza de su cuerpo o que incitan a cambiarlos para así encajar con los cánones de belleza; sujetadores push-up que sugieren que los senos deberían ser a prueba de la gravedad, cremas para arrugas y tintes de pelo que insinúan que la edad no debe notarse, maquillajes que borran pecas, nos cambian el tamaño de los ojos y afinan los rasgos son algunos ejemplos de la violencia simbólica que propaga la publicidad.
  • Con un lenguaje tradicionalmente machista y racista: Como se ha mencionado, el lenguaje juega un papel fundamental dentro de la violencia simbólica, los chistes sobre mujeres o personas racializadas están anclados en determinados valores y prejuicios solidificados en la sociedad, que aunque no sea la intención de quien las usa, exprime igualmente un discurso ideológico.
  • Por la manipulación de la historia e invisibilidad de las minorías: El sistema patriarcal también se basa en la supremacía de los hombres blancos, por lo que la violencia simbólica también se basa en blanquear ciertas imágenes para así reafirmar esta supuesta supremacía. Ejemplos clásicos serían la representación de un Jesús rubio de ojos azules y también la representación cinematográfica de los egipcios como a una cultura blanca en medio del desierto africano. En el propio sentido ideológico de lo que es civilización y en lo que entendemos como salvajismo, donde queda implícito quienes son los “buenos” y quiénes son los “malos”, afirma el portal.