Desde que somos niñas los adultos a nuestro alrededor nos alientan a “echarle ganas” y trabajar duro para, en algún futuro, llegar a puestos altos en donde podamos desarrollarnos profesionalmente gracias al esfuerzo que por años hemos trabajado. Es así como crecemos “echándole ganas” a la vida, a la escuela y al trabajo, pero al salir al mundo laboral y a pesar de todos esos años de preparación nos damos cuenta de la realidad contraria en donde nuestros méritos profesionales quedan aplastados por quienes tienen privilegios o “palancas”, ¿por qué ellos sí y yo no?

Bajo estos cuestionamientos se ha comenzado a hablar sobre la meritocracia, un término que lleva muchos años estudiándose, pero que parece describir a la perfección la situación desigual que se vive hoy en día. De acuerdo con el portal Nexos, el concepto de meritocracia que se usa en la actualidad está ligado a la idea de que todos los individuos pueden alcanzar una movilidad social ascendente si se lo proponen; es decir, se asume que las personas pueden incrementar sus ingresos y ascender en la escala social a través de su talento y esfuerzo.

Esta definición de meritocracia resulta problemática dado que está basada en una estructura individualista y excluyente que mantiene a las personas en un estado de competencia perpetua con los demás. –Littler, 2017.

Bajo esta manera de accionar por la vida muchas personas con demasiados privilegios asumen que “el pobre es pobre porque quiere” y afirman que, si una persona que se encuentra en situaciones vulnerables como la pobreza y trabaja duro, puede convertirse en millonario.

Es así como las personas que generan mayores ingresos no son conscientes de los privilegios que los han llevado hasta allí y justifican su éxito profesional como un resultado de su propio esfuerzo, mientras que las personas en situaciones vulnerables también piensan que si trabajan más podrán llegar a conseguir esos privilegios, esto sin tener en cuenta las opresiones sistémicas que les impiden escalar a pesar de sus capacidades.

Meritocracia e igualdad

Según el académico Michael Sandel, la meritocracia es un ideal atractivo porque promete que, si todo el mundo tiene las mismas oportunidades, los ganadores merecen ganar. Pero existen dos problemas con la meritocracia:

  • Ideales meritocráticos: De acuerdo con el académico, las personas en general no están a la “altura” de los ideales meritocráticos que se profesan porque las oportunidades no son realmente las mismas para todas las personas.
  • Percepción del éxito: La meritocracia alienta a que quienes tienen éxito crean que éste se debe a sus propios méritos y que, por tanto, merecen todas las recompensas que las sociedades de mercado otorgan a los ganadores. Pero si los que tienen éxito creen que se lo han ganado con sus propios logros, también tienden a pensar que los que se han quedado atrás son responsables de estar así, explica.

Esto lleva a dividir a las personas en ganadores y perdedores y crea arrogancia entre los ganadores y humillación hacia los que no han podido llegar a la meta que tenían. En este sentido, la meritocracia puede impedir el desarrollo de políticas sociales que buscan, precisamente, para equilibrar el terreno social y eliminar las desigualdades ya que dentro de la meritocracia todas las personas son iguales sin importar las opresiones que vivan.

A raíz de la interiorización de estas creencias, en los últimos años han salido a la luz muchas personas que se identifican como “coach” y refuerzan esta creencia: puedes conseguir lo que te propongas, debes emprender, debes salir de tu zona de confort y romper tus límites. Esta doctrina es propia del capitalismo vigente que premia el individualismo y la competición, bajo la idea meritocrática de que el que más le eche ganas será el que más consiga, afirma El País.

Meritocracia y feminismo

Dentro de las distintas ramas del feminismo se ha buscado cuestionar constantemente la meritocracia debido a que ésta tiene una conexión muy cercana con el sistema patriarcal ya que se dice que las mujeres pueden desarrollarse en todos los ámbitos de su vida si se esfuerzan lo suficiente.

El medio Página 12 representa a la meritocracia como una carrera: la meritocracia habla de esforzarse para ganar la carrera, pero esconde que en la realidad no todos parten de la misma línea de salida. Si eres mujer y tienes a tu cargo el cuidado de tu familia, tienes menos tiempo de “entrenar” y de “correr” la carrera; si no tienes que cuidar de nadie, por el simple hecho de ser mujer probablemente haya menos gente interesada en “entrenarte”, pues se espera que en algún momento dejes “la carrera” para ir a cuidar.

Para los feminismos que existen actualmente es de suma importancia reconocer estas desigualdades que viven las mujeres y así accionar desde la interseccionalidad: si tienes la piel oscura, si vienes de familia trabajadora, si eres lesbiana o trans, la sociedad te hace arrancar la carrera todavía de más atrás, afirma el portal.