Han pasado casi cuatro meses desde que las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini comenzaron, la mujer fue detenida por no llevar bien puesto el hijab y en un acto de abuso de poder murió; en protesta por aquella muerte las mujeres iraníes comenzaron a habitar las calles sin usar el hijab y algunas de ellas incluso cortaron su cabello.

En respuesta a las protestas, la Fiscalía General de Irán le pidió a la Policía “castigar con firmeza” a las mujeres que no porten correctamente el hijab y recordaron que el castigo por usar de manera incorrecta el hijab o salir a la calle sin él son de entre 10 días y dos meses de cárcel, pero ha añadido que también se puede castigar con otras medidas como “el exilio, la prohibición de trabajar o abandonar el país o la obligación de realizar servicios públicos”, entre otros.

El delito de la falta de uso del velo es uno de los crímenes más evidentes y las fuerzas de seguridad están obligadas a implementar las leyes, afirmó la Fiscalía General.

Antes de las protestas por la muerte de Masha Amini era impensable ver a las mujeres iraníes tomando las calles y, mucho menos, sin portar el hijab, pero desde septiembre del 2022 el velo se ha convertido en un símbolo de lucha y desobediencia ante las leyes que continúan invisibilizando y violentando a las mujeres de Irán.

Las manifestaciones cada vez son más grandes, pero, de acuerdo con la ONG Irán Human Rights, al menos 500 personas han muerto en las protestas y se han detenido cerca de 20.000; así mismo, por lo menos 16 personas han sido condenadas a muerte y cuatro ejecutadas por su participación en las protestas, las ejecuciones por medio del ahorcamiento han sido severamente criticadas por la comunidad internacional, pero aún no hay intervenciones.

La muerte de Masha Amini

De acuerdo con medios iraníes Mahsa Amini lucía el hiyab un poco suelto, de forma que algunos mechones de cabello asomaban fuera de la prenda, por ello la joven fue detenida por la Policía de la Moral en Teherán mientras se encontraba en la calle con su hermano.

Luego fue conducida a una sede de la Policía de la Moral para una “clase de reeducación”, pero, tras dos horas de espera frente a la comisaría, su hermano descubrió que la joven había sido trasladada en coma en ambulancia a un hospital de la capital iraní. En ese tiempo, él y otros testigos pudieron escuchar gritos y varias mujeres que salieron del lugar dijeron que “habían matado a alguien”.

La mujer ingresó en el centro hospitalario “sin signos vitales” precisó luego la institución sanitaria. La versión de la policía es que la joven estaba enferma previamente y que sufrió un ataque cardíaco mientras esperaba con otras mujeres detenidas, una afirmación que fue desmentida por la familia de Mahsa, quienes sostienen que gozaba de buena salud, afirma El País.

Por su parte, la Policía calificó la muerte de Mahsa como “un incidente desafortunado” y afirmó que es falso que la joven fuese golpeada bajo custodia. “Es un incidente desafortunado y esperamos que no haya incidentes similares”, dijo en una rueda de prensa el jefe de la Policía de Teherán, Hossein Rahimi, pero distintas organizaciones en defensa de los derechos humanos han pedido que se investigue más a profundidad el caso.