“Una loba como yo no está pa' tipos como tú”, se leyó en los cielos con una enorme pancarta. Es así como Shakira anunció su nuevo sencillo, que si bien nos llenó de emoción, también despertó una serie de revuelos que la señalaron y cuestionaron en redes sociales

“Te felicito” y “Monotonía”, sus anteriores sencillos, rápidamente se hicieron virales. Su éxito fue rotundo, pero también contrastante: las redes sociales no tardaron en señalar la figura de Piqué en su música y la manera en que Shakira continúa sin poder “pasar de página” y sigue escribiendo canciones de corazones dolientes. 

Con este nuevo anuncio, la historia se repitió y fue adjetivada de resentida y dolida. En una búsqueda rápida es fácil percatarse que lo que incómoda a la sociedad es la mujer “histérica” y “despechada” que atraviesa una ruptura, a la par, cuando algún artista masculino dedica canciones o álbumes enteros a alguna de sus exparejas es visto como un acto supremo de amor romántico. 

La mujer negada de sentir

Hay un punto medular donde estas ideas se encuentran, para Rafael Ballester de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Jaume, todo converge en la idea de que siempre la mujer es la desequilibrada, la que tiene un sistema nervioso débil, es emocional y mucho más neurótica que el hombre.

¿Por qué la mujer tiene que ser puesta en tela de juicio y ser señalada con algo tan sensible como su salud mental? La música como cualquier fenómeno social traza un rol en la mujer, ya sea de musa o de soltera despechada

En un repaso breve, Shakira no es la única mujer a la que se ha encadenado a estas negativas misóginas. Una Olivia Rodrigo que dedicó un álbum a su primer amor; una Taylor Swift que canta a sus amores de juventud o tal vez, una Karol G que utilizó la música para sanar y salir de una relación violenta. ¿El hilo conductor? En redes sociales todas ellas fueron señaladas como mujeres incapaces de superar a su expareja, despechadas, locas y resentidas. 

En contraparte, un “Madrileño” de C. Tangana, un álbum dedicado totalmente a su expareja y que "para nada" raya lo despechado, sino más bien lo romántico, el amor, el anhelo y la sensibilidad del hombre. Aquí tenemos la doble moral del patriarcado. 

En la conferencia “El poder de la rabia” de Soraya Chemaly, se señala que existen algunas emociones que, por increíble que parezca, también tienen género. El hombre que habla con rabia y dolor es alabado, mientras que la mujer que hace lo mismo es cuestionada y castigada. Soraya explica que históricamente a las mujeres se nos ha negado sentirnos y vivir las emociones, se nos ha pedido reprimirnos. 

¡Siento rabia y tengo todo el derecho a sentirla!, estoy cansada de que cuando demuestro que algo me enfada las otras personas se enfaden, señala la periodista Solange Pascal Marín. Debemos apropiarnos de la rabia y de las emociones negadas que atentan contra los valores impuestos de la feminidad.

Las mujeres tenemos derecho a escribir, cantar y componer lo que nos plazca y lo que alivie el alma sin que se nos señale como resentidas y deprimentes. Somos seres emocionales como cualquier otro y que merecemos respeto a nuestro sentir. Finalmente, en palabras de la misma Soraya Chemaly: 

“El problema es que las sociedades que no respetan las emociones de las mujeres, no respetan a las mujeres”