De manera paulatina, las mujeres han intentado cerrar las brechas de género y romper con el rol de género establecido, sin embargo, es imposible arrancar de raíz todo pensamiento misógino de nuestras sociedades que, históricamente, han colocado a la mujer en una posición y al hombre en otra. 

Una prueba fehaciente de esto, es la cantidad de comentarios desagradables que encontramos constantemente en redes y situaciones que nos hacen cuestionar si realmente, existe una concientización orientada a sociedades más justas. Precisamente, este fue el caso de Mazi Ifeanyi, un joven nigeriano que se viralizó rápidamente en twitter luego de compartir algunos requisitos para la mujer con quien compartiría su vida. 

A través de estos requisitos, Mazi dejó en claro que lo más importante no era una relación de compañerismo, sino más bien, la mujer en su ideal, debía cumplir con un rol maternal que satisficiera todas las necesidades de servicio que le placieran. 

“Si una mujer quiere casarse conmigo debe pasar cuatro meses con mi madre y hermana para aprender a cocinar mi comida favorita y mis preferencias. Cualquier mujer que no esté lista para aprender de mi mamá no puede ser mi esposa”, compartió en redes. 

Asimismo, lanzó su “convocatoria” para las interesadas haciendo especial hincapié en su selectividad, pues los matrimonios de las generaciones pasadas eran duraderos porque el hombre era tratado “como un rey”.

Por supuesto, los usuarios no tardaron en responder a lo absurdo de sus parámetros, pues señalaron, todo se trataba de un acto terriblemente machista y misógino. A la par, algunas mujeres cuestionaron el rol maternal que él buscaba en su futura pareja y le pidieron que mejor, aprendiera a ser un adulto funcional cocinando su propia comida. 

Las mujeres no son madres ni cuidadoras de su pareja

Elaine Féliz, autora del libro “Crisis y liberación” aborda precisamente este tema sobre las mujeres que ejercen una doble maternidad con sus esposos; mujeres que regañan, cuidan, persiguen, cocinan, limpian e infantilzan a su pareja. Elaine, explica que es importante hacer una introspección en nosotras mismas y saber si fuimos criadas para ser mujeres o madres. 

“Cada vez que una mujer incluye a su pareja en la sumatoria de la maternidad, revela que le enseñaron que ser mujer es ser madre”, explica para La Tercera. 

Por ello, una mujer que no cumple con las exigencias de lo que socialmente le debería corresponder es considerada una mala mujer, una mujer egoísta o una mujer que no está lista para ser esposa. En nuestra cultura patriarcal, es impensable que una mujer no cumpla con el rol de cuidadora que “le corresponde”.

“Las mujeres que no saben cocinar, que no les interesa casarse o tener hijos son atacadas, porque desobedecen el mandato y desde su libertad, no podrán ser controladas por el sistema de cuidados que sólo las responsabiliza a ellas”, explica Elaine. 

En entrevista con la psicoterapeuta feminista Carla Morales, explica que que el amor siempre debe ser un acto de bienestar y plenitud; una experiencia de compañerismo que nos haga sentir merecedoras de ese amor por el simple hecho de existir, sin necesidad de que alguien más nos valide.

Cuando un hombre busca a una mujer que cumpla con los mismos actos que su madre / hermanas, es importante entender que entonces, la relación parte desde la conveniencia; ¿qué es lo que él necesita?, en un acto de egoísmo, no ve a la mujer en una posición de igual y reciprocidad, sino la reduce a un beneficio que puede obtener, por lo que siempre es un buen momento para recordar que las mujeres no somos madres ni cuidadoras de nuestra pareja. Sobre esto, la psicólogo especializada en estudios de género  Irina Durán comparte para el artículo “No normalicemos que la pareja sea un hijo más” 

“Cuando alguien busca algo en su pareja, lo que hace es no ver a otro, sino que se concentra en lo que él necesita (…) es un vínculo desde las necesidades y no de lo que tengo para entregar”