“No me queda energía”, con esta frase, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern dio a conocer que dimitirá del cargo. Mujer, feminista, madre y luchadora por los derechos humanos, se ha convertido en una de las figuras políticas más importantes de la historia moderna, demostró que las mujeres gobiernan con fuerza pero también, con amabilidad. 

Una de las críticas que recibía continuamente por parte de la oposición y la prensa conservadora era su “suavidad”, sin embargo, Jacinda Ardern dio un golpe claro contra la política masculina tradicional y rígida, al convertir la ternura, la compasión y la amabilidad en el arma más poderosa para liderar a todo un país.

“Una de las críticas que he enfrentado es que no soy lo suficientemente agresiva o asertiva, porque tal vez, como soy empática, soy débil y me rebelo totalmente contra eso. Me rehúso a creer que no puedes ser las dos, compasiva y fuerte” (Jacinda Ardern)

Su lucha en un país del que poco se conoce, la llevó a visibilizar a los pueblos maoríes, defender a los migrantes, reconocer los derechos de la comunidad LGBT, impulsar leyes que buscaron la paridad de género y priorizar a los grupos vulnerables de la isla. 

Uno de los momentos más representativos de su lucha, fue durante su embarazo; la prensa intentaba aplaudirle por haber dado a luz durante su mandato y la cuestionaba por sus labores como madre, sin embargo, Jacinda Ardern detuvo todo en seco y señaló que su maternidad no era una cuestión política y que se dejara de hablar al respecto, pues no era la primera ni la única mujer que maternaba y trabajaba al mismo tiempo. 

Ahora, Jacinda Ardern ha dimitido de su cargo y no se postulará nuevamente, señalando que, como cualquier ser humano, se siente cansada y ha pedido no especular más al respecto. A continuación, algunas de las acciones y leyes de la primera ministra de Nueva Zelanda que nos recuerdan que la amabilidad es sinónimo de fuerza y resiliencia. 

  • Prohibió la venta de armas

Corría 2019, cuando un autoproclamado supremacista blanco realizó un ataque en una mezquita al sur de Nueva Zelanda, apenas unos segundos después, regresó a su auto y condujo unos minutos para llegar a una segunda mezquita. La masacre dejaría más de cincuenta personas fallecidas y se convertiría en uno de los días más oscuros para la pequeña isla. El individuo sería detenido el mismo día y condenado a cadena perpetua. 

Por su parte, la sociedad neozelandesa lloraba la muerte de las víctimas y se generó una ola de miedo entre la comunidad musulmana que temía por su vida. Las mezquitas se convirtieron en un espacio donde ya no se respiraba paz y fe, sino miedo. 

“Les puedo decir una cosa ahora mismo, nuestras leyes de armas cambiarán”, compartió durante su discurso luego del atentado. 

Jacinda Ardern puso en manos un proyecto que terminaría por modificar las leyes de Nueva Zelanda, en menos de 30 días se logró la prohibición total de armas. 

No había pasado ni una semana del atentado, cuando la primera ministra ya esbozaba la primera reforma legislativa para regular las armas y cuatro semanas después, ya había comprado a la población todas las armas existentes en la isla. 

El objetivo era claro, quien deseara obtener un arma, se haría bajo un proceso riguroso de licencias y exámenes, en palabras del gabinete de Jacinta Ardern, “las armas ya no serán un derecho, serán un privilegio”.

  • Fuerza y amabilidad ante la pandemia de COVID-19

Su manejo ante la pandemia de COVID-19 la convirtió en una de las mandatarias más aplaudidas, pues sus políticas rigurosas y firmes convirtió a Nueva Zelanda en el primer país en controlar la pandemia de manera oportuna y detener la cadena de contagios. 

La mano dura de una cuarentena obligatoria y extrema por 14 días sin excepciones fue arriesgada, sin embargo, Jacinda Ardern no titubeó en dar la orden y esperar lo mejor para la isla. Los resultados dieron frutos y no se registró ninguna muerte, mientras que los países vecinos se venían abajo por un contagio imparable y sistemas sanitarios colapsados.

