Al pensar en violencia de manera tácita se adopta una idea colectiva de contacto físico, por lo tanto, es necesario que se observe la violencia en todas sus dimensiones estructurales, económicas, de género y por supuesto, de lenguaje. La lengua es un instrumento que adopta diversas formas, es cambiante y está vivo, sin embargo, es frecuente que existan vestigios de prácticas que necesitamos cuestionar y erradicar, por ejemplo, cuando a través del lenguaje adoptamos el racismo, la transfobia, la misoginia, el clasismo y un larguísimo etcétera. 

La internalización de algunos conceptos y normalización de los mismos se extiende en todos los aspectos de nuestra cotidianidad; escuchamos palabras violentas en la calle, en las escuelas, en la familia, en la televisión, radio y en general en todo medio masivo de comunicación que replica el lenguaje sin cuestionar el poder que poseen al ser difusores y también, constructores de nuestra realidad.

“Los medios de comunicación, como instituciones legitimadas y con alto grado de credibilidad, producen significados que se graban poderosa e indeleblemente en mi conciencia y se constituyen como conocimiento que se reafirma en todo el entramado simbólico de la cultura”, comparte Celina Ramos en el artículo académico “Los medios de comunicación, agentes constructores de lo real”

Sobre esta línea, Yovanna Blasco, del medio independiente Afrofeminas, se detiene precisamente en la postura de un lenguaje normalizado que apela al racismo. En remembranza, la periodista explica que mirando la televisión notó que en las megaproducciones de Netflix usualmente evitaban hablar sobre las personas negras utilizando a cambio, la expresión “personas de color”, ¿por qué resulta tan incómodo para la blanquitud utilizar palabras relacionadas a la comunidad afro?

“Gente de color es una expresión que ha sido interiorizada por una gran parte de  la población y a pesar de que muchas personas hayan utilizado esa palabra para  tratar de “no ofender” (…),  pero para una persona racializada, no se escucha como “no  quiero ofenderte”, sino como “no te voy a decir que eres negro porque es algo  malo y ya tienes bastante con serlo como para que te lo recuerde”. (Traducciones con prejuicios y el término “de color” escrito por Yovanna Blasco)

Sobre el lenguaje violento y la réplica del medio masivo

De manera inconsciente asumimos y adoptamos posturas que han sido construidas a través de series y películas; utilizamos “personas de color” porque es así como se dice en los medios, asumiendo totalmente que es la manera correcta, sin embargo, es necesario cuestionar si el lenguaje que utilizamos es el correcto para dejar de replicar prácticas racistas y excluyentes. 

La activista en pro de derechos humanos y estudiante de mediación interlingüística, Yovanna, explica a la par que el pilar de este debate es el respeto y concluye: “sí, soy negra y no me ofende que me lo digan (…) negro no es una palabra ofensiva. No puedes exigir que una persona sea mencionada como uno quiera sólo porque alguien fuera de la comunidad (blancos) dijo que así debía ser”

Y es que este es un punto clave sobre dónde nuestro lenguaje está construido y quién lo construye; lo construye un grupo reducido de personas privilegiadas sin mirar a otros sectores que, en un ideal, deberían ser quienes construyan la semántica en torno a su manera de relacionarse con el mundo. 

Cuando los medios masivos de comunicación identifiquen y reconozcan la violencia en el lenguaje, nos permitirá construir sociedades más conscientes que instrumentalicen nuestro lenguaje de manera incluyente y libre de violencias, pero ¿cómo nos podemos acercar a este ideal si nuestros medios sigue abonando a una confusión semántica sobre lo que no es y lo que es violencia?