El sistema patriarcal cuenta con distintas estrategias para obstaculizar el desarrollo profesional y personal de las mujeres, una de ellas es el llamado techo de cristal, concepto que es usado desde el área de la psicología para representar de manera metafórica obstáculos como la brecha salarial, la desigualdad en el número de puestos de responsabilidad, el desequilibrio en el reparto del cuidado de los hijos y las tareas del hogar que evitan que las mujeres puedan acceder a puestos altos en el ámbito laboral.

De acuerdo con el Glosario para la Igualdad del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), “el techo de cristal es un término acuñado en el campo de la psicología para referirse a las barreras invisibles, difíciles de traspasar, que representan los límites a los que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional, no por la carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional”.

Estas barreras u obstáculos invisibles impiden a las mujeres permanecer o ejercer puestos de responsabilidad o dirección en las empresas u organizaciones.

Según el Informe sobre Desarrollo Humano, el techo de cristal no solo impide el ascenso de las mujeres en la esfera del poder político, sino también económico y social. Mientras que algunas leyes y programas contribuido a eliminar estas dificultades, el techo de cristal continúa siendo un impedimento debido a las ideas machistas que aún existen en la sociedad.

De acuerdo con el estudio, el 91% de los hombres de los 75 países (81% de la población global) en los que se han realizado encuestas tienen pensamientos machistas sobre las capacidades de las mujeres para tomar puestos de liderazgo. Aparte un 30% cree que está justificado que un varón pegue a su pareja y el 50% de los hombres cree que ellos tienen más derecho a un trabajo que las mujeres.

¿Por qué existe el techo de cristal?

Son muchos los obstáculos que se presentan en el desarrollo profesional de las mujeres que se basan en estereotipos de género y proceden incluso del entorno familiar y educativo. Por ejemplo:

  • Las estructuras jerárquicas de las organizaciones públicas y privadas se rigen por reglas masculinas y el prototipo de empleado ideal sigue siendo el varón.
  • La designación para ocupar puestos directivos no se hace por méritos sino por elección y tienen mucha influencia las redes sociales que los hombres desarrollan dentro de las organizaciones, pues una parte importante de los acuerdos se toma fuera de los horarios de trabajo.
  • Todavía predomina el estereotipo que relaciona al hombre como directivo y se considera que la mujer no puede serlo porque le falta capacidad de mando y autoridad.
  • En el ámbito personal, las mujeres enfrentan obstáculos internos relacionados con baja autoestima, inseguridad, culpabilidad, perfeccionismo y miedo, consecuencias de la estructura social y la educación sexista y androcéntrica.

Por otra parte, el techo de cristal también es incentivado por el sistema capitalista ya que, en la mayoría de los casos, las mujeres que logran acceder a puestos altos son obligadas a elegir entre su carrera profesional y su vida personal ya que el capitalismo señala que el personal que pretenda escalar la estructura piramidal debe dejar completamente de lado vida personal y las mujeres son aún más cuestionadas por esto debido a el supuesto papel de cuidadoras y madres que tienen dentro de la sociedad.

¿El techo de cristal es un miedo personal?

Con la llegada del término techo de cristal, distintas personas afirmaron que esto no era más que una actitud personal que nada tenía que ver con el sistema patriarcal, pero de acuerdo con Marilyn Loden, la creadora del concepto, el techo de cristal femenino no es una cuestión personal ya que no se trata de una “barrera interna” que las mujeres deciden no romper.

No es que las mujeres no quieran ascender socialmente autoimponiéndose una barrera personal, sino que es una cuestión cultural y sociológica, una barrera externa difícil de romper con la que la cultura machista impide, de un modo oculto, que la mujer esté justamente representada, estas son barreras externas al talento femenino que funcionan como causas extrínsecas para romperlo, afirma el portal El Feminismo.

De acuerdo con el portal El Feminismo, existen distintas causas que evitan el rompimiento del techo de cristal como lo son:

  • El sexismo en la distribución del empleo masculino y femenino (mujeres dedicadas a servicios con sueldos más bajos en profesiones donde raramente hay empleados masculinos).
  • El modelo masculino de mundo laboral: los hombres son líderes innatos.
  • El concepto masculino del éxito profesional y plena dedicación al trabajo.
  • La discriminación por maternidad y el miedo de la mujer a perder el trabajo.
  • Los roles de género que sitúan a la mujer en la función reproductiva de la esfera doméstica que ha creado el modelo patriarcal de doble papel de madres y mujeres relacionando techo de cristal y género.
  • Los estereotipos de género que consideran a la mujer irracional, pasiva y sin capacidad de liderazgo porque no les gusta competir tanto como a los varones.
  • La doble jornada laboral que sufren las mujeres por el escaso reparto de tareas domésticas y por la adscripción del cuidado de niños y parientes enfermos o dependientes evidenciando la idea de que las mujeres no están comprometidas con su trabajo.
  • La falta de políticas de conciliación laboral y familiar que causa que mayoritariamente las mujeres trabajen con reducción de jornada.
  • La mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado que incluye tareas del hogar, cuidado de menores o ancianos, actividades políticas, sindicales, culturales, de formación.

El techo de cristal es una de las barreras que usa el sistema patriarcal para evitar el desarrollo profesional de las mujeres y aunque muchas personas piensan que esta barrera es sólo cuestión de actitud es importante recordar que las opresiones sistémicas no se solucionan “echándole ganas”.