Asimismo, destacó la decisión tajante de cerrar de manera absoluta las fronteras del país, convirtiéndose en el primero en tomar esa medida cautelar que sería importantísima para detener los contagios entre la población. 

Otro de los puntos claves para el éxito de Jacinda Ardern, fue priorizar a la ciudadanía y a su salud mental, pues a través de proyectos que visibilizaron a personas inmunodeprimidas, adultos mayores y personas con ansiedad, logró sobrellevar la cuarentena de una manera amigable. Actividades recreativas y programas de ejercicio fueron algunos de los planes que puso en marcha el gobierno neozelandés. 

Las redes sociales de la primera ministra fueron refugio para la ciudadanía que se encontraba asustada y preocupada por la situación. Ardern convirtió ese espacio virtual en una oportunidad para hablar de la importancia de la salud mental, mantener informada a la ciudadanía y enviar mensajes positivos, por supuesto, siempre terminando con su aclamada frase: “sé fuerte, sé amable”

  • Diversidad y derechos LGBTTI+

Jacinda Ardern se convirtió en un icono para la comunidad LGBTTI+ por su activa participación contra la violencia y el reconocimiento de sus derechos, en entrevista, con la BBC, la primera ministra explica que vivió una parte de su vida en compañía de tres personas pertenecientes a la comunidad, quienes le enseñaron mucho del amor, de la vida y del respeto. 

El aprecio que generó, le permitió entender la lucha que viven diariamente las personas, la discriminacion y la exclusión. Motivada por ello, renunció incluso a su fe religiosa mormona que castigaba y no reconocía a la comunidad LGBTT+, algo que le pareció totalmente insostenible. 

En 2021, Jacinda Ardern dio un gran paso en favor de la comunidad trans y no binaria, pues impulsó una ley para modificar el sexo en todos los documentos, alejado de una burocracia cansada y de un trámite engorroso, la primera ministra ofreció la posibilidad para alinear el sexo con la identidad de género de una manera simple y rápida para cualquier persona que así lo deseara. 

“Este cambio de ley marcará una diferencia real para los neozelandeses transgénero, no binarios e intersexuales”, señaló el ministro de asuntos internos Jan Tinetti. 

En conferencia, Jacinda Ardern señaló que el motivo principal para visibilizar a este sector, era un bienestar común que trastoca muchas áreas, pues no sólo se trataba de una cuestión de género, sino también, de mejorar la calidad de vida y el estado emocional de miles de neozelandeses. 

  • Despenalización del aborto 

Durante casi medio siglo, el aborto era criminalizado y castigado hasta con 14 años de prisión en Nueva Zelanda, estas leyes arcaicas se habían mantenido hasta la llegada de Ardern que prometió en campaña hacer algo por cambiar esa realidad. 

Dos años le tomó modificar esta ley, pues luego de múltiples intentos, la discusión de los conservadores diputados se convirtió en un serio problema para la primera ministra que no podía lograr avanzar en materia de derechos sexuales y aborto. 

Sin embargo, en marzo del 2020 se logró concretar un acuerdo despenalizando el aborto y permitiendo la interrupción legal hasta las 20 semanas de gestación. Asimismo, destaca la clara perspectiva de género en esta decisión, pues para la primera ministra era importante que todas las personas gestantes contaran con apoyo médico pero también, de acompañamiento antes, durante y después del aborto. 

Fue así, que después de más de cuatro décadas de lucha se consideró anticonstitucional la punibilidad de las leyes sobre las personas que abortaran, además, se eliminaron todas las trabas. Es decir, la persona gestante no tenía que demostrar el porqué quería abortar o si había una justificación de por medio, pues el aborto ya era un derecho libre y una decisión individual. 

En Nueva Zelanda 13 de cada 100 mujeres abortaban, casi el doble que en Alemania o al mismo nivel que países con mayor densidad poblacional como Estados Unidos, por ello, la urgencia de despenalizar el aborto fue una prioridad para Jacinda Ardern que cumplió con su promesa de convertir el aborto de un crimen a una libertad